Me escribe Ruja Popova para recordarme que hoy en Bulgaria es el día de Baba Marta (la Abuela Marta). Hoy no hay búlgaro que no lleve prendidas en la ropa estas figuritas en blanco y rojo.La primera vez que visité Sofía fui a merodear por el antiguo barrio sefardí de los "spanyolis", en el centro de la ciudad, con la intención de hacer algunas fotos mientras daba con la casa en la que vivió Elías Canetti. En la confluencia de la calle Zar Ivan Shishman con Ivan Vazos se paró ante mí un hombre cincuentón, más fofo que gordo, mal peinado, con barba de varios días y una ropa tan raída y desgastada como el edificio que yo pretendía fotografiar. Apestaba a alcohol y para mi sorpresa comenzó a balbucear alguna palabra en español. Cuando, poco a poco, fue capaz de enhebrar frases con sentido, me contó que había aprendido español mientras vivía en Budapest con un colombiano. "La historia – me dijo en un lamento – hace tiempo que pasa de largo por Bulgaria. ¡Eso es mierda!" Dio una vuelta completa sobre sí mismo intentando imitar el brindis de un torero, lanzó un beso al cielo y le dijo a su ciudad: "¡No tengo padre, no tengo madre, no tengo dinero, pero te quiero!" E, inmediatamente me pidió dos levas. Le di veinte. Las recibió sin sorpresa, como si las hubiese esperado desde el primer momento.
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jueves, 1 de marzo de 2007
Bulgaria en el corazón
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Vehemencia
I Tras tres días sin poder separarme de Benjamin Labatut y su Maniac , pero ya he cerrado la última página. Y como suele ocurrir cuando has...
Me ha parecido un post muy bonito; de un estilo diferente al habitual (quizá más sentimental), pero muy bonito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Portorosa: Hay experiencias con respecto a las cuales el sentimentalismo es inevitable. Y a mi Bulgaria me ha proporcionado alguno de los momentos más inolvidables de mi vida.
ResponderEliminarGracias.