Sin que sirva de precedente, voy a reproducir la última parte del artículo que suscribe Juan Manuel de Prada en el ABC de hoy con el título de “Las fotitos extremeñas”. Casi estoy completamente de acuerdo con él:
Me gustaría, por último, hacer una consideración sobre la «función provocadora» del arte. El autor de esas fotitos extremeñas, como tantos otros artistas de pacotilla, ha querido posar ante la galería de trasgresor, de «agente provocador» que desafía un tabú social y se expone paladinamente al oprobio. Pero para que exista verdadero tabú es requisito previo imprescindible que exista una estructura de poder efectivo que lo sostenga y castigue severamente sus infracciones; para que exista verdadera provocación, el artista debe desafiar tal estructura y someterse a su castigo. En nuestra época, vituperar los dogmas cristianos no constituye una infracción de ningún tabú, sino por el contrario una manera de asegurarse el aplauso del pensamiento dominante, un recurso facilón para colgarse medallitas y llenarse los bolsillos. Decía Chesterton que la única herejía que nuestra época no admite es la ortodoxia; y que, por tanto, la única forma de provocación verdadera en una sociedad que ha extraviado el concepto de lo sagrado consiste en volver a hacérselo presente otra vez, escandalosamente presente, sin rebozo ni titubeos. Profanar lo sagrado está al alcance de cualquier pelagatos con afán de notoriedad; exaltar lo sagrado sólo está al alcance del verdadero artista, que es el que está dispuesto a escandalizar al pensamiento dominante y a arder en las llamas de los modernos tribunales de la inquisición, que no son precisamente los de antaño.
Amén sea dicho.
ResponderEliminarAunque sobre el final; de artistas que exalten lo sagrado esta llena la historia... debe haber otra forma de "escupirle" a la sociedad actual y es que no me gustaría repetir el camino de los sacerdotes.
Tal vez hasta pueda existir algo más interesante que críticar la sociedad con sus respectivos pensamientos dominantes... o una manera distinta de hacerlo... hace falta un artista con originalidad para inspirar a los filósofos, para que tengamos algo nuevo en que recrearnos.
Me produce mucha alegría, Alejandro, abrir las puertas de El Café de Ocata a un filósofo chileno.
ResponderEliminarDos cosas:
1) Aconséjeme alguna bebida típica de tu país para este café.
2) Sobre el arte: Si algo resulta hoy difícil es provocar. De ahí la crisis del arte, porque todo auténtico artista es un provocador. A veces cuando se critica a Platón por intentar controlar la libertad del artista en su República se olvida que la democrática tenas estuvo a punto de condenar a muerte al gran Fidias. Tuvo que huir deprisa y corriendo, porque no le hubiese salvado ni la amistad de Pericles.
´Trajano condenó al suicidio a su arquitecto porque le hartaba su actitud crítica ante el amateurismo de aquel.
ResponderEliminarUn matiz: el tema que nos ocupa, no es una provocación en arte, sino una provocación a un grupo social, para lucimiento y regodeo de otro grupo.
No creo que estemos ante una cuestioón artística, sino ante una cuestión de marketing de un fotógrafo con calidades técnicas, en aras de una notoriedad a costa de la discreción ante otoros.
La provocación del artista, del arte, es total y parte del mundo del arte frente a la sociedad que comparte el espacio. No es el caso, es provocación parcial, de transgresión nada: mercantilismo subvencionado.
Efectivamente: no estamos aquí ante una provocación artística. Esto es lo que le intentaba decir a Alejandro. El auténtico provocador es un aventurero del espíritu , por lo tanto, siempre está dispuesto a pagar por su aventura el precio del aislamiento absoluto. En este sentido el provocador artístico sincero tiene siempre algo de religioso, puesto que nos religa a lo inesperado.
ResponderEliminarPero lo que hace De Prada en ese fragmento es tirar la pelota fuera del debate. El asunto no es si el artista es de pacotilla, o si está demodé en su provocación, el asunto es la censura a la que se somete su obra.
ResponderEliminarJavier
Un anónimo para otro anónimo:
ResponderEliminarHoy en día, y según para quién, la palabra mágica es 'censura'. Si me presento desnudo al teatro y me impiden entrar, es 'censura'. Si insulto gravemente a alguien y me persiguen judicialmente, es 'censura'... Y así hasta el infinito.
¿Por qué no dejamos de ser tan hipócritas y admitimos que lo que nos gustaría es poder campar a nuestras anchas en un mundo-jungla? Pues venga: todos a la jungla, a la ley del más fuerte.
¡Un poco de rigot intelectual, por favor!