martes, 30 de enero de 2007

La vida como un festival

Un antiguo relato, que parece tener su origen en Heráclides Póntico pero que nos es transmitido sobre todo por Diógenes Laercio, Cicerón y Jámblico, cuenta (sigo la versión de Diógenes Laercio) que Pitágoras comparaba la vida con un festival. Unos acuden para competir, otros para comerciar, y otros más, los mejores, como espectadores. Lo mismo ocurre en la vida –continuaba-: unos persiguen la fama e incrementar sus posesiones materiales; otros, los filósofos, la verdad.”

Cicerón resalta que a Olimpia acudían unos con la pretensión de alcanzar la gloria, otros para comerciar, aprovechando la aglomeración de gentes diversas y, unos pocos, se presentaban únicamente para disfrutar con la visión global de lo que allí se congregaba. Estos últimos son los filósofos. No son meramente los que contemplan, sino los que eligen el modo de vida de la contemplación.

Según Epicteto, Dios hizo algo muy especial con el hombre: “lo introdujo como espectador suyo y de sus obras, y no sólo espectador, sino también intérprete de las mismas. Por eso, vergonzoso es para el hombre comenzar y acabar donde también acabó con nosotros la naturaleza. Mirad, pues, no vengáis a morir sin ser espectadores de tales cosas. A Olimpia, bien peregrináis para ver la obra de Fidias, y cualquiera de vosotros estima por desventura el morir sin haber visitado aquello. En cambio, donde no hay necesidad de peregrinar, sino que ya estáis ahí y tenéis delante las obras, ¿no anheláis contemplar y conocer estas? ¿No sentiréis pues, ni quienes sois ni para qué nacisteis, ni cual sea el fin por el cual recibisteis la vista?

Cuando el mundo antiguo quiera definir la naturaleza del esclavo, describirá sus gestos. El esclavo se delata al caminar con la mirada fija en el suelo. El hombre libre, por el contrario, camina con la mirada elevada hacia el cielo. Bien es cierto que, entonces, al esclavo le corresponde el privilegio de no tropezar, como acostumbran los que caminan mirando las estrellas.

Los intereses de aquellos que acudieron a Olimpia no dejaron de modificarse. Finalmente llegarán quienes, para cumplir con el edicto de Teodosio II, destruyan sus monumentos y levanten una basílica cristiana en el antiguo taller de Fidias. Para entonces ya era costumbre acudir a Olimpia no a mirar, sino a ser visto. Luciano cuenta que un cínico, Peregrino, se inmoló en público sobre una gran hoguera para aumentar de esta manera el prestigio de su secta. Luciano añade que hubo quien pagó un talento por el bastón del filósofo suicida.

5 comentarios:

  1. Ese filósofo contemplativo es lo que Azúa llama un idiota?

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  2. Si es así, entonces Platón es el mayor de los idiotas, ya que sostenía que "ho dialektikós synoptikós". Y para conquistar una visión sinóptica del Todo necesariamente se ha de estar alejado (¿cuánto?) de la inmediatez de la parte (los árboles y el bosque, etc).

    Mi opinión: Sí, el filósofo es inevitablemente un idiota (en el sentido etimológico del término, claro está), pero si quiere seguir filósofando sin vérselas con la cicuta, ha de ocultar esta condición públicamente.

    Los que no tienen que ocultar su idiocia, porque todo en ellos es escaparate, son los sofistas (vulgo intelectuales).

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  3. "...Bien es cierto que, entonces, al esclavo le corresponde el privilegio de no tropezar, como acostumbran los que caminan mirando las estrellas..."
    ¡Cuanta verdad en estas palabras! Mientras más se busca la verdad, más tropiezos se tienen.

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  4. Rita: La sombra de la muchacha tracia -hablaré de ella los próximos días, tú me has sugerido la idea- acompaña inevitablemente a la filosofía desde el principio.

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  5. Os hablare de mi pasion, Gregorio, y un poco sobre sombras.
    Georges Didi Huberman, catedratico de estetica de una univerisdad de Paris, ha publicado una treintena de libros sobre estética, su ultimo libro "le danseur des solitudes" es sobre una obra de Israel Galvan:
    Arena, en este libro Galvan dice que, cree en las sombras, cree que cuando baila, enfrente está su fantasma.

    Su actitud antes que su baile, me marcó profundamente, pienso en el todos los dias de mi vida desde hace 2 años, he recorrido cientos de kilometros para verlo bailar, Barcelona, Burdeos, Sevilla, Zaragoza, San Sebastian, el 13 me voy a Paris a verlo.

    Yo digo de él, que es el baile hecho universal.

    Le han dado el premio nacional de danza 2005, y muchos otros que no nombrare..
    Viene a Barcelona con "Arena", el 23-24-25 al mercat de les Flors, cuesta solo 18 euros.

    Es lo unico seguro que puedo recomendar en mi vida. Id con las personas que ameis.

    Ignacio

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