Simone de Beauvoir París, 1946-47. Boris Vian toca la trompeta, Juliette Greco sirve bebidas en la barra y Merleau Ponty, que como dice Vian, es el único filósofo que sabe hacerlo con gracia, baila apretando su cuerpo contra el de la bella Sonia (la futura Sonia Orwell). Estamos, evidentemente, en el Tabou, el pequeño café de la calle Dauphine abierto las veinticuatro horas. En este momento, toda la gauche existencialista del Tabou (con la única excepción de Camus) detesta a Orwell y a Koestler. Merleau-Ponty acaba de publicar en Les Temps Modernes un artículo de trinchera defendiendo a Stalin y Simone de Beauvoir lo aplaude comentando que "con todo, él (es decir, Stalin) subordinó la moralidad a la historia con mucha más rotundidad que cualquier existencialista". Cosa que, evidentemente, es cierta. Tan cierta que en ningún otro país del mundo, por más fascista que haya sido, han sido asesinados más comunistas que en la Unión Soviética de Stalin.
Quizás fue en el Tabou donde William Phillips, director de Partisan Review, se entrevistó con Simone de Beauvoir por estas fechas. Inmediatamente después le comentó a su amiga Hannah Arendt lo sorprendido que estaba de la “infinidad de tonterías” que Beauvoir podía decir sobre Norteamérica. “El problema, William, es que usted no se da cuenta de que ella no es muy inteligente. En vez de discutir con ella, mejor sería que la cortejara”, le respondió Arendt. O quizás no le dijo eso tan fino de “cortejara” y eligió un término más rotundo, que ella no se cortaba fácilmente y le gustaba lo de al pan y al vino vino.
Y, ya que estoy de cotilleo filosófico, uno más, que también tiene que ver con los franceses.
Carta de Mary McCarthy a Hannah Arendt (París, 1 de junio de 1962): “Una historia que circula sobre Aron. Parece que es un don Juan con sus estudiantes y que las incita a que le otorguen sus favores a cambio de toda clase de promesas que, por supuesto, después no cumple. Pero una de estas muchachas ha redactado una carta de acusación contra él y la ha enviado, mimeografiada, a los principales editores de París y a los profesores de la Sorbona. Una de sus promesas, citada textualmente, es que si ella se acuesta con él, ‘la llevará del brazo a todas las cenas oficiales’. Privada de su recompensa, la chica decidió vengarse.”
Con el Tabou tengo una relación sentimental inducida y heredada de mis padres -de mi madre, sobre todo-, exiliados por entonces en París y amantes de ese ambiente deliciosamente viciado.
ResponderEliminarDesde luego es mítico. Una época. Me alegró saber que Arendt a quien valoraba más de entre toda la intelectualidad francesa era a Camus. Camus no es un gran filósofo, probablemente no es ni filósofo; pero es un intelectual de una honestidad y lucidez a prueba de mandarines y stalins de salón.
Lola
Lola: A mi me encantaría poder darme una vuelta en el tiempo, y colarme de hurtadillas en el Tabou, aunque sólo fuese por conocer a Boris Vian.
ResponderEliminarCamus, estoy de acuerdo, no es ni un filósofo original ni un filósofo sistemático, ergo... pero tiene una mirada clarísima sobre el presente, una mirada límpida que no está enturbiada ni por la miopía de un ego sobrealimentado ni por ningún afán de ser más intelectualmente puro que nadie. De ahí que tuviese una mirada más clarividente que, por ejemplo, la de Sartre. De aquí nace una cuestión interesante sobre la relación entre la realidad y la filosofía. Sartre era el filósofo, y no entendió nunca que no estaba inaugurando una nueva era, sino clausurando una vieja -era el último mohicano, y no lo sabía-; Camus era -¿qué era Camus, un poeta?- otra cosa, y con "L'homme révolté" vio mucho más allá que Sartre, nos vio, por ejemplo, a nosotros, Lola.
¿La Filosofía es como la Poesía? :-P
ResponderEliminarHistorias de la ciencia Dirac: un genio tímido y callado
Cuando el físico norteamericano y padre de la bomba atómica, Robert Oppenheimer, se encontraba trabajando en Göttingen, Dirac fue a verlo y le dijo: "Me han contado que escribes poesía. No puedo entender como alguien que trabaja en los límites de la física puede simultanear su trabajo con la poesía que representa una actividad en el polo opuesto. Cuando trabajas en ciencia tienes que escribir sobre cosas que nadie sabe con palabras que todo el mundo sea capaz de entender. Al escribir poesía [filosofía] estas limitado a decir ... algo que todo el mundo sabe con palabras que nadie entiende".
Camus era un hombre honrado que puso su intelectualidad al servicio de su sinceridad. No fué un filósofo, pero hizo pensar y mucho. Yo lo tengo, con la Arendt, como la pareja que más me ha influido por su lucidez, pasión y vehemencia.
ResponderEliminarLa Beauvoir es otra cosa: yo creo que el existencialismo francés creó, como todos los ismos, pero más los franceses, una pose insoportable. La frasecita que citas, además de ser cierta es para que se arrepintiera, pero esta gente pasó por la vida sin arrepetirse de nada. Egoistas, egocéntricos y flotando en la moda. De Sartre rscato siempr "¿Que es la literatura?" y algo más.
En fin, nos quedan los libros...
Jean Sol Partré?
ResponderEliminarMaty: María Zambrano, que tan poco aparece por este Café de Ocata, podría hablarte largo y tendido sobre la "razón poética".
ResponderEliminarAristóteles, qu a medida que se iba haciendo viejo más amigo se volvía de los mitos, sostuvo que la poesía es más filosófica que la historia. Yo creo que sí. En todo caso cuando la historia se pone en plan filosófico, da miedo.
Luis: Yo he leído "La peste" como un "Decamerón" moderno. En ambas obras, cuando las grandes estructuras se hunden, un grupo de personas se propone vivir a pequeña escala, comprometiéndose con lo concreto. Y en este compromiso está lo esencial.
ResponderEliminarCel·lia: ¡Como se entere tu madre, te vas a enterar! ¡Si es que ya no respetáis nada, los jóvenes!
ResponderEliminarperdón, es culpa de Boris Vian, y de su mujer...
ResponderEliminarY una cosa más, Cel·lia: ¿Cómo es que nunca nos has hablado en Japaníceme de la Yellow Magic Orchestra?:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=Dbvbb_yCKUI
¿Seguro que estás sacando provecho a esa estancia en Japón?
Creo KUri, que eso es lo que hace Camus, reducir los grandes problemas a la escala del ser humano del siglo XX, de su trozo de siglo XX. Hay en Camus una enorme pasión por vivir que le hace no perder el suelo de vista, lo que si sucede con Sartre, que lleno de una cierta soberbia, sobrevuela. Camus siempre dijo que él no era exactamente existencialista, lo declaró en algunas entrevistas a periodistas que están en sus obras completas. Recuerdo haberlo leído, y el mismo Sartre negaba en Camus su existencialismo, no gustándole que estuviera en el mismo club que él.
ResponderEliminarCreo que Camus fué un hombre con un enorme sentido de la ética humanista, a la que se sentía ligado de manera inexorable, con una pasión mediterránea que era realmente más que pasión pulsión.
Luri, no Kuri.
ResponderEliminarUna entrada deliciosa Gregorio.
ResponderEliminarUn saludo
He decidido que ya es hora de que lea Arendt... ¿por dónde comienzo Don Gregorio? ¿O no necesito orientación con eso? Aunque se la agradeceriá
ResponderEliminarVolveré luego por si ha tenido a bien contestarme... sigo bajando... que veo ahí a unas amigas suyas que parecen ser interesantes ;)
Pues yo, doña Kasandra, le recomendaría comenzar por la biografía que ha escrito Elisabeth Young-Bruehl, "Hannah Arendt. Una biografía", editada por Paidos. A ver qué le parece.
ResponderEliminarAnotado Don Gregorio :)
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