El niño que yo era supo de la existencia de ETA en –creo- 1964. Aquel año el camino de Sangüesa a Javier apareció la víspera de la “javierada” sembrado de octavillas. Los guardias civiles de los pueblos comarcanos fueron convocados inmediatamente a recogerlas todas. Sin embargo era posible huronear entre los matorrales de las cunetas y dar con alguna. Es lo que hicimos algunos niños. Recuerdo que traían dibujado el mapa de un país del que nunca había oído hablar, llamado Euzkadi, con su capital muy remarcada: IRUÑA.
La “javierada” es una peregrinación anual multitudinaria de los pueblos navarros hasta la patria chica de San Francisco Javier. Yo la hice varias veces. Una desde Tudela, atravesando las Bardenas; otra desde Azagra; y varias desde Sangüesa.
Muchos años después un honesto militante socialista navarro, J.P., que fue cargo de confianza de un turbio presidente socialista de la comunidad foral de cuyo nombre no quiero acordarme, me contó que él había sido el responsable de aquellas octavillas. Había pasado de una infancia carlista a una juventud separatista; de aquí al PC y del PC al PSN-PSOE. Mientras fue cargo público socialista estuvo varias veces amenazado de muerte por ETA. Un día varios matones rodearon a sus hijos a la salida de la escuela y les metieron el miedo en el alma, amenazándoles de la manera más vil.
J.P. murió, hace pocos años, de un ataque al corazón.
He pensado en J.P. al enterarme del hallazgo de los restos de Carlos Alonso Palate. Y he pensado también en los “héroes” etarras, en todos esos grandes, generosos y patriotas "héroes" dispuestos a cambiar la historia a bombazos, que dejan a su paso un rastro de biografías mutiladas. La historia sigue, y lo hace a su manera, sin que le importen un pimiento ni las biografías rotas ni los nombres de estos "héroes" de la villanía que alimentan al insaciable monstruo de la “causa” con sangre humana. Sangre humana fresca, evidentemente, tan fresca como efímera es la actualidad de su desgracia. Las familias rotas se vuelven a sus casas a llorar a sus muertos en la intimidad y nosotros, los aún intactos, a las nuestras, con el periódico bajo el brazo.
Buen día para pensar sobre ética y política.
un periódico siempre manchado de sangre y fotografías cuanto más grotescas mejor, por que eso vende más que las palabras y las reflexiones.
ResponderEliminarUrte berri on, Arratetxo.
ResponderEliminarY bien venida al Café de Ocata.
Muy buen post
ResponderEliminarGregorio:
ResponderEliminarHe entrado en tu blog a través de un amigo comun y la verdad es que ha merecido la pena. Gracias por ponernos la emoción, que el recuerdo lo pondremos nosotros. Y gracias por hablar con valentía en una sociedad adormecida.
Felipe.
P.D. Te he agregado en mi blog en la sección "bitácoras amigas", así me será más fácil seguirte.
Bien venido a El Café de Ocata. Te agrego también a este Café.
ResponderEliminarAsí estamos, Don Gregorio.
ResponderEliminarMe produce pena. Y un poco de miedo. Esta gente está completamente enloquecida; hace tiempo que franquearon el límite. ¿Cómo pensar que alguien va a pasar de héroe patriota a asesino sanguinario? No van a parar jamás, el abismo que va del heroe al villano lo impedirá.
Y también me dan miedo la sociedad política. Alcaraz insinuado que el PSOE ha estado mezclado en el asesinato, el chiste del avui, Pio Moa jactándose de que se alegra que termine el proceso. Es desasosegante.
Por otra parte, gran post.
Gracias Joseph. Sí, es desasosegante. Estamos cansados. Y nuestro cansancio es su victoria. En cierta manera somos moralmente culpables de nuestro hastío.
ResponderEliminarEn el fondo algunos sabíamos (no se cuantos ni quienes) que esto era provisional, como lo ha sido durante 40 años. Una provisionalidad de eternidad constatable.
ResponderEliminarEl día 2 fuí en coche a Barajas, aparque en la T4, aparcamiento A, plaza 111 y recogí a mis dos hijos de 33 y 32 años que han conocido a ETA desde el día en que nacieron. Llegaban desde Barcelona. Restaurada la "normalidad" no quedaba sinoi pasar frí en una sala de llegada sin cristales que rotos por la explosión, no cobijaban de los 2 grados de temperatura. No sentí miedo, ni preocupación mientras dejaba el coche a 200 metros de los dos aparcamientos hundidos. Ni cuando dejé el coche ni cuando lo recogí. Mis hijos, como tanta gente, hizo unas fotos de la ruina, de los coches hechos girones.
Sabemos que es así, nos puede tocar mañana o nunca, y seguramente será nunca.
El terror, como la constumbre, son profesionalidades, a estas alturas. La pregunta no es retórica ¿Qué importa realmente todo esto?
La conciencia de provisionalidad, en mi caso, se deriva de la conciencia de que ETA no es el IRA. ¿Recordáis lo que les pasaba a los disidentes del IRA? En ETA los disidentes, históricamente, han sido los que han querido la paz. Ternera está -parece- acabado. Volvemos a empezar.
ResponderEliminarSentir dolor o repugnancia, llorar aunque no conozcas a los asesinados, quedarte pensando cómo es posible, cómo es posible que haya gente que actúe así, que pueda destruir y pueda matar así, fríamente, alevosamente, cobardemente.
ResponderEliminarYo me pregunto también por ellos. ¿Cómo son?¿Son como yo? ¿yo soy como ellos? ¿Qué hace un tipo de éstos después? ¿se larga tranquilamente a ocmer, a desayunar, se pone a leer en el periódico lo que hizo?
Viendo las imágenes de la familia ecuatoriana, de la madre, de los hermanos de Palate, a uno le dan ganas de bajarse del mundo, de decir que no pertenece a una especie capaz de provocar tanta desgracia ajena, tanto destrozo. Dos hombres que vinieron a mejorar el nivel de vida de los suyos y que encontraron esa muerte.
Aún así, en mi nombre, sí.
Habrá alguna vez un interloctor que comprenda que esto no conduce a ningún sitio, excepto al horror, al crimen. En Irlanda lo hubo. Yo sigo esperando que aparezca un Jerry Adams. Y cuando aparezca, en mi nombre, definitivamente, sí.
Un abrazo, Gregorio.
Recuerdas la pancarta que hicimos con J.P. en la Escola de estiu cuando L.Llac estrenó unas estrofas de Campanadas a mort?.Nostalgia.
ResponderEliminarRecuerdo Maga, muchas cosas agradables de aquella Escola. Recuerdo varias asociadas a J.P., como la alteración de su estado de ánimo a medida que se acercaba el 7 de julio. Recuerdo que hicimos una pancarta. Pero no recuerdo, por desgracia, su contenido. ¿Qué ponía?
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