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lunes, 22 de enero de 2007

Atocha

Recoge hoy la prensa, perdida entre sus pliegues, la muerte de Miguel Sarabia, uno de los sobrevivientes del terrible atentado contra el despacho de los abogados laboralistas de Atocha. Ha muerto 3 días antes del 30 aniversario del atentado, así que escribo esto en el tránsito de una a otra fecha.

Recuerdo muy bien la tarde del 24 de enero de 1977. Era joven y la épica, la ética y la estética se confundían en mí, formando una nebulosa de entusiasmo filantrópico ilimitado. Estaba tan dispuesto a salvar al mundo que no me hubiese importando llevarme a medio mundo por delante. A eso lo llamábamos revolución.

Acudí exaltado a la Universidad de Barcelona. Estaba haciendo tercer curso de una carrera de cuyo nombre no quiero acordarme. Y aunque los estudiantes –Marta Harnecker dixit- sólo éramos un grupo social asimilable a la pequeña burguesía, éramos la vanguardia de los grupos sociales asimilables a la pequeña burguesía, por lo cual esperaba encontrarme con un ambiente caldeado. Pero la consigna, clara y rotunda, era la calma. Sin duda –hoy lo sé- era lo más sensato, pero ¿quién quiere sensatez en las vísperas de la revolución?

Sólo dos estudiantes -¡sólo dos!- estábamos decididos a no quedarnos con los brazos cruzados. Así que le pusimos un crespón negro a una bandera republicana y nos lanzamos a … ¿A dónde, si en la calle no había nadie? ¡Pues al metro! ¡Recorreríamos el metro de Barcelona de punta a punta! No teníamos ninguna duda de que contaríamos con la solidaridad del proletariado en tránsito.

Pero no. Para nada. La realidad fue decepcionante. Decepcionante hasta el desencanto. Por los pasillos del metro la gente se apartaba de nosotros y miraban para otro lado. En los vagones sentíamos aún con más intensidad la extrañeza, por el vacío que había entre nuestro entusiasmo y el cordón de higiénica distancia que creaban los viajeros a nuestro alrededor. Solamente un señor mayor, muy mayor, alzó el puño a nuestro paso, creo recordar que en Urquinaona. Y eso fue todo. Nadie nos dirigió ni una palabra de aliento ni una palabra de reproche. ¡Éramos transparentes! ¡Invisibles! ¡No éramos nadie!

Aquel fue el primer día del resto de mi vida.

17 comentarios:

  1. El Partido dió una consigna: silencio, calma. Lo recuerdo porque la recibí. Silencio y calma. ¿Que hubiera pasado si en vez de ese silencio, de esa calma, se hubiera salido en masa a la calla, a contestar ferocidad con ferocidad? Me sigue costando creer en la casualidad de unos oscuros simpatizantes de extrema derecha, de un cutre sindicato del transporte que ya no pinmtaba nada, llendo a masacrar a un grupo de abogados laboralistas, porque si. ¿Que esperaban?
    Se sortearon tantos charcos tragando, renunciando, y sobre trodo viendo que a los otros, a muchos de los otros también les horrorizaba...
    El día del entierro si fué, Luri, el inicio del resto de la vida de muchos.

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  2. Las imágenes del entierro eran impresionantes. Y la capacidad de contención. Aquel día el PCE dio una muestra de poder que, sin embargo, visto en perspectiva, tiene algo de canto de cisne.

    Con respecto a mi relato, absolutamente verídico, sólo refleja que la Marta tenía razón.

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  3. A mí me pasó algo muy parecido a tu narración el día del asesinato legal de Puig Antich. Y todavía no estaba en la Universidad, pero me puse a parar y a hablar con toda la gente que me encontraba por la calle. Me imagino que me tomaron por loca. También hay un antes y un después en mi vida.
    Hace poco vimos por la televisión unas imágenes de aquel entierro: también coincidí en que era lo más digno e impresionante que había hecho el PC. Chapeau.

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  4. Lola: quizás si estamos en esto de los blogs sea porque aún nos queda algún rescoldo apostólico por algún rincón de la imaginación.

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  5. (Perdoname por mi falta de sintesis)

    Hola Gregorio, la duda es directa y no es indiscreta:
    El otro dia hablando con un chaval aleman de erasmus, que estudia literatura, comenzamos ha hablar de Rimbaud, le dije que me parecia un pensamiento muy lúcido y radical, de alli le conduje a Pasolini (y el chaval no lo conocia) de alli él, yo le preunte sobre autores alemanes que le gusta, me dijo Hesse, Mann, etc, yo le hable de Goethe, me dijo que le encantaba , blablabla, yo le nombre a Schille, y él puso una cara de asco, empezo a despotricar sobre él, que si su discurso es anticuado... ponia caras y gestos muy despectivos contra él, a mi me ofendio, porque yo solo lei un poema de Schille y me lleno el pecho de esperanza, me parecio un gesto imprudente y negativo por su parte, Luego me dice (el chava, que Voltaire ya dijo que el idealismo aleman y el positivsmo ya no son moderno)

    Schille no es moderno, sus propuestas no son universales y atemporales, eso decia él, yo no soy un especialista, pero lei un articulo sobre un libro que acabade de publicar un biografo aleman que se titula, "Schille o el idealismo aleman" y tenia muy buena pinta, decia algo asi como que Goethe era amigo de Schille, el primero un poco juerguista y el segundo mas cerca de lo divino.

    ¿Que le puedo contestar a ese chaval aleman de erasmus?

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  6. perdonadme que cambie de tema con lo de Schille, esa historia me queda muy lejana, soy del 1984, un niño

    Pero yo tambien lucho porque no cometamos injusticias

    AH, os animo a leer la contraportada de la vaguardia de hoy, 23-01-07 eso si que es alucinante, ante gente asi, me doy cuenta que no soy nadie.

    Igna

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  7. Ignacio: Te animo a leer la magnífica biografía de Rüdiger Safranski sobre Schiller- Se titula precisamente así, "Schiller".
    Lo de si un pensador es antiguo, moderno o postmoderno depende de la capacidad auditiva de quien lo escucha. Yo no encuentro pensador más interesante que Platón. Así qe probablemente no estoy capacitado para llevarle la contraria a tu amigo.
    Un saludo.

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  8. Menos capacitado estoy yo, pero resulta elocuente que Safranski, junto a la mencionada biografía, haya publicado, que yo conozca, otras sobre Schopenhauer, Nietzsche y Heidegger. No creo que el próximo boiografiado vaya a ser yo...
    Por cierto Sr Luri, el otro día me mostré solidario con usted hasta la cicuta, si fuera necesario; no esperaba un júbilo desorbitado por su parte, pero sí al menos algún breve comentario...
    Un saludo.
    C.

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  9. C.: ¡No me ponga usted en aprietos, ande...!

    Por partes:
    1) Las tres me parecen magníficas biografías. Y las tres eran empresas bien difíciles, especialmente la de Heidegger. La de Schiller ha recibido toda clase de premios, parabienes y críticas loables.

    2) "C.": Reconózcame que su "C." se lo pondría muy peliagudo a sus biógrafos. Pero no crea usted que no me tiene intrigado su anonimato solo levemente desvelado en esa "C" que promete, como si se fuera a abrir un paréntesis, pero que nos deja a dos velas, por su negativa a confirmar nada de lo que sugiere. ¿"C" de Carlos Francino? ¿"C" de Carmen Cervera? ¿De Claudio Abbado? Como Usuario Anónimo es usted, señor "C." un juicio sintético a priori.

    3) "C.": La C-icuta. Desde un punto de vista egoísta, en el caso que me viese en el trance de tener que vérmelas con la amarga cicuta, más me gustaría contar con la solidaridad de un Critón que de un émulo. Crearía demasiadas complicaciones. Así que le exonero semejante carga y le encargo, a cambio, sacrificar el gallo a Asklepio.

    4) Mire, como desagravio, aquí tiene barra libre de por vida.

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  10. Hace unos días reflejé en un post mi sentir y mi pesar (aunque en una narración ficticia) ante hechos como los de Atocha y la falta de reacción:
    "Amnesia colectiva de una sociedad envenenada".
    A lo que añado, irónicamente: Y no (envenenada, digo) de cicuta, precisamente...
    Saludos cordiales, Don Gregorio.

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  11. Cada día tengo más claro que algo tiene usted de genial. No esperaba tanto, sinceramente, tomo nota del gallo, y del
    desagravio. ¡¡¡GRACIAS!!!
    C.
    Un Cordial saludo.

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  12. El primer día de mi vida... fueron muchos durante la infancia...
    Pero recuerdo este..
    una espicha, tendría yo diez años...
    la Pasionaria y Carillo en la plaza de toros de Gijón, creo malrecordar...
    Aquello era alzar los puños pero yo tenía hambre, mucha, y si miraba, todo... me gustaban las canciones protesta... siempre
    Pero luego me di cuenta de que todos aquellos, tan en el mitín... le tenían el ojo más echado a la tortilla que yo...
    Escribo esto mientras escucho esos silencios... los disfruto...
    Aunque sigue gustándome cierta canción protesta, y la tortilla, aquel día dejaron de gustarme los mítines políticos.
    Me aburrían y todo por un trozo de tortilla.
    Crecí con esos políticos en la familia que se aburguesaron...
    Con Gallegos que presidían el movimiento asturiano
    Sólo mi abuela merece la pena.
    Sólo mi abuela era capaz de comer tortillas y sentir emoción ideológica.
    Reconozco que yo no estoy dotada de esa especial sensibilidad
    Sigo leyendo Don Gregorio ...
    hacia arriba
    un beso :)
    KSNDR

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  13. Doña Ksandra: Toca usted una cuestión fundamental relativa al ser profundo de las cosas: la metafísica de la tortilla. No voy de coña, que esto es muy serio. Heráclito para hablar de la harmonía se refería a una bebida griega, el "kykeôn". Si hubiera sido hispano se hubiese referido, sin duda, a la tortilla de patatas, lugar donde los contrarios se unen en una harmonía perfecta. Todo lo existencialmente relevante está escrito en una tortilla de patatas bien hecha.

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  14. Me alegro de saberlo Don Gregorio :))
    aunque me lo imaginaba un poquito ;)
    Pero me ha desaparecido otro comentario que dejé aquí hoy y ando loca buscándolo... aunque seguro que no le preguntaba nada indecente :)

    besos

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  15. Evidentemente y Ferran Adrià es "nuestro"
    Derrida...
    C.

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  16. AVISO PARA NAVEGANTES: ¡¡¡QUIEN TOQUE LOS COMENTARIOS DE DOÑA KASANDRA SIN MI PERMISO, SE VA A ENTERAR!!! ¡¡¡EL QUE AVISA, NO ES TRAIDOR!!!

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  17. C.: Tiene usted razón. Tengo que pensar eso despacio.

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