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miércoles, 24 de enero de 2007

La sombra de tu alma

Luis Cernuda, “A un poeta futuro

(...)

Aunque tú no sabrás con cuánto amor hoy busco
Por ese abismo blanco del tiempo venidero
La sombra de tu alma, para aprender de ella
A ordenar mi pasión según nueva medida.

(...)

No conozco otro mundo si no es este,
Y sin ti es triste a veces. Ámame con nostalgia,
Como a una sombra, como yo he amado
La verdad del poeta bajo nombres ya idos.

(...)

6 comentarios:

  1. Ah, Cernuda, siempre tan certero a la hora de 'dolerse' por lo que no posee pero anhela. (Qué apropiado ¿no? tras su post anterior). Saludos.

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  2. Tiento las sombras a la caída de la tarde, en plenitud solar de la mañana, despierto o bien en sueños, y tal vez adelanto los brazos ante mí, palpo el ciego perfil que no consigo nombrar, creo que he visto seres que amo aún y que ya nunca volveré a ver o no me reconocerán ellos a mí, pues quién podría ahora reconocer a quién, cuando tú ya no estás y el último verano arrastró hacia lo lejos tus imágenes, muy lejos, y con ellas la sola referencia cierta a lo visible.

    José Angel Valente (No amanece el cantor -1992-)


    Que difícil es llenar las sombras de ausencia...

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  3. Juan Domingo: Creo que nadie ha hecho con más precisión filigranas con la melancolía (en este caso melancolía del futuro) que Cernuda. Normalmente a los poetas les gusta ahogarse en esa alegría del triste que acostumbra a ser la melancolía. Cernuda no. Todo lo que toca lo convierte en arte.

    Bien venido

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  4. Red Sonja:

    1) Date una vuelta, si quieres, por aquí, te gustará: http://www.fundacion.telefonica.com/at/valente/index.html

    2) «Y todos los poemas que he escrito [...] Me conducen por lentos corredores/ de lenta sombra hacia qué reino oscuro [...] me dan la clave del enigma/ en la pregunta misma sin respuesta/ que hace nacer la luz de mis pupilas ciegas».

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  5. ... porque no puede ser otra cosa más que aire vacío de luz, aquello que solemos denominar "sombra"...

    Lucrecio, La Naturaleza IV 367-368

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  6. Luis, de Manolo Vázquez Montalban:


    Paseo por una ciudad
    sin orillas
    miente la tarde
    espejos despedidas humos
    que denuncian retornos
    me deja solo
    el paso de muchachas alejadas
    no pronuncian mi nombre no decretan
    mi muerte
    entonces regreso
    a los artesonados pasillos del recuerdo
    pieles carnes repletas siluetas
    en sus cueros
    el ruido de los párpados al cerrarse
    y tal vez
    tal vez un grito literario puso nombre
    al instante en que fui feliz
    a la sombra
    siempre a la sombra
    de las muchachas sin flor.

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