Extractos de una carta del Emperador Juliano al filósofo Temistio:
I
“Te recuerdo lo que dice Aristóteles en su Política: "Si se admite que la monarquía es la mejor forma de gobierno, ¿qué hacer con los hijos del rey? ¿Deben reinar también? Pero el gobierno independiente de los méritos personales es funesto (blaberón). ¿Es que acaso el rey transmite su saber a su descendencia? Es difícil confiar en esto, vista la realidad de la naturaleza humana’”.
II
Recuerda Juliano que si Aristóteles habla también de la persona que reina de acuerdo con ley, inmediatamente a continuación específica que es precisamente este acuerdo lo que le impide ser un monarca absoluto.
III
“En cuanto a lo que se llama monarquía absoluta, es decir el régimen en el cual el rey gobierna a su antojo, algunos encuentran contrario a la naturaleza que un único hombre domine a todos los ciudadanos, pues ha de aplicarse una justicia igual a los hombres que son iguales por naturaleza.”
IV
Quien aspire a buen gobernante debe someterse a la ley, ya que “aspirar al dominio de la ley es aspirar al reino de Dios y de la inteligencia, mientras que aspirar al dominio de un hombre, es querer imponerse al reino de las bestias. Los deseos concupiscibles llevan la confusión a los animales de la misma manera que la ira confunde incluso a los mejores hombres. Por esto mismo la ley es la inteligencia desapasionada (áneu oréxeos noûs ho nómos estín)”.
V
Es únicamente a la ley, en tanto que inteligencia desapasionada, a la que debemos confiar el gobierno, y no a un hombre, “pues entre los hombres, sea cual sea su mérito, la razón está ligada al apetito irascible y al apetito concupiscible, pudiendo degenerar en la más terrible de las bestias.”
Y del Emperador Juliano a Jeff Buckley (“Forget her”), que entre ambos mundos me he movido esta tarde.
¡Ah! Después de muchos días sin pasar por aquí, por causas ajenas a mi voluntad, me encuentro en portada a Jeff Buckley, que no sé que tiene que ver con Juliano, pero es uno de mis favoritos junto a Radiohead. ¡Gracias, gracias, gracias!
ResponderEliminarEn "La República", Cicerón viene a decir por boca de Escipión y de sus amigos asistentes al coloquio, desmoralizado por la difícil solución romana, opina que el hombre virtuoso debe participar en la gestoión pública y no apartarse de ella, ya que está capacitado para ello, Defiene un gobierno fuerte como la monarquia, en manos de un varón justo, en el cual se respete la libertad de los mejores (un gobiernob aristocrático) y atendiendo a las necesidades e intereses de todo el pueblo, como correspondería a una democracia.
ResponderEliminarÉl, que pasa su vida buscando las dos alianzas, lo que hoy llamaríamos el consenso, asiste a la decadencia de la moral romana, a la que Elio define en el proemio del Libro III "la república romana se funda en la moral tradicional de sus hombres". El consenso que Cicerón reclana es:
1/ entre caballeros y patricios (aristocracia y ricos)
2 / entre la pluma y la espada (ejército y leyes)
El nunca se consideró, creo, un filósofo y si un hombre de acción, un político al servicio de la cosa público, co0mo hombre virtuoso y preparado que era.
Umla: Tienen (tenemos) en común que hemos pasado la tarde de hoy juntos. Y no ha estado mal.
ResponderEliminarUn resumen magnífico, Luis.
ResponderEliminarProbablemente tienes razón en que él no se consideró filósofo (a veces se define como platónico) y sin embargo fue la principal vía de acceso del vocabulario filosófico griego al entonces manantial latino.
Por supuesto. Inventó latín para traducir del griego.
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