I
"De furia de villanos, de etcétera de notarios y de consulta de médicos, libera me Domine" - Juan Costa, "El gobierno del ciudadano", Zaragoza, 1584.
II
Un nuevo vídeo de animales urbanizándose. Esta vez muestra a un par de ciervos paseándose como dos turistas ociosos por las calles de un barrio de París.
III
La Generalitat de Catalunya, reticente ante la vuelta al trabajo en actividades esenciales, ha advertido de un posible rebrote de los contagios si no se acata el confinamiento estricto de la población. Al mismo tiempo, el Servei Català de Trànsit informaba que el Lunes de Pascua, estando vigente el estado de alerta que obliga al confinamiento en las casas, han regresado al área metropolitana de Barcelona 40.432 vehículos. El presidente de Foment del Treball ha defendido el retorno a las actividades no esenciales porque “la que se nos viene encima es grande”.
IV
La primavera está explotando en mi jardín:
V
La OMS: “El nuevo coronavirus que da lugar al covid-19 es 10 veces más mortal que la gripe A (H1N1), que apareció en marzo del 2009 en México”.
VI
VII
Jesús Silva-Herzog sostiene en su blog “Andar y ver” que la falta de realismo político “es, aunque parezca extraño, resultado de una imaginación seca”. Estoy de acuerdo. El pobre de imaginación es incapaz de ver nada que ponga en cuestión sus prejuicios y no sabe mantener un trato saludable con lo que tiene delante de las narices. No ve más que la parte de la realidad adicta a sus preconcepciones. El resto le resulta sencillamente impensable. “La imaginación es la perdición del ideólogo”, concluye. Pues bien, la Generalitat de Catalunya se ha sentido gravemente ofendida porque el gobierno de España le ha mandado 1.714.000 mascarillas. ¡1.714! Ha tomado la cifra como un agravio a la historia de los catalanes. A Navarra han mandado 16.000 mascarillas. Curiosamente el año 1600 se derrumbó el claustro gótico de la Real Colegiata de Santa María de Roncesvalles y Francis Bacon descubrió la existencia de una cosa llamada "sesgo confirmatorio".
VIII
IX
La liturgia de los aplausos de las ocho de la tarde se ha impuesto en mi calle como una celebración eucarística. Diría que hemos descubierto colectivamente el placer de tener la obligación de un ritual compartido. Ayer estaba hablando amenamente por teléfono con un amigo de Málaga cuando dieron las ocho y le dije que tenía que colgar. No solo aplaudimos con ganas e, incluso, con cierta rabia. Lo principal es que nos saludamos unos a otros con nuestros aplausos, atentos a que no falte nadie. Me gusta tener esta sujeción a tierra firme, como a un amarre al más allá del confinamiento. Creo que a estas alturas todos tenemos claro que aplaudimos porque así tenemos algo que ofrecernos.
Las flores en su jardín me traen a la cabeza una canción, y no es la de Nacha Pop
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=4nO0XP3AqbM