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sábado, 4 de abril de 2020

Días de coronavirus. 39. Cerveza.

Siento un cierto cansancio de noticias. Hay demasiadas, demasiado sesgadas, frecuentemente son contradictorias y, la inmensa mayoría, muy poco estimulantes. Pero si uno apaga la televisión, descubre pronto que no hay refugio en las redes. Vuelvo pues, al fin, a la lectura.

Pero es imposible sustraerse a lo que nos ocurre, principalmente a las dudas del gobierno. Ahora sale el vicepresidente Pablo Iglesias diciendo que el patriotismo es poner lo general por delante de lo particular. Posiblemente está pensando en lo que los suyos llaman "la socialización del ahorro". No, señor Iglesias, el patriotismo es el reconocimiento espontáneo de lo propio en lo nuestro.

Leo que cuando salimos a comprar llenamos la cesta especialmente con productos frescos (comprensible), repostería, cerveza y bebidas de alta graduación. El consumo de cerveza se ha incrementado un 23% y el de destilados un 17%. Me imagino que estos datos no tienen en cuenta la reducción del consumo debida al cierre de bares y restaurantes.

Navegando por esos mares tecnológicos de Dios, me encuentro con estas palabras de Maya Angelou: "There is nothing quite so tragic as a young cynic, because it means the person has gone from knowing nothing to believing nothing".

¿Nos curará esta pandemia a los europeos del cinismo manso al que nos hemos ido rindiendo relajadamente, poco a poco? 

¿No hay un rastro de cinismo en la tentación de aislarse del ruido circundante?

1 comentario:

  1. He de decirle que lo leo siempre, pero sin veneración a las reflexiones del oráculo. A veces lo encuentro interesante -muchas-, otras veces me parece prepotente y en la certeza de creerse un importante intelectual. Yo lo leo divertido encontrándole tan sugerente como presuntuoso. Eso de creerse un gurú es comprometido. Todavía no ha logrado convencerme de que Emilio Lledó, el primer defensor de las humanidades en el sistema educativo, desbarraba cuando sugirió inocentemente que esa crisis tal vez podría sacarnos de la caverna. Muchas lecturas lo avalarían, frente a su interpretación que leí con interés pero no me convenció. Usted es un buen pensador pero todavía hay mucha distancia entre lo que usted ha aportado y lo que ha aportado Emilio Lledó. A sus noventa y tantos años le leo y veo la humildad, la cualidad de los sabios que ya han pasado muchas fronteras. Sus opiniones, que seguiré leyendo, me sirven y las valoro, pero a la vez no las veo incontrovertibles. Eso sí, que un autor de tan extensa y variada obra, se exponga a tener un blog abierto en que expresa día a día su acontecer dice mucho de usted. Saludos cordiales.

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