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jueves, 26 de marzo de 2020

Días de coronavirus. 21. Terapia

I
No hay alternativa científica a la política. Por eso el político que se parapeta tras los científicos es muy mal político. Las cosas humanas no son cosas de tubos de ensayo. Pero es que, además, la ciencia pocas veces ha sido una voz unánime. La ciencia suele ser -y ahora lo es- una polifonía. Lo que podríamos llamar la “epistemocracia”, es decir, el gobierno de la ciencia o de los sabios es una pesadilla.

II
Entre los científicos también hay populistas.

III
Acabo de enviar un largo artículo, de 7 páginas, a The Objective. Saldrá el sábado y comienza así: 

“Todo estaba preparado -¿recuerdan?- para que el Mobile World Congress nos confirmara que el futuro ya era una rutina, que la tecnología 5G, los big data y la inteligencia artificial tomaban el mando… y, de repente, a un chino normal y corriente le da por zamparse un filete de pangolín (o de civeta o de murciélago -¡qué más da!) y, de nuevo, el factor humano mandó al carajo a nuestras agendas y puso al mundo en cuarentena".

IV
La política se ha transformado en terapia. Pero terapia política. 

V
Hay un riesgo enorme en atender la terapia y olvidar la economía, porque una mala economía sólo puede proporcionar una mala terapia.

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