Buscar este blog

viernes, 3 de noviembre de 2006

Memorias de un hombre con alzheimer II

Una vez, a aquel que era entonces el hombre que ahora tiene alzheimer, lo invitaron a una cena pantagruélica. El anfitrión era un amigo que al fin se había librado por completo de su suegra, una alimaña, una tipeja insoportable, criticona, pendenciera y perdonavidas que le controlaba meticulosamente hasta las manchas de su rompa interior. Y que cada vez que hacia las camas se pasaba media hora poniendo las sábanas al trasluz a ver qué. Pero en fin, la biología es la biología y caritativamente se la quitó de encima. Aquel amigo se sintió libre en su casa por primera vez. Y hubiera sido hasta feliz si no hubiese sido porque a su mujer no se le ocurrió nada mejor que incinerar a la difunta y exponer sus cenizas, en una urna de bronce que le costó un dineral, en el cuarto de estar, entre los candelabros de plata. Voy a tirar por lo recto y os ahorraré detalles. El caso es que, finalmente, la cosa se resolvió de la manera más insospechada. Su mujer se fue con un francés que era representante de una famosa empresa textil catalana. Pero se fue dejándole la urna. El amigo del que os hablo esperó un par de meses y, finalmente, imaginando que ya no le reclamaría las cenizas, las tiró en el vertedero del Garraf. La urna se la trajo a casa, pensando que podía sacar por ella algún dinero. Pasó un mes y recibió una llamada de su mujer pidiéndole, por favor, las cenizas de su madre. Entonces tuvo la brillante idea de invitarnos a todos los amigos a la cena pantagruélica a la que me he referido antes. Tras los postres, sacó tres cajas de montecristos, un extraordinario surtido de licores y la urna, que puso en el centro de la mesa y que se fue llenando poco a poco a lo largo de la sobremesa con las cenizas de los puros. Dos días después, tras haber conseguido darles la apariencia adecuada, se las envió a su mujer.

31 comentarios:

  1. No sé por qué me intuía yo a mitad del relato, Don Gregorio, que iba a contarnos usted algo así. Tal vez porque yo haría lo mismo. Vamos, con las cenizas de mi suegra fijo. Ahora lo de los montecristos... no sé yo, no sé. Creo que optaría por una bacanal o dos, o tres, o cuatro, o dieceseis pero con mucha María. Que después de todo, para mí tengo yo... que guarda más relación con el cielo que los condes y los condestables.

    ResponderEliminar
  2. Todo un clásico, lo de que la ceniza nos equipara al resto de las cosas. Fue un acto de justicia mística.
    javier

    ResponderEliminar
  3. Ja,ja,ja.

    Qué llamativa mala memoria tuvo la ex-esposa, no? No sería alzheimer, pero hay olvidos que...re-matan.

    Por cierto, el caballero bien podía haberle dicho la verdad, pero cometió una mentira piadosa con ella y...consigo mismo, no?

    A ver cómo resuelves la suspicacia de la fugada. Llamará a la policía científica para ver sí las cenizas son las que cree que son?

    ResponderEliminar
  4. Es lo que tienen las cenizas, que no hay manera de discernir de quién o de qué son. Saludos, querido gregorio. Me gustaron mucho los dos posts anteriores. Besos.

    ResponderEliminar
  5. Pues digo yo que se ve, se oye, se huele que el lirismo está hecho de tripas pa fuera, o de corazón pa fuera, aunque pudiera ser una esquela con mucho sentido..

    ResponderEliminar
  6. -teorizo-Un buena historia, magnifica redacción breve, sin duda, así que no se obnubile si le manifiesto la siguiente, detectivesca: y qué hay de la leña? todos estarán de acuerdo en que la ceniza del tabaco es blanco y negra con grumos y la de una persona es negra, finísima. Porqué no se decidió a poner directamente ceniza de madera para cerrar el círculo con un objeto más cerrador del círculo completo, con ceniza no química, de la tierra directamente común ¿?

    ResponderEliminar
  7. Anteo: Gracias a usted me he dado cuenta de la redacción deficiente de la última frase. Donde ponía "Dos días después, de haber conseguido darles la apariencia adecuada, se las envió a su mujer", debería haber puesto -y ahora pone- "Dos días después, tras haber conseguido darles la apariencia adecuada, se las envió a su mujer"

    No tengo ni idea de cómo conguió esa "apariencia adecuada", pero puedo preguntárselo. Suele aparecer los lunes a desayunar a la Plaza de Ocata. Se sienta un poco apartado de todos y comenta las noticias que le llaman la atención en voz alta. Como está completamente sordo, pararse a hablar con él es un escándalo, pero si usted está interesado, se lo pregunto.

    ResponderEliminar
  8. Avanti: Una persona a la que aprecio mucho suele decir que "una mentira bien comuesta, mucho vale y poco cuesta".

    ResponderEliminar
  9. Usuario Anónimo: Una esquela con mucho sentido es la que me juró Erika B. que había visto en un cementerio: "¿Ves como estaba muy malito?". El día que lo contó estaba presente A.C, que nos aseguró que el pondría en su tumba este epitafio: "Resistió hasta el último suspiro".

    ResponderEliminar
  10. Kasandra: Es usted una perversa. Por eso es tan bien venida a este Café.

    ResponderEliminar
  11. Isabel : Te agradezco que hayas abandonado a Eros y a Psique en tu magnífico blog para darte una vuelta por el Café de Ocata. La historia de Apuleyo, que tan bien rehaces, ha sido siempre una centro de interés para mí. Eso que Eros le dice a Psique, es decir, al Alma, "Non videris si videris" ("no me verás si me ves"), tiene mucha miga.

    Para los interesados: http://mujeresderoma.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  12. En esta historia, me llama la atención el hecho del olvido de la urna en el acto de abandonar la casa. Hemos de entender que el francés le inspiró tal pasión que no hizo más que la bolsa y dejó las maletas, porque de lo contrario se hubiera llevado la urna. Claro que, mirándolo desde el punto de vista del amante francés, si la hubiera visto aparecer, urna bajo el vrazo y aire enamorado, se hubiera preocupado (mosquedao) un tanto, porque el fantasma de la suegra suele revolotear en torno a sus cenizas, según dicen las sagas islandesas.
    Por otra parte, amigo Luri, y no es por ser excesivamente riguroso, la cena final ¿fué de hombres solos?

    ResponderEliminar
  13. Vuelvo a insistir que respecto a los detalles, si de verdad os interesan, tendré que interrogar al sordo protagonista.

    Y Luis, sobre tu última cuestión, deberías saber que hay preguntas que los caballeros no se hacen mutuamente en público.

    ResponderEliminar
  14. Pues si tuvieron que consumir tres cajas de montecristos, la impostura le costó un perú. Eso sin contar las delicias de la pantagruélica cena.

    ResponderEliminar
  15. No me resisto a contar otra historia parecida. Un caballero entraba en el estadio de Lopera con una urna con las cenizas de su tío muerto cumpliendo una engorrosa y larga última voluntad. (parecida a los que dedican fortunas en misas postmortem). Después del desconcierto los porteros, le negaron la entrada por ser objeto contundente y proclive de lanzarlo al campo. Fue a ver a Lopera que conmiserativo le permitió entrar la urna y guardarla dentro, pero nadie estaba de acuerdo, ni el empleado que tenía la urna en custodia, ni los que tenían taquillas cercanas ni los vecinos de silla. El sobrino estaba contrito y apenado cuando
    Lopera dio con la solución: poner las cenizas en un tetrabic como camuflaje.
    Allí cambió el contenido, aquí el continente.

    ResponderEliminar
  16. Cerillo, ahí va otra. Una persona tiene que llevar las cenizas de su madre de Madrid a San Sebastián, para esparcirlas en no recuerdo qué lugar de la costa. Como a su madre le gustaba mucho viajar en tren, compró dos billetes y puso la urna cineraria de su madre en el de la ventanilla, que era dnde prefería viajar. Y así hicieron todo el trayecto. Evidentemente en el vagón esta conducta fue objeto de todo tipo de comentarios.

    Gracias por la historia.

    ResponderEliminar
  17. Y una tercera que es rigurosa y veraz. Un amigo mío compró en Barcelona un chalet acosado (el nomb re es adosado, pero encuentro mejor mi calificativo) de segunda mano. Cuando la compra lo visitó, naturalmente con todos los muebles en su sitio, Al cabo de un tiempo entró ya en el chalet como propietario y lo encontró totalmente vacio salvo la mugre que deja la gente siempre como rastro de existencia en la cueva.
    Bien, empezó el proceso de reparación y puntura. El chalé tenía una buhardilla falsa, de esas que se construyen por razones de volumen, pero que solo se habilitan cuando ya se han firmado todos los papeles. esta estaba solamente con una plancha en el techo para acceder a ella si se ponía una escalera.
    Mi amigo subió un día armado de linterna y encontró un espacio vacio con un techo abuhardillado, polvo y poco más, salvo que en un rincón entrevió un bulto. Acabó de subir, ase acercó y vió realmente algo cubierto de tela, pequeño que con la punta de la linterna dejó al descubierto: dos urnas, metálicas, entre plateadas y bronceadas, cubiertas por una tapa.

    Corrió a llamar sin verificar el contenido al antiguo propietario que negó y perjuró saber bada de ello. Inquirieron por propietarios anteriores y los vecinos les dijeron que no, que los que habían vendido eran los únicos, que habían llegado con la primera entrega de los chalés. Volvió ma llamar al propietario y este le dijo que ellos allí no subían nunca y que suyas no eran

    Mi amigo las bajó y un día se llenó desaprensión y abrió las urnas. Una contenía cenizas. La otra solo un papel, un folio plegado en cuatro. Lo sacó, no se si con guantes. Según había en el interior rastros de algo, polvo o ceniza. En el folio unas palabras escritas con letra picuda. recordaba que el folio era de cuadrícula y arrancado de una libreta. La letra, a poco hacer decía solamente: "te queremos"

    Lo guardó todo sin saber que hacer. Fué a la Guardia Civil y esta le dijo que ellos no podían salvo que quisiera hacer una denuncia. "¿De que?" Volvió a casa con las urnas. Ya no están allí, nos dijo al cabo del tiempo. Según dejó entrever las enterró en las obras de otra urbanización vecina, que estaba por construir, en una zanja ya hecha a la espera del hormigón.

    ResponderEliminar
  18. Vamos a ver:
    1) Luis: Me has decepcionado con eso de "Y una tercera que es rigurosa y veraz". ¿Acaso insinúas que las otras eran poco rigurosas y mendaces?

    2)Luis: ¡Acojonante! ¡La historia es buenísima! Ya lo decía Borges: Hay cosas que sólo suceden en la realidad.

    3I Historia de otra casa adosada con falsa buhardilla. En este caso son los primeros propietarios los que al hacer obras descubren en la buhardilla una cama, con colchón, sábanas, mantas, posters del Barça y del Madrid en las paredes, una mesilla, velas y una palangana. Investigando descubrieron que el constructor tenía (y quizás siga teniendo)por costumbre alquilar en cada de una de sus obras (en este caso la casa en cuestión formaba parte de toda una urbanización) una buhardilla a unas señoritas que se sacaban un suelo desargando a los obreros de sus bajas preocupaciones a la hora del almuerzo.

    ResponderEliminar
  19. No, Luri, lo de rigurosa y veraz es porque mi historia podía parecer excesiva. Yo creo que da pie para un relato.

    Y lo de la buhardilla picadero para la hora del almuerzo del obrero, me parece espléndido, sobre todo por los posters del Barça y del Madrid. Si es que al sexo alquilado hay que echarle fe en los colores.

    ResponderEliminar
  20. Claudio.

    Acerca del epitafio citado por Erika B.
    El del humorista inglés Spike Milligan (tan poco conocido por aquí como famoso en su país), fallecido en el 2002: "I told you I was ill". Facilmente verificable.

    ResponderEliminar
  21. Cómo molan sus comentarios de hoy :)

    Besos

    ResponderEliminar
  22. Me gusta, sobre todo, la sana malicia de dar como cenizas de la odiada suegra el placer de los amigos.
    Además, es una buena acción. Pues seguro que el espíritu que va al cielo es siempre el de las cenizas que se conservan juntas ... ¡qué contentos sus habitantes de compartir paraiso con la amistad de tres amigos y no con el espíritu quisquilloso de la maniatica suegra!
    Por cierto, ¿ estará el espíritu de la suegra vagando airada por el Café de Ocata? Vayan con cuidado esta noche.

    ResponderEliminar
  23. Joseph t: No fotem!

    Kasandra: Gracias. Usted sabe que yo valoro mucho sus observaciones.

    Claudio: Evidentemente, lo creo, don Claudio, pero permítame entonces ensalzar al traductor: "Ves como estaba muy malito" (tradutore creatore?)

    ResponderEliminar
  24. Don Gregorio, no se me enfade, que estamos en sábado, día propicio para espíritus y fantasmas.

    ResponderEliminar
  25. Es que don Joseph, me tiene alarmado usted con lo del fantasma de la suegra.

    ResponderEliminar
  26. Estas historias tan divertidas me han hecho reflexionar. Pensaba que eso de incinerarse era mucho más saludable que pudrirse poquito a poco. Ahora ya lo empiezo a dudar, sobre todo porque intuyo que ni después de muerta y quemada acabaré de ser "la suegra"... A ver si tenía razón Quevedo al anunciar "polvo seré, mas polvo enamorado", indicando con ello que ni por esas dejamos de existir... Y, al contrario que Cupido, venimos a decir "aunque no me veas, me verás". Besos, gregorio.

    ResponderEliminar
  27. Isabel: Aquellos polvos qe nos crearon traerán los lodos con los que acabaremos. ¿Recuerdas a Trimalción, el millonario del Satiricón, que quiso ser comido después de muerto por quienes quisieran heredar su fortuna?

    ResponderEliminar
  28. Genial, genial! Me ha gustado tanto que me lo he leído dos veces. Eres un narrador excelente e interesantísimo!

    ResponderEliminar
  29. Se gradecen los elogios. Y me los creo. ¿Quién soy yo para poner en duda la sabiduría de vuestro criterio?

    ResponderEliminar

22 de diciembre

 I Se mire como se mire: el 22 de diciembre debiera ser la fiesta nacional de España. Nada nos une más que la lotería de navidad. II Esa ale...