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sábado, 4 de noviembre de 2006

La CIA como mecenas

Bilbaopundit se hacía eco ayer de los estratosféricos precios alcanzados por una pintura de Jackson Pollock, vendida en Estados Unidos por 140 millones de dólares. “La mancha más cara del mundo”. A raíz de este post he recordado un rumor sobre el patronazgo que la CIA ejerció sobre este artista.

Antes de seguir adelante quiero dejar clara una monstruosa incorrección política: Me parece que la CIA tenía no sólo el derecho, sino la obligación, de participar en la guerra cultural, que fue el verdadero frente de batalla de la guerra fría, fomentando contravalores que pudieran competir eficazmente con la dogmática del llamado arte socialista. Y no fue casual que pudiera contar para ello con la colaboración de trotskistas y extrotskistas norteamericanos y europeos. Las teorías estéticas de Trotsky estaban en las antípodas del estalinismo. Para el stalinismo el arte tenía un valor instrumental, para Trotsky el arte era creador de valor.

Probablemente en la CIA a más de uno se le revolvería el estómago estético al defender el arte por el arte o la autonomía del artista. Pero en lo que a mi respecta, contemplo con mucha más pasión ese arte que, por ejemplo, los bloques pétreos de realismo socialista que convierten los hermosos parques de Sofia, la capital de Bulgaria, en campos de concentración estética. Vaya, que me alegro del triunfo del expresionismo abstracto.

La CIA, pues, sabía lo que se hacía al promocionar el “Free Enterprise Painting” y Pollock también al poner a una de sus obras este preciso título. Entre los representantes del expresionismo abstracto americano que contaron con este "empujoncito" podemos nombrar también a Sam Francis, Willem de Kooning, Barnett Newman, Robert Motherwell y Mark Rothko.

Los detalles de esta operación cultural pueden encontrarse en el libro de Frances Stonor Saunders, La CIA y la guerra fría cultural, Editorial Debate, 2001. Otros libros que tratan de esta cuestión son el de Christine Lindey, Art in the Cold War, y el de Serge Guilbaut How New York Stole the Idea of Modern Art.

El gran instrumento de difusión del expresionismo abstracto fue el llamado “Congress for Cultural Freedom”, del que algún día tendremos que hablar despacio, porque fue decisivo en la lucha gramsciana por la hegemonía cultural entre bloques de los años 50 y 60. Entre sus acciones se encuentra, por ejemplo, la difusión de un filósofo tan de segunda fila como Isaiah Berlin, que dudo mucho que hubiese alcanzado notoriedad alguna si no hubiera contado con el apoyo de los medios del Congreso, entre los que se encontraban “The Encounter” y, muy especialmente, Commentary, patrocinado por Sydney Hook y dirigido, primero por Irving Kristol y, después, por Norman Podhoretz.

A imitación de Commentary se creó en 1978 en Francia Commentaire, con el impulso de Raymond Aron y otros intelectuales franceses. A través de Commentaire se conocieron en Francia las ideas de Allam Bloom y Fukuyama y algunos radicales trotskistas europeos, como Michel Crozier, entraron en contacto con exradicales extrotskistas americanos, como Daniel Bell. Tampoco el antiestalinista Partisan Review fue completamente ajeno, por lo que parece, a esta operación.

19 comentarios:

  1. Me parece cada vez más claro que "nada sucede por casualidad" y esta especie de determinismo contra el que in genuamente milité durante algunos años. ¿El arte fruto de una conspiración? Tengo un buen aprecio por Isaiah Berlin y a Kristoll me lo encuentro ultimamente hasta en la sopa. Te diré que en este Café de Ocata advierto muchas cosas que no advertí en su día. ¿Estará promovido por la CIA?

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  2. He dejado una frase sin acabar:
    "y esta especie de determinismo contra el que ingenuamente milité durante algunos años sin darme cuenta de que estaba yo determinado por otro menos sutil, fué realmente el que ganó la batalla interna en mi. Curioso ¿no?"

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  3. Magnífico marco creativo aún al denotado poder de tratar-se a veces ser de un mecenas despiadado en otros asuntos complejos. Contra soldados incluso, debiera ser una época dorada para los promotores culturales, que no para los ónfalos cabizbajos detentores de admiración y respeto a cualquier precio. Repito, en mi opinión es un gran post, sin contras, lo encuentro auténtico, y diga si es o no un azaroso adjetivo de preciosa rareza en cualquier mundo. Auténtico post y brillante desafortunada exposición la de la frase a continuación,

    Give me a hundred million dollars and a thousand dedicated people, and I will guarantee to generate such a wave of democratic unrest among the masses--yes, even among the soldiers--of Stalin's own empire, that all his problems for a long period of time to come will be internal. I can find the people. Sidney Hook, 1949.

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  4. Verás, Luis: Con respecto a tu duda sobre la promoción por parte de la CIA de El Café de Ocata, como tú muy en comprenderás, tanto si es verdad como si no no tengo otro remedio que negarla categóricamente.

    Sé que aprecias a Berlín, te le he leído alguna vez. Es un buen escritor y un buen intelectual, pero como filósofo es -en mi opinión- un remendón.

    Sobre el determinismo: ahí no volvemos a reconocer, Luis. Cuando uno comienza a dudar del soporte de sus propias convicciones, no le queda más remedio que relativizar muchas cosas, especialmente las relacionadas con la política. Y, más especialmente aún, las relacionadas con la política de trinchera. Hay que mantener firme nuestro derecho a que no nos amarguen la vida con memeces.

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  5. Saludos Gregorio. Como siempre un placer tu café. Me sorprenden todavía los muchos que consideran frusilería al arte. Se olvidan que el arte "expresa" un sentimiento y claro, además, en un contexto...

    Hasta pronto

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  6. Difícil e confuso de congriar la persecución de Pablo Neruda, precisamente él que dijo: "no cae una hoja, sin que esté divinamente planificado" "o así"

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  7. También tengo que hablar un día de Sidney Hook. Gracias por recordármelo, Usuario Anónimo.

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  8. Mar Caliope: ¡Bien regresada! ¡Te echaba en falta por El Café de Ocata! Por cierto: He intentado escribir alguna cosa en tu blog y me ha sido imposible. ¿Qué ocurre?

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  9. Esto es muy interesante porque revela que es muy difícil entender la estética sin la política. Al fín y al cabo, las "ideas estéticas" sin apoyo político tambien terminan en el basurero de la historia. Hay que hablar de la "realizatividad" del arte: No es lo mismo tener una idea estética en Bilbao que en Nueva York.

    Aunque esta historia política del arte precisamente límita el alcance de la definición del arte como "expresión" (¿Expresión del caos sentimental del artista Pollock, o de ciertas ideas del imperio?).

    Uno puede preguntarse si el éxito de la escuela de Nueva York (el "realismo" de un Hopper tuvo un reconocimiento más tranquilo y tardío) reside en la potencia del arte en sí y para sí, en su habilidad para transmitir el "zeitgeist", o bien muestra el poder casi arbitrario del Imperio; como si dijéramos: "somos capaces de vender incluso una mancha, por millones de dólares". Es más, se la vendemos a un mexicano.

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  10. En el caso de Pablo Neruda está claro que algún genio construyo un imperio de imaginación y claro proyecciones infames que, a friegue con la crítica objetiva, obstaculizaron el planteamiento literario de su trabajo. Y aunque Gabriel Garcia Marques le autodenominó poeta del siglo XIX incluso codeándolo con Shakespeare, también le debiera pesar su participación histórica. Y la mala repercusión de la actividad de Pablo para con los demás literatos menos talentosos del territorio chileno, latinoamericano o con retratos izquierdosos-comunistas. Motivo por el cual, con las causas profundas, la libertad limpia entendida, su personalidad no pudo más que resonar por el panorama cultural desde la infancia hasta los aplaudidos laureles futuros.

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  11. Bueno yo en la mancha más cara... sólo veo algo que me gusta mucho: un bosque en otoño, los colores de un bosque.

    Y creo que la mayoría de las personas sin formación política... vamos a ver eso.

    Saludos febriles, que ya me vuelvo a la cama.

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  12. No se puede como dice Eduardo entender la estética sin política, el arte vanguardista, como bien prescindible para la supervivencia, necesita del apoyo político de una sociedad excesiva para sobrevivir.
    Voy a decir unas simplezas, recuerdo aún los tebeos de mi infancia burlarse del arte de Picasso y supongo que no tendría dificultad en encontrar como en algún comentario de Bilbaopundit esta generalizada opinión en amplios sectores sociales y más aún del poder. Por otra parte siguiendo a Luis y a ideas absurdas preconcebidas como los americanos son idiotas, Los Sheriff eran en general buenos y el FBI siempre muy bueno, no tengo ni idea de cuando apareció la CIA, pero me salió mala y no digamos quien la dirigía. Es una idea absolutamente plausible siguiendo con los tópicos, con el apoyo de “nada sucede por casualidad” que mataran apoyando este arte todos los pájaros aquí comentados añadiendo el de paso llevarse la vanguardia a casa que por esto somos los primeros y a la larga da mucho dinero.

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  13. Voy a seguir con las simplezas, a mi me gusta el expresionismo abstracto pero el gusto se educa con lo que te echan.
    Ya lo saben las crónicas son absolutamente parciales para los que vencen aunque en arte gustan a menudo llevarse por delante la vida del artista y no estoy para nada de acuerdo con ello.
    Los nombres sirven a menudo sólo para sacarlos a pasear cuando conviene.
    El tiempo dicta sentencia de lo que la sociedad distingue, si se pudiera borrar lo que distingue por intereses fuera de los artísticos ¿Qué quedaría?

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  14. No se puede entender, desde luego que no, la estética sin la política. ¿Pero qué quiere decir esto? Quiere decir que en los años cuarenta y cincuenta parecía ir de sí que ser artista era ser prosoviético. Aquí está la raiz de todo este asunto.

    El "Congress for Cultural Freedom", que se reunió en marzo de 1949 en el hotel Waldorf-Astoria de Nueva York, estaba concebido como un congreso de intelectuales europeos y americanos. Y se daba por supuesto que, si eran intelectuales, apoyarían a la URSS. La cuestión era extraordinariamente importante en aquel momento. Abundan las polémicas sobre la relación de este Congreso con la CIA. Algunos sugieren que fue la Central quien lo promovió en la sombra; otros sostienen -ya parece lo más verosímil- que se limitó a apoyarlo una vez que descubrió su potencial propagandístico, pero todos parecen de estar de acuerdo en un punto: el Congress for Cultural Freedom acabó siendo una de sus operaciones más inteligentes a lo largo de toda la Guerra Fría (Peter Coleman, "The Liberal Conspiracy: The Congress for Cultural Freedom and the Struggle for the Mind of Postward Europe", Nueva York, The Free Press, 1989).

    El Congreso se proponía, oficialmente, solicitar a los EEUU que mantuviera con la URSS unas relaciones similares a las que ambos países habían tenido a lo largo de la Segunda Guerra mundial. Acudieron Arthur Schlesinger Jr., Lillian Hellman (dejó su testimonio en su libro "Scoundrel Time"), Aaron Copland, Arthur Millar (en su autobiografía "Timebends" menciona también el Congreso), Norman Mailer… y, junto a ellos, varias eminentes figuras de todo el mundo, soviéticos incluidos. En aquellos años previos a la Guerra Fría aún se creía posible organizar un acto de este tipo. ¿Qué ocurrió? ¡Pues que las intervenciones antiamericanas encresparon los ánimos un sector amplio de los congresistas de tal manera que salió el tiro por la culata! ¿Se puede llamar a la amistad común mientras, como hizo Dmitri Shostakovich, se animaba a luchar contra el “nuevo fascismo” americano?

    Posiblemente la persona más cabreada del Congreso por el cariz antiamericano que estaba tomando fue Sydney Hook, que diez años antes había fundado con John Dewey un grupo llamado Committee for Cultural Freedom, que se oponía con la misma radicalidad al comunismo y al fascismo. Al lado de Dewey estaban Eastman, James T. Farell y Dos Passos. La mano derecha de Hook fue James Burnham, lider del trotskismo norteamericano.

    Gracias a Hook el Congreso no sólo no alcanzó sus objetivos sino que puso involuntariamente en marcha lo que nunca había pretendido: una agrupación de intelectuales americanos y europeos decididamente antiestalinistas que organizó un gran congreso alternativo en la ciudad políticamente más emblemática del mundo, Berlín. Así nació el “Kongress für Kulturelle Freiheit”, el 26 de junio de 1950 en el Hotel Titania Palace, dentro de la zona ocupada por los norteamericanos. Melvin Lasky actuó como secretario general. Era un periodista de Nueva York instalado en Alemania. Había sido militante de la izquierda antistalinista, pasando después a ser el redactor en jefe de "Der Monat". El objetivo era crear algo así como una internacional cultural antistalinista. Entre los intelectuales que se encontraron en Berlín estaban Karl Jaspers, Bertrand Russell, Arthur Koestler, Léon Blum, Jacques Maritain, André Gide, Benedetto Croce, François Mauriac y Raymond Aron; del otro lado del Atlántico llegaron, entre otros, John Dewey, Arthur M. Schlesinger, James Burnham y Sidney Hook. Este último fue el organizador responsable de la delegación norteamericana, con el respaldo –parece que fuera de toda duda- del Departamento de Estado y la CIA.

    Un día antes de la fecha prevista para la inauguración del Congreso, Corea del Norte invadió Corea del Sur, lo cual provocó una tremenda conmoción entre los congresistas, conscientes de que la Guerra Fría acababa de entrar en una nueva dinámica de enfrentamiento. Quien tenía preparado un discurso neutralista lo cambió a última hora por otro beligerantemente antiestalinista (fue el caso de Hans Thirring). No faltaron golpes de efectos complementarios, como el del ewscritor Theodor Plievier que se presentó en el Congreso tras huir de la Alemania del Este. De Berlín salió una estructura estable que se mantuvo en vigor hasta 1967, uno de cuyos objetivos era fomentar el arte por ela arte, es decir, todo aquel arte que pusiera de manifiesto la creatividad individual y el genio del artista.

    Hasta su disolución, en 1967, el Congreso se reunió en diferentes ciudades europeas. Una y otra vez aparecen los nombres de Sidney Hook, Arthur Koestler, Melvin J. Lasky, Gertrude Himmelfarb, Dwight Macdonald, Daniel Bell, Irving Kristol, Raymond Aron...

    Probablemente ha sido la institución que más ha contribuido en la conformación de una mentalidad antiestalinista en Europa y en los Estados Unidos. Y sin embargo entre nosotros es completamente desconocida.

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  15. menuda master class el último comentario

    tomate algo luri que ya friego yo los vasos.

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  16. Gracias, Cel·lia. Me voy a servir un "corretto di grappa" bien cargadito.

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  17. Claudio.

    En el blog de Alicia, ésta comenta la noticia de la encuesta en la que resulta ser la persona considerada más peligrosa Ben Laden y la segunda, como no, Bush.
    Con éste congreso que cita el Sr. Luri, los intelectuales y las ideas dominantes, acaba pasando siempre igual: deseo de equidistancia. En la época de la URSS, contra ésta vale pero nunca con EEUU. Hoy igual. Se aspira a no se qué pureza, con el resultado de la inoperancia. O quizá, la inoperancia está primero y lo otro es solo justificación.
    Orwell lo tenía claro. Un socialista y obrerista, con Churchill y contra Hitler. A veces cuesta decir: éstos son de los míos (excepto cuando se trata de animales, claro).

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  18. Escucho anodadado y embelesado. Me uno a Cel.lia, ella friega y yo seco. O al revés, le dejo a ella la elección, que no quiero ser acusado de machista, además.

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  19. Claudio.

    Como veo que el Sr. Luri no se decide, se lo digo yo a todos: si les ha gustado la muestra de erudución de hoy, mucha más en:

    "El neoconservadorisme americá"
    Gregorio Luri
    Angle editorial

    Se lee de un tirón y luego información para mucho tiempo.

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