I
Gracias a todos los que ayer os preocupasteis por mí. Pero estoy perfectamente. Lo mío fue una pequeña pájara mientras subía el Tourmalet, al que no hay manera de verle la cima.
II
Esto de uno de mis blogs de guardia, Auto/ficción: "Pienso en la inconsciencia del que pasea, incapaz de anticipar que con los años inéditos sentirá nostalgia de los pasos inocentes, perdidos para siempre, sabiéndose culpable, ahora, por no advertir -entonces--el peso magnífico de la luz y el aire suavemente aromático, y esa aspereza de la tierra con la que se alegran las manos de los campesinos".
III
El confinamiento es una invitación permanente a la inacción culpable, a pasar las horas muertas tumbado en el sofá, frente a una televisión encendida pero incapaz de decirte nada, aunque no pare de hablar, mientras piensas que hay mil maneras mejor de aprovechar el tiempo. Al prolongarse, inevitablemente nos obliga a mirarnos con displicencia. "¿Esto es todo lo que sabes hacer?", nos preguntamos.
IV
Pasar el tiempo, es decir, poner las riendas de nuestra vida en manos del tiempo, ese es el martirio blando de la desidia. Una dulzura amarga.
V
Los antiguos, y Aristóteles en primer lugar, diferenciaban varias formas de relacionarnos con el tiempo:
1. La "skholé": Es la relación activa con el tiempo libre. Hay que subrayar "libre", porque esta actividad es propia de la persona que tiene cubiertas sus necesidades corporales y se dedica a las actividades liberales, las del espíritu. Los mejores ejemplos de estas actividades serían la música, la lectura y, sobre todo, la teoría. De aquí deriva nuestra escuela.
2. La ocupación ("askholia", o negación de la "skholé): Es el conjunto de actividades con las que tenemos que acarrear para poder disponer de tiempo libre. Es el trabajo ("ponos") que nos permite comprar el descanso. Dice Aristóteles que vamos al trabajo como a la guerra, para conseguir la paz.
3. La recreación ("anapausis"), es el descanso del trabajador, el paréntesis en el que se recuperar fuerzas, el rato del bocadillo o del cortado, vamos.
4. El juego (paidia), que nos relaja, entretiene y divierte.
En nuestra relación con estas diferentes formas de gestionar el tiempo se acaba formando nuestros carácter ("ethos").
VI
A veces Aristóteles utiliza el término "diagogué" en relación con la "skholé". El prefijo "dia" indica proceso, a través de (día-logos, día-metro...). El verbo "ágo" significa conducir. Hermes, el dios conductor de las almas, recibía el apelativo de "diagogueo".
Con esta relación, Aristóteles quiere indicar que la "skholé" es el proceso mediante el cual nos vamos transformando a nosotros mismos.
VII
Y aquí me permito una breve parada en el "pedagogo", término formado con "paidós" (niño) y el verbo "ágo". En Grecia, era la persona que acompañaba al niño hasta el lugar donde se practicaba la "skholé". Cuando comenzó a utilizarse esta palabra en Italia, a la gente le sonaba a "pedante", que no significa otra cosa que "peatón", "andar a pie", porque tenían muy presente el contraste entre la arrogancia de muchos pedagogos (ya resaltada por Platón) y su pobreza (tanto material como de "skholé").
VIII
Un ejemplo un poco hiperbólico de lo que era la "skholé" nos lo proporciona Plinio el Joven en una de sus cartas, al relatar la permanente hambre de sabiduría de su tío, Plinio el Viejo. Nunca dejaba de aprender, fuese el que fuese el bullicio que le rodeaba. Incluso cuando iba a bañarse aprovechaba para escuchar algún libro o dictar algún texto. "A su lado había siempre un secretario con un libro y tabletas (...). Por esta misma razón prefería ser transportado en una silla por Roma. Recuerdo una vez que me criticó por ir caminando y me dijo: 'No deberías haber perdido ese tiempo', porque pensó que se desperdiciaba todo el tiempo que no se dedicaba al estudio".