Visto el actual panorama de políticos complacientes y ciudadanos indignados, más bien parece al revés: el capitán y los oficiales riéndose del pasaje, que se ahoga sin remisión. No se si recuerda, Gregorio, hace unos meses, a la ministra de trabajo italiana llorando cuando anunció medidas duras de recorte, no me cabe duda de que era sincera. Si España fuese Italia, ahí tendríamos a Sáenz de Santamaría bailando la tarantela sobre el cadáver de un pensionista. Menos mal que, en algunos casos, la ficción aún supera a la realidad.
Pues a mí lo de la ministra gimoteante me pareció esperpéntico. Fue algo tan sonrojante que estoy seguro de que no tardaremos en verlo aquí. Corregido y aumentado.
Qué tontos los pasajeros, el capitán y sus oficiales no se van a hundir, para eso se están construyendo un Arca, como la de Noé, con parte de los pocos recursos que hay…y es que no todos hemos sabido aprovechar el haber estudiado con los curas…
Sí, el sentimentalismo en política es una grandísima impostura: hoy hemos tenido el ejemplo de Andrea Fábra, que se ha despachado a gusto gritando ¡qué se jodan! en alusión a las personas que van a sufrir los recortes. Creo que estos ejercicios patológicos y exhibicionistas aquí en la patria del cainismo por excelencia, se parecerán más a esta simpática anécdota sin importancia.
Visto el actual panorama de políticos complacientes y ciudadanos indignados, más bien parece al revés: el capitán y los oficiales riéndose del pasaje, que se ahoga sin remisión. No se si recuerda, Gregorio, hace unos meses, a la ministra de trabajo italiana llorando cuando anunció medidas duras de recorte, no me cabe duda de que era sincera. Si España fuese Italia, ahí tendríamos a Sáenz de Santamaría bailando la tarantela sobre el cadáver de un pensionista. Menos mal que, en algunos casos, la ficción aún supera a la realidad.
ResponderEliminarPues a mí lo de la ministra gimoteante me pareció esperpéntico. Fue algo tan sonrojante que estoy seguro de que no tardaremos en verlo aquí. Corregido y aumentado.
ResponderEliminarA mi parecer, uno de los peores vicios de un político es el sentimentalismo.
EliminarQué tontos los pasajeros, el capitán y sus oficiales no se van a hundir, para eso se están construyendo un Arca, como la de Noé, con parte de los pocos recursos que hay…y es que no todos hemos sabido aprovechar el haber estudiado con los curas…
ResponderEliminarSí, el sentimentalismo en política es una grandísima impostura: hoy hemos tenido el ejemplo de Andrea Fábra, que se ha despachado a gusto gritando ¡qué se jodan! en alusión a las personas que van a sufrir los recortes. Creo que estos ejercicios patológicos y exhibicionistas aquí en la patria del cainismo por excelencia, se parecerán más a esta simpática anécdota sin importancia.
ResponderEliminarLo de la tal Andrea me parece estricta mala educación.
EliminarEntonces, que tomen el mando los pasajeros ¿no?
ResponderEliminarComo en el Titanic, aquí sólo se salvará el que tenga plaza en un bote y se largue cuanto antes.
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