Y el Olimpo aterrizó y se hizo carne en Hollywood, nada de santas, diosas, de mi devoción también, por aquello de que por feligresía a ver si algo se pega... qué barbaridad, cuánta hermosura, y qué magníficos artífices, a Fidias y Práxíteles les crecen los dientes... y a mí también, aunque por diferentes motivos, ;)
La verdad, no hay quien las iguale. Diosas, puras diosas. Y pura iconografía religiosa. ;) Saludo pagano, Don Gregorio.
Por algún lugar dice algún poeta antiguo -y si no lo dijo, debería haberlo dicho- que es pobre aquel que pone la mesa sin esperanza de que un dios venga a compartir con él su comida. Quiero decir que hemos caído, Sofía, en el fas-food y estamos condenados a comer solos.
Escribí la respuesta desde un móvil. Tenía que haber dicho: "Fue una obra del Señor". Pero nuestros errores siempre nos corrigen, como has visto tú bien, Lola.
No nos engañe. Usted no había nacido cuando esas diosas se encarnaban. ¿Quizá por eso las adora? Las diosas que merecen ser adoradas, ¿son siempre del pasado, o fruto de la imaginación?
¿Llegará el día en que alguien, que quizá no haya nacido aún, ponga una vela a Santa Michelle Pfeiffer, o a Emmanuelle Béart?
Supongo que, pronto -o ¿es aún demasiado pronto?- nos deleitará con una primeriza Jeanne Moreau, y con Françoise Dorléac? Aunque, a principios de los sesenta, Usted hubiera casi visto la luz.
Para ser diosa de mi devoción es condición imprescindible haber llenado una pantalla de cinemascope de cine de pueblo o haberse encarnado en los comentarios de mi adolescencia con los amigos. Si no es así, no tienen sitio en mis altares.
El eterno femenino sería un poco como el cuento de la Ava que nunca se acaba, y es que ella es la antípoda morena de Marilyn, con todo lo que eso conlleva.
Ora pro nobis...
ResponderEliminarComo decía Pascal, ¡cuántas estrellas nos ignoran!... Bueno, quizás a usted no.
ResponderEliminarTantes estrelles com hi ha al cel, alguna es deu haver fixat en vosaltres.
ResponderEliminarNo cal amoïnar-s'hi més del compte :-)))
Yo no me quejo... conocí la sonrisa de Miraculosa Miró.
EliminarY el Olimpo aterrizó y se hizo carne en Hollywood, nada de santas, diosas, de mi devoción también, por aquello de que por feligresía a ver si algo se pega... qué barbaridad, cuánta hermosura, y qué magníficos artífices, a Fidias y Práxíteles les crecen los dientes... y a mí también, aunque por diferentes motivos, ;)
ResponderEliminarLa verdad, no hay quien las iguale. Diosas, puras diosas. Y pura iconografía religiosa. ;)
Saludo pagano, Don Gregorio.
Por algún lugar dice algún poeta antiguo -y si no lo dijo, debería haberlo dicho- que es pobre aquel que pone la mesa sin esperanza de que un dios venga a compartir con él su comida.
EliminarQuiero decir que hemos caído, Sofía, en el fas-food y estamos condenados a comer solos.
Esta mujer, de santa tenía poco.
ResponderEliminarFue una del Señor, por eso admirarla es una forma de rezar
ResponderEliminarEste... El Señor es Sinatra ¿no? Vamos que me lo parece,cuando canta sobre todo. Y cuando sonríe.
ResponderEliminarEscribí la respuesta desde un móvil. Tenía que haber dicho: "Fue una obra del Señor".
EliminarPero nuestros errores siempre nos corrigen, como has visto tú bien, Lola.
Don goyo
ResponderEliminarNo nos engañe. Usted no había nacido cuando esas diosas se encarnaban. ¿Quizá por eso las adora?
Las diosas que merecen ser adoradas, ¿son siempre del pasado, o fruto de la imaginación?
¿Llegará el día en que alguien, que quizá no haya nacido aún, ponga una vela a Santa Michelle Pfeiffer, o a Emmanuelle Béart?
Supongo que, pronto -o ¿es aún demasiado pronto?- nos deleitará con una primeriza Jeanne Moreau, y con Françoise Dorléac? Aunque, a principios de los sesenta, Usted hubiera casi visto la luz.
Para ser diosa de mi devoción es condición imprescindible haber llenado una pantalla de cinemascope de cine de pueblo o haberse encarnado en los comentarios de mi adolescencia con los amigos. Si no es así, no tienen sitio en mis altares.
ResponderEliminarEl eterno femenino sería un poco como el cuento de la Ava que nunca se acaba, y es que ella es la antípoda morena de Marilyn, con todo lo que eso conlleva.
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