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viernes, 6 de julio de 2012

El dulce sabor de la sangre

Confesión de Stalin al jefe de los espías soviéticos, Dzerjinsky: "Escoger la víctima, preparar cuidadosamente el golpe, vengarse implacablemente, y luego irse a dormir... No existe nada más dulce en el mundo".

En Julián Gorkin, El asesinato de Trotsky

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Menudo pájaro estaba hecho este Stalin.Dicen que los extremos se tocan y entre este y Hitler,pocas diferencias había,por no decir ninguna.

    Saludos.

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  3. Pero esa voluptuosidad desnuda... A Hitler es posible humanizarlo con su perro, pero stalin destruía alegremente todo lo que se movía a su alrededor, o en su cabeza.
    Vamos, que me parece el puro diablo.
    Que conste que esa comparación es meramente una hipótesis literaria. Al infierno con los dos.

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  4. Ya lo dijo Zamiatin: “Por fin hemos superado la época de la opresión contra las masas. Ahora vivimos la opresión del individuo en nombre de las masas”.

    Me pregunto como se les quedaría el ánimo a Shostakovich o Prokofiev cuando se enteraron de que habían sido acusados de “formalistas” y, por lo tanto, de “enemigos del pueblo”.

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