"... y ayer en As Neves salieron varios ataúdes en procesión con vivos
dentro pidiéndole a la Virgen que les curen los males. «Les hablamos
para que no se aburran», decía uno que llevaba a hombros la caja".
"Me gustan tan poco las reuniones familiares que no pienso ni acudir a mi propio entierro", pensaba ayer, ¡y hoy me trae, Gregorio, esta exaltación del narcisismo sociable! Cualquier disparate neuronal se queda pequeño ante las detonaciones de lo real. ¡Impagable, el abanico, para un pedazo de hielo! En Cieza comenzó como una broma de verano el lanzamiento de huesos de aceituna y ahora es una competición internacional de la que se hacen eco todas las televisiones del mundo...
La verdad es que eso de asistir al ensayo general de tu propio entierro es, según como se mire, tan irreverente, que a uno lo deja con ganas de probarlo. Quizás un día de estos se lo proponga a mi familia. Tomaré puntual y puntillista nota de todo, para no quedar decepcionado por algún mal gesto o o comentario a la hora del estreno.
Hay que haberse tomado algo fuerte (o alucinógeno) para meterse en un ataúd. O quizás es sólo un gran sentido del humor...
ResponderEliminarAhhh... Eso es la fuerza de la costumbre...
EliminarAtaud,cama, lecho... todos tenemos vocación de muertos, como demostramos cada noche. Acostumbrados estamos. Cierto es.
Eliminar"Me gustan tan poco las reuniones familiares que no pienso ni acudir a mi propio entierro", pensaba ayer, ¡y hoy me trae, Gregorio, esta exaltación del narcisismo sociable! Cualquier disparate neuronal se queda pequeño ante las detonaciones de lo real. ¡Impagable, el abanico, para un pedazo de hielo! En Cieza comenzó como una broma de verano el lanzamiento de huesos de aceituna y ahora es una competición internacional de la que se hacen eco todas las televisiones del mundo...
ResponderEliminarLa verdad es que eso de asistir al ensayo general de tu propio entierro es, según como se mire, tan irreverente, que a uno lo deja con ganas de probarlo. Quizás un día de estos se lo proponga a mi familia. Tomaré puntual y puntillista nota de todo, para no quedar decepcionado por algún mal gesto o o comentario a la hora del estreno.
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