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viernes, 3 de agosto de 2007

Navarra: Reflexión socrática

Ensayo de diálogo socrático entre

dos personajes imaginarios: Leukós y Katharós

Leukós: ¿Acaso te parece, amigo mío, que el sufrimiento es un bien?

Katharós: ¡No, por Zeus, no me lo parece!

Leukós: ¿Y un golpe bajo de un camarada provocará un sufrimiento en quien lo recibe?

Katharós: Ciertamente que sí.

Leukós: Los golpes bajos, entonces, no pueden ser un bien.

Katharós: Por supuesto que no.

Leukós (con los ojos brillantes, armando su trampa dialéctica): ¡Por lo tanto el hombre de bien, no da golpes bajos.

Katharós: Esa es la verdad, según mi parecer.

Leukós (dispuesto a hundir el dedo de su dialéctica en la llaga medio abierta de Katharós mientras acaricia dulcemente la cabeza apolínea del efebo Phatis): ¿Y cuando Homero escribe “Aquiles el de los pies ligeros”, ¿Crees que lo decía por su capacidad para dar golpes bajos? ¿Ese era su arte?

Katharós (mientras vierte un poco de vino del oinócoe común a su kílix particular, comienza a ser consciente de dónde se ha metido): ¡No ciertamente, Leukós!

Leukós: Si el arte de Aquiles, el de los pies ligeros, no era dar golpes bajos, es que era un hombre de bien.

Katharós: ¡Ciertamente! ¡Sin duda, por los dioses!

Leukós: ¿Y la cólera no es un mal?

Katharós: Así lo creo.

Leukós: Entonces, cuando Homero habla de “la cólera de Aquiles” no está hablando de un mal propio de Aquiles?

Katharós (sintiéndose ya completamente vencido): Eso me parece, Leukós.

Leukós: ¡Por el Can! ¿Entonces el bien y el mal son idénticos?

Katharós (cogiendo el oinócoe con las dos manos): ¡Glup!

Leukós: ¿Ya no contestas, Katharós?

Katharós: Es que el logos me da vueltas, como si fuera una presa malherida que se ha revuelto contra mí. ¡Me siento como si me hubieses arrojado a un laberinto!

Leukós: No desesperes, aprendiz de Teseo. Eso te pasa porque no te conoces a ti mismo suficientemente. Si te conocieras bien, sabrías también cuáles son tus límites y que no conviene sobrepasar la frontera de la hibris para no soliviantar a los olímpicos.

Katharós: ¿Y si dimito?

Leukós: ¡No, por Zeus! ¡Al contrario! ¡Ahora es cuando comienzas a aprender la importancia de la proporción! Acabas de dar el primer paso en el camino de la sabiduría práctica.

Katharós: ¿Y el demos?

Leukós: El demos te enjuiciará como enjuiciaría un tribunal formado por niños a un médico acusado por un pastelero. No quiero que te hagas falsas ilusiones, pero un hombre sabio sabe ser prudente en cualquier situación.

Katharos: Sólo por curiosidad, ¿Cuál sería la sentencia de ese tribunal?

Leukós: Sin duda, condenaría al médico a beber la cicuta. Pero tú no eres un médico, sino un político y, además, un abogado de prestigio y, por lo tanto, un sofista.


Significado de los términos griegos utilizados:

  • Demos: Pueblo
  • Hibris: Desmesurada confianza en uno mismo.
  • Katharós: Puro. Quizás debiera haber utilizado el femenino plural “Katharai”, pero me parecía excesivo
  • Kílix: Copa de la que se bebía el vino.
  • Leukós: Blanco.
  • Logos: Razonamiento, argumento, discurso.
  • Oinócoe: Jarra de vino.
  • Phatis: Oráculo, augurio. Hay que entender que los griegos no poseían ni oráculos ni augurios estadísticos.

6 comentarios:

  1. Muy bueno el diálogo, sobretodo la parte del demos y su juicio. Es un buen ejemplo de la sociedad griega y el poder. Aunque me parece muy familiar, no sé porqué será.
    Un saludo

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  2. gregorio ese dialogo lo tenemos muchos navarros, pero yo no se quien es el traicionado, los votantes del psn, descubren que su voto es util a upn, y rechazan a la izquierda, que son la mayor parte de los votos, e incluso los verdes piden la union dustboe los rojos. adios psn adios.

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  3. Sospecho, querido Goyo, que nuestros Katharós y Leukós, hace semanas que pasearon de la mano por su particular laberinto coincidiendo punto por punto en el Logos común.

    Los imagino maquinando la forma de que Demos viese a Katharós como un mero aprendiz de Teseo que en su púber ignorancia sólo busca el bien común y el consenso universal de los diferentes diferenciados.

    Mientras Penélope (la que teje y desteje) sonríe con la sonrisa apacible de quien (previamente informada)sabe que al final va a gobernar la Casa Común (dure lo que dure el viaje de nuestros laberínticos personajes).

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  4. Felipe: Sí, efectivamente, ¿Por qué será?

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  5. Sobacaz: ¿El traicionado? Me temo que aquellos que han estado jugando a aprendices de brujo sin saber bien ni a qué jugaban ni qué fuerzas controlaban. El espectáculo final, lamentable, por poco edificante.

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  6. Ilio: me quito e sobrero ante su rostro sólo sospechado. Navarra, ya lo decía Shakespeare, está, lo quiera o no, predestinada a dejar al mundo boquiabierto. Hay una inquietante sensación de fragilidad institucional que no puede sino hacer daño al común de los navarros.

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