Una de las canciones de mi vida, de cuando Dios era, de manera tan elemental como notable, Uno y Cuádruple y yo justo había cumplido 19 años. Aquí estoy, oyéndola una y otra vez, mientras el tren que trae a mi mujer desde Pamplona llega a la estación de Sants (aventura que, tal como están las cosas, no carece de riesgos):
CSNY - Ohio '74
"Se sentirá desgraciado hasta que descubra que lo mejor de la vida es aquella taza de hierbaluisa que bebe junto a la chimenea encendida en compañía de la persona estimada mientras en el jardín las hojas muertas se arremolinan con el viento del otoño" (De "Incerta glòria", claro).
Y si para alguién el momento más feliz de la vida es un dia que se emborracho y se enganchó a la cocaína. ¿Vale también un momento que en un futuro te puede destruir?
ResponderEliminarVaya por donde! Esta canción ha sonado hoy en un magnífico reportage de C33, sobre la historia de la música protesta, o música política; la poli se cargó cuatro chavales en una universidad de Ohio, ¿no es así?
ResponderEliminarLa mejor canción protesta es, sin duda, la deconstrucción del himno norteamericano a cargo de Hendrix.
Tantas veces he escuchado ese tema y visto el vídeo, pero la obviedad me había pasado inadvertida; el nergo tocando una guitarra blanca, para un público blanco...
Tiene que confesarme que la letra se la podrían haber currado más. Fue culpa de Young.
reportage= esquizofrenia bilingüe.
ResponderEliminarLas otras faltas, son auténticas, genuínas.
¿Es el Sr. Gregorio un hombre reivindicativo?
ResponderEliminarAmigos, hasta yo tengo un pasado. No solamente reverenciaba a CSN&Y sino que pensaba que la "beat generation" representaba la cima insuperable de la literatura. ¡Y mira que era difícil conseguir las poesías de Corso, Ginsberg y los otros...! "ON the road" me parecía infinitamente superior a todo el boom latinoameticano, Cortazar incluido. En fin, que eso.
ResponderEliminarPor cierto, no admito palmaditas en la espalda de condescendencia.
Corramos un tupido velo.
ResponderEliminarLipe, no nos amargues la cita, ay.
ResponderEliminar¿Condescendencia? ¿Quién habla de consdescendencia?
ResponderEliminarQue nos quiten lo bailao. Fue divertidísimo, incluídas las drogas, que, por un día o dos, no enganchan a nadie.
Lola
Glubs. Cómo desafinan.
ResponderEliminarEl espía de la cía
Cllaudio.
ResponderEliminarNada que ver. Por si interesa:
http://www.chicagoreader.com/features/stories/leostrauss/
Luri, ahora me cae usted mucho mejor.
ResponderEliminarOn the Road...Los Subterráneos...Los Vagabundos del Dharma...
Sabe usted que el teatro del Prat se llama Kaddish...?
este pueblecito del otro lado del Llobregat tiene una relación especial con Ginsberg...
Lola: ¡Eso es lo jodido, que nos lo han quitado! (las canas han sido -en mi caso, por supuesto- las viles usurpadoras)
ResponderEliminarAnónimo espía de la CIA: ¿y no le hubiese dado igual, por una vez, decir que tienen una concepción muy personal del sentido de la armonía? La verdad es que hay por ahí videos con mejor sonido y menos desafinados, pero a pesar de todo debo reconocer que mi entusiasmo juvenil no se entretenía en esas menudencias.
ResponderEliminarClaudio: Gracias, ¡por supuesto que me interesa!
ResponderEliminarCelia: He corrido a ver qué queda en mi biblioteca de aquella fiebre: sólo tres ruinas:
ResponderEliminar- "Ángeles de desolación", de Jack Kerouac
-"Nova Express" de William Burroughs
- "Cartas del Yage" de Burroughs y Ginsberg.
¿Dónde está todo lo demás?
Me imagino que una buena parte en la biblioteca de mi hijo (¡Dios Santo, qué herencia!) y otra buena parte en vete a saber dónde, pues cuando yo era buena persona dejaba los libros convencido de que para eso estaban.
Para mí "On the Road" supuso el descubrimiento de la literatura. Había leído muchas cosas antes, pero ninguna me situó como lector crítico ante una obra literaria como lo hizo esta. Desde entonces mi devoción por Kerouac ha sido inmensa. Tanta que fui incapaz de escribir un post en el cincuentenario de la publicación de las andanzas de Dean Moriarty y Sal Paradise. No conocía la pasión beatnic de su pueblo. Cataluña está llena de sorpresas.
Otra cosa: Siempre me parecieron los existencialistas franceses (excepto el gran Boris Vian) unos pedantes de tomo y lomo en comparación del existencialismo vital y vitalista de los beats.
Los poetas de la beat gen son de lo mejor que ha habido, y Neil Young tmb. Ah. te seleccioné para mi recomendación del BlogDay. Saludos.
ResponderEliminarhttp://arellanos.blogspot.com/2007/08/blogday-2007.html
Juan, un ejemplo, del gran Lawrence Ferlinghetti:
ResponderEliminarLa gata
se lame una pata y
se recuesta
en el hueco de la biblioteca
yace allí
largas horas
imperturbable como una esfinge
luego gira su cabeza
hacia mí
se incorpora
estira su cuerpo
me da la espalda
nuevamente lame su pata
como si el tiempo real
no hubiera pasado
Y no lo ha hecho
y ella es una esfinge
que posee los tiempos del mundo
en el desierto de su tiempo
Ella
sabe dónde mueren las moscas
puede ver fantasmas
en las partículas del aire
percibir sombras
en un rayo de sol
Ella oye
la música de las esferas
los sonidos que transmiten
los cables
en las casas
y también el zumbido
del universo
en el espacio interestelar
pero siempre
prefiere los rincones hogareños
y el ronroneo de la estufa
(ahora que pienso, se lo voy a dedicar a Celia en su blog)
Pues yo propondría rendir un homenaje grande, un patético homenaje lleno de nostalgia, esta vez si, al enorme, fantástico y colosal (por adjetivos que no se quede corto el lamento) del AULLIDO de Allen Ginsberg. Renuncio a copiarlo aquí porque excede cualquier espacio, pero es uno de los pocos textos a los que me asomo sin red de vez en cuando.
ResponderEliminarLuis, hagámoslo también con la voz de Ferlinghetti, que leyó este poema suyo en el funeral de su amigo Allen Ginsberg
ResponderEliminar"Allen Ginsberg se está muriendo
dicen los periódicos
los noticiarios
Un gran poeta está muriendo
Pero su voz
no morirá
Su voz está en la tierra
En Lower Manhattan
en su propia cama
está muriendo
No podemos
hacer nada
Está muriendo la muerte que todos mueren
Está muriendo la muerte que mueren los poetas
tiene un teléfono en la mano
y desde su cama en Lower Manhattan
llama a todos
Tarde en la noche
en todos los lugares del mundo
el teléfono suena
“Habla Allen”
dice la voz
“Habla Allen Ginsberg”
Cuántas veces han escuchado esa voz
en todos estos grandes años
No tendría que decir “Ginsberg”
En todo el mundo
en el mundo de los poetas
solamente hay un Allen
“Quería decirte” dice
Les dice lo que sucede
lo que se le viene
encima
La muerte la amante oscura
se le viene encima
Su voz viaja vía satélite
sobre la tierra
sobre el mar de Japón
donde un día él se alzó desnudo
tridente en mano
un hombre joven de barba negra
como un joven Neptuno
de pie en una playa de piedras
Hay marea alta y las aves marinas lloran
Las olas rompen contra él
y las aves marinas lloran
en la costa de San Francisco
Sopla un viento fuerte
hay olas enormes
azotando el Embarcadero
Allen está en el teléfono
su voz está en las olas
Yo leo un libro de poesía griega
en donde está el mar
y los caballos lloran
donde los caballos de Aquiles
lloran
aquí junto al mar
en San Francisco
donde las olas lloran
Hacen un sonido silbante
profético
Allen
susurran
Allen
¡Lo qué no se perdona con la excusa del entusiasmo juvenil! Suerte que esta enfermedad pasa. La perfección no es necesariamente un bien, pero desafinar cantando es cómo querer hacer huevos estrellados y que lleguen enteros al plato. No.
ResponderEliminarEl espía de la CIA
Sr Espía de la CIA: Dejo en primer lugar claro que considero un alto honor su presencia por el Café de Ocata, que le da un aire novelesco y acorta un poquito las infinitas distancias entre Ocata y Casablanca.
ResponderEliminarDicho esto, le aseguro que yo no pretendía justificar a los músicos, que como usted bien sugiere, o son músicos o desafinan, sino a mi oído.