Buscar este blog

martes, 7 de agosto de 2007

Sobre el arte (en agosto) III

Philippe Ramette, Sans titre, 2007.

La teoría del buen gusto se impone definitivamente cuando se define al arte como "aquello que se da a sí mismo su propia regla" (Friedrich von Schiller). Es decir, cuando el arte comienza a eludir la definición porque se descubre que el dominio de un oficio artesanal no garantiza la producción artística. Es necesario ese misterioso “ne sais quoi” que convierte una obra bien hecha en una obra maestra. En términos platónicos este “ne sais quoi” es la manía. Ahora se le da el nombre de "genio", que es la capacidad para introducir en la obra bien hecha lo imponderable, lo sublime.

Probablemente el primero en percatarse de la profundidad del cambio que se estaba produciendo en el dominio del arte fue Hegel (1770-1831). En su Estética escribe:

"Frente al tiempo en que el artista por su nacionalidad y tiempo se hallaba dentro de una determinada concepción del mundo y de su contenido y formas de representación, hoy nos hallamos en un punto de vista enteramente opuesto (…) la libertad de pensamiento se ha apoderado también de los artistas (…). El arte se ha convertido en un instrumento libre que el artista puede manejar indistintamente, según la medida de su habilidad subjetiva, en relación con todo contenido, del tipo que sea."

En 1910 Loos expresa la tesis de Hegel de la manera más rotunda:

“el arte es la libertad del genio”.

La “libertad del genio” toma en el siglo XX la forma de “vanguardia” y, como tal, triunfa definitivamente tras la Segunda Guerra Mundial. Y con su triunfo, agota su sentido, porque si la vanguardia militante era el modernismo, el triunfo de la vanguardia nos sitúa en el postmodernismo. "L'art de révolte est devenu profession" (A, Moles).

A comienzos de la segunda década del siglo XX un número selecto de artistas comienza a experimentar con la forma desnuda, es decir, sin ornamento. De 1910 es el Desnudo femenino de Picasso, de 1913 Les peintres cubistes de Apollinaire. Su estudio incluye a Marcel Duchamp, Robert Delaunay, Fernand Léger, Francis Picabia y Frantisek Kupka.

Apollinaire les da el nombre de "cubistas órficos". Todos ellos querían crear un arte abstracto "puro" y, según Apollinaire, el orfismo sería "el arte de pintar nuevas estructuras a partir de elementos que no han sido tomados de la esfera visual sino enteramente creados por el propio artista". Lo puro del “arte puro" no puede ser percibido por los sentidos, sino captado intelectualmente. Todo suena, podríamos decir que incluso excesivamente platónico. Pero no por casualidad. El pintor órfico pinta con los ojos de la inteligencia fijos en estructuras geométricas y en ritmos. Kupka o Delaunay consideran que la música es el lenguaje del mundo y, por lo tanto, de la propia pintura. Fuera de este grupo, Kandinsky o Paul Klee andan inmersos en el estudio de las correlaciones entre color y sonido.

No deja de ser curiosa –y no sé si ha sido estudiada- esta contaminación neoplatónica de la vanguardia. El caso de Mondrian es paradigmático. A partir de 1917 experimenta con cuadros y rectángulos de colores, claramente influenciado por el misticismo de Isis. Mondrian comenzó a pintar bajo la tremenda influencia que le produjo la lectura de Isis sin velo (1877) de Mme Blavatsky, con la intención de reflejar la realidad superior, que trasciende la naturaleza.

Podemos decir algo semejante del pintor alsaciano Hans Arp, vinculado con Kandinsky. Describe sus obras como "estructuras de líneas, superficies, formas, colores. Tratan de acercarse a lo eterno, lo inexpresivo por encima del hombre. Son una negación del egotismo humano." Sus influencias son las del misticismo de Jakob Böhme y del neoplatonismo romántico de Novalis. Siguiendo a ambos, Arp redescubre que la búsqueda de lo eterno acaba resolviéndose en una geometría que quiere ser representación esencial. Algo así como una descripción plástica del cielo del Timeo.

Savador Dalí y Man Ray

15 comentarios:

  1. Estupendo post, enriquecedor y útil.
    A mi me preocupa, en toda esta tremenda subjetividad que envuelve a la comprensión del arte, por el artista y por el espectador, la segunda parte. ¿Cómo reconoce el espectador el arte que se convierte en una búsqueda estética por caminos intelectuales? ¿Cuando surge la emoción, ese "algo interior" que a sus ojos lo convertirá en arte?
    En "¿Qué es la literaaaaaaaaaatura", la obra de Sartre que más me ha interesado, éste niega al artista la propia comprensión de su obra como arte, salvo por la misma definición. El artista no se emopciona sinceramente en la contemplación, no da con el alma que ha puesto en ella, o dicho de otra manera, hace trampa pues sabe que la ha puesto y donde. Pero ¿y el espectador? ¿Cual es el tipo de emoción que guardan sus ojos y porqué aparece?

    Espero no resultar confuso.

    ResponderEliminar
  2. Perdón, las "aaaaa" de literatura son accidentales, y no signo de admiración.

    ResponderEliminar
  3. -Dalí: Señor Luuu-ri, Como se le ocurre ponerme entre estos dibujantes de colores¡
    Mi hiper-rrrealissssmo, no tiene nada que ver con ellos.
    Yo soy profundamente antiplatónico.
    Yos soy el Antiedippppo de Deleuze.
    (Lo que diría Dalí al ver la su foto como ilustración de este texto).
    PD: permítanme esta pequeña broma.
    Enrri

    ResponderEliminar
  4. Coincido con Luis (y con Sartre) en que al artista no le puede conmover su propia obra, pues la conmoción ha precedido a la obra. Esa conmoción es el impulso que le ha llevado a crear algo, su obra. Si de esa creación, que no es más que un hecho residual para él, consigue transmitir al espectador aunque sea parte de esa emoción original, entonces podemos afirmar que es la obra de un artista, si acaso de un genio cuando la emoción que transmite está viva, conmueve. En caso contrario, nos encontramos ante la obra de un artesano.

    ResponderEliminar
  5. En cuanto a la libertad del genio avistada por Hegel, si acaso lo que ha producido es una mayor velocidad en los cambios de tendencia, incluso un entramado de estilos en una misma época, lejos de esos monolíticos Renacimiento, Barroco, etc. en los que el artista era algo así como un asalariado y los cambios se movían de acuerdo con el gusto del espectador-mecenas. De los dos siglos que abarcó el Renacimiento y los casi dos también del Barroco (con su Rococó), hasta el S.XX que en su primera mitad asistimos al expresionismo, cubismo, abstracto y surrealismo, para regresar hacia los años 30 de nuevo a un periodo clásico con esos magníficos retratos de Picasso en pintura o “La sangre de un poeta” de Cocteau de clara inspiración helénica, hasta los relatos inspirados por el Minotauro de Borges o Cortázar en “Los reyes” de finales de los 40. Sin duda, esa libertad del artista ha acelerado el proceso y de hecho lo ha invertido, pues ahora es el espectador el que ha de “acostumbrarse” al artista.

    ResponderEliminar
  6. Respuesta a Dalí: Verá usted, Señor Dalí,es que yo creo que su única gran obra de arte fue la creación de su propio personaje. Y en mi opinión la creó usted con tal verosimilitud que se olvidó de quién había sido para vaciarse en su obra por completo. Usted vio con total claridad que si es arte lo que produce el hombre de genio, al hacer de usted mismo un hombre de genio, todo lo que segregaba se convertía de manera inevitable en arte. Por cierto: tengo que hablar de Gala, si es que a usted no le importa.

    ResponderEliminar
  7. Dalí: Estimadííssimo Señor Luri, sería de un curioso y enorme placer para mí, escuchar sus opiniones sobre mi Gran Leda-Anaidea.
    Enrri

    ResponderEliminar
  8. Claudio.

    Asociación de ideas.

    http://www.youtube.com/watch?v=kWUtW_tMBmE

    ResponderEliminar
  9. Claudio tu inconsciente ha asociado el "Ceiling dance" de Fred Astaire a la obra pictórica o "celling paint" de Baldassare Peruzzi.
    El título de la pintura es:
    "Perseus and The Medusa", escena de la mitología griega pintada en el techo de la "sala Galatea".
    Medusa es Gala y Perseo es Dalí, danzando en el techo, como en la escena de Fred Astaire
    Enrri

    ResponderEliminar
  10. Claudio.

    A anónimo.

    Muchas gracias por los datos. No los conocía. Parece que mi inconsciente está más ilustrado que yo.

    ResponderEliminar
  11. Orfismo , el color se vuelve tema y el cuadro abstraccion , simultaneidad de tonos y colores , efecto de movimiento .El arte abstracto representa formas que no se corresponden con el mundo exterior , es un vehículo para llegar a sensaciones y conocimientos inalcanzables, ruptura entre la realidad y la forma , es querer borrar el pasado .Muchos artistas a la vez en esta época , experimentaron este rechazo a la razón que había llevado a los hombres a la guerra .Rechazo de la lógica cotidiana y la coherencia ....se reivindica el azar la duda y el absurdo en los dadaistas , los surrealistas descubren el orden irracional , el sueño ....en palabras de Redon la lógica de lo visible al servicio de lo invisible .

    Tema apasionante con un mismo trasfondo de libertad artística interpretado por cada movimiento con sus peculiaridades , pero en la prehistoria de la pintura se rastrean genios como el Bosco , Fussli , Blake o los simbolistas del siglo XIX ...ya espíritus libres

    ResponderEliminar
  12. muy interesante el post y el blog. pasearé aquí más seguido. las discusiones y los comentarios son sabrosos. saludos desde santiago

    ResponderEliminar
  13. Peggy: Tienes razón. Los espíritud libres siempre han estado ahí, y los que nombras lo son de manera muy notable.

    ResponderEliminar
  14. Doña Paola de Smet d'Olbecke, sea usted bien venida. Aquí, en la red, todos tenemos, en el fondo, la misma patria: la hiperesfera.

    ResponderEliminar
  15. Hubo hace algunos años, no recuerdo donde (pero se puede averiguar), una exposición sobre la influencia de la teosofía en el arte moderno, en Mondrian, en particular.

    El espía de la Cía

    ResponderEliminar

Cocinar en Navidad

 I Como entramos en la Navidad, decidí ayer llenar la casa de olores caseros y cociné una gran cazuela de pies de cerdo que, se lo aseguro, ...