Visitar las secciones de arqueología de los museos hispanos es una gozada. En primer lugar porque suelen ser lugares acogedores, bien aclimatados, con personal atento y completamente vacíos. El turista medio parece preferir las iglesias. Lo cierto es que si se trata de buscar silencio, buena temperatura y sosiego, nuestras iglesias compiten con ventaja con nuestros museos. Pero me parece que la razón de la preferencia es otra, cuya disección dejo para los entendidos en estas cuestiones.
No es que nos hayamos prodigado en visitas a museos. Esto es algo que no debe hacerse nunca. Nos hemos limitado a los de Cádiz, Jaén y Albacete y, en ellos sólo nos hemos detenido en las muestras de pintura rupestre levantina y en los materiales ibéricos y griegos. Los tres estaban vacíos. Y, sin embargo los tres merecen ser visitados.
Claudio.
ResponderEliminarUna lectura de verano. Las peripecias de un relativista cultural en Starbucks.
http://www.slate.com/id/2172217/pagenum/all
Y existen verdaderos tesoros en estos museos locales que el mismisimo Arqueologico Nacional envidia
ResponderEliminarEl museo arqueológico nacional fue una de mis desilusiones infantiles.
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