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miércoles, 15 de agosto de 2007

Sevilla, Dios y el silencio

Posiblemente esto de hacerse viejo signifique, antes que cualquier otra cosa, que cada vez te sorprendes menos con las conductas humanas y, por lo tanto, a medida que te vas topando con ellas una y otra vez, vas desarrollando el hábito del perdón ante las maldades triviales. Así que Dios debe de estar soberanamente aburrido viendo nuestras cotidianidades insustanciales. A no ser que, siendo infinitamente poderoso, se haya regalado a sí mismo de una memoria a corto plazo. Algo más que la memoria de un pez, para poder estar siempre descubriendo novedades en lo que no es sino repetición de lo mismo. Pero cuanta menos memoria tenga dios, menos dispuesto estará al perdón. A no ser que continuamente esté olvidando que es Dios y que tiene el poder de condenar.
Mi tío Santiago, que era un boxeador sabio solía decir: "Si en el quinto no hay perdón, y en el sexto no hay rebaja, ya pueden llenar el cielo de paja". Y otro familiar, republicano de toda la vida y nada amigo de curas ni de iglesias, cuando su mujer le puso en una pared del cuarto de estar un Sagrado Corazón de Jesús sobre una peana, no desaprovechaba ocasión para presentarlo de esta manera a las visitas (siempre que su mujer no estuvioese presente): "¡No te jode! ¡Santo de cintura pa'arriba, cualquiera!"
Cambio de tema. O quizás sólo en parte.
Esta mañana hemos visitado los reales Alcázares de Sevilla, lamentando que la mayoría de los turistas no sepan disfrutar del silencio sagrado de los lugares. Y lamentando, muy especialmente, como a no pocos no les basta con divertirse: se han de divertir de manera tal que se note que se están divirtiendo a dos kilómetros a la redonda.
Yo, que sólo pretendo visitar lugares en los que pueda escuchar silencios, lo tengo cada vez más difícil.

6 comentarios:

  1. El silencio es tan importante, aunque muchos no lo conocen. Abrazos.

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  2. Se impone una visita a Albi, Gregorio. Puro silencio.
    Abrazos.

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  3. Tuve la feliz idea de visitar Sevilla, Córdoba y Granada a principios de diciembre, hace unos años, y salvo algún que otro impresentable, las visitas fueron de lo más plácidas.
    Con la fortuna añadida de encontrar en Sevilla a unas monjas de clausura vendiendo sus tortas, alfajores y demás dulces navideños. Me puse las botas.

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  4. Eso es verdad , yo cada vez viajo mas en epocas no habituales , asi se evitan las hordas de turistas , recuerdo florencia en febrero , frio , pero pude ver la galeria uffici casi en soledad .

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  5. Hola, me gusta lo que has escrito, el silencio es muy importante, para poder conocernos a nosotros mismos y descubrir lo que realmente somos.
    Hay personas que les da miedo el silencio, porque no saben lo que van a escuchar en el.
    saludos

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  6. Yo creo, y creo firmemente, en el "genius loci". Sólo por sentirlo merece la pena viajar. Por eso es tan triste acudir a lugares en el que el genio del lugar ha huido hace tiempo. O yace en el suelo, pisoteado por los turistas, que lanzan sobre su cadáver cáscaras de pipas.

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