Esas parejas de ancianos que caminan encorvados, a pasos de paloma y arrastrando los pies, pero agarrados de la mano, porque saben que todo su asidero está en la mano descarnada de su mujer o su marido, me producen una profunda ternura. Veo, además, en ellas el resumen y síntesis de todo. Estamos aquí para encontrar una mano que nos ayude a caminar. Si la tenemos, celebrémoslo, que merece la pena.
Yo pienso lo mismo. Un beso
ResponderEliminarLa vida se ha hecho para llevarla entre dos.
ResponderEliminarSAludos.
Así es.
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