viernes, 23 de octubre de 2020

Pequeños placeres, casi clandestinos

Ir a media mañana al mercado, comprar una barra de pan recién hecho -una empordà-, arrancarle el cuscurro crujiente, sentir el aroma a horno antiguo de la miga, llevarte el cuscurro a la boca y disfrutar del pan nuestro de cada día porque también hoy lo hemos merecido... o quizás no, y, sin embargo, lo tenemos. Pensar que para cenar me haré pan con tomate, buscar los tomates adecuados y decidir qué embutidos quiero comprar. Pedir a la salida un café con leche para llevar y cogerlo por los bordes para que no queme, dirigirme hasta las gradas de la Plaça Nova, quitarme la mascarilla y disfrutar del café con leche en libertad, mientras siento la brisa tonificante en la cara. Ver a la gente pasar con sus cosas y durante un rato disfrutar de la teoría de la vida transeúnte, olvidando ese texto que tienes a medio escribir. Ponerte de pie de golpe al descubrir de repente, después de un rato de convivencia complaciente con lo efímero, que has encontrado la manera de continuar el texto. Todo esto bajo un cielo azul y un sol templado.

Me escribe B.:

"Juste un mot au sujet de la soupe à l’ail.  Il me semble que lorsqu’on cherche à retrouver des souvenirs de façon délibérée, comme vous l’avez fait en reprenant cette recette, ça ne marche pas, ou rarement. Pour prendre l’exemple le plus célèbre, quand le narrateur de la Recherche trempe sa petite madeleine dans du thé, c’est de façon tout à fait imprévue que le passé lui revient en force, inopinément. S’il avait voulu retrouver les goûters chez tante Leonie, son enfance etc... en préparant une tasse de thé, en y trempant méthodiquement son gâteau, il est fort possible que rien ne se serait passé... et nous n’aurions pas eu la Recherche.  Cette opinion n’engage que moi."

 

B., indudablemente, tiene razón. 

6 comentarios:

  1. Teoría de la vida transeúnte....que bella expresión

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  2. La sopa de ajo no fue capaz de actuar como la madalena de la Recherche, pero disfrutar de ver la vida en la plaza y soñar despierto un rato le ha traído, sin buscarla, la idea de cómo continuar ese texto. B tiene razón, pero el azar ayuda sólo a la mente preparada.

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    1. Nosotros, los de ciencia, también tenemos nuestro chascarrillo al respecto: igualmente pensamos que la ley de la gravedad se descubrió por casualidad... La casualidad de que fuese Newton el que dormitara debajo de aquella manzana.

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    3. Me encanta esa formulación newtoniana, que ignoraba, a pesar de ser, ay, también yo, de ciencia.

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