Me levanto temprano para poner una gran cazuela de cocido al fuego. A los pocos minutos comienzan a expandirse por la casa los efluvios del chup-chup. Esto, para mí, es la esencia de un hogar. En mi caso se produce, además, un efecto colateral muy beneficioso: nunca trabajo con más rapidez e inspiración que cuando uno de estos guisos de cuchara inunda la casa con aromas de infancia.
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sábado, 21 de noviembre de 2020
Cocido
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1579, en Tordehumos
1579. En Tordehumos, pueblo de Valladolid, un lugareño se refugió en la iglesia huyendo de un mercader al que debía dinero. Pero el mercader...
Es uno de los placeres de la vida. Un beso
ResponderEliminarGracias por compartir estos momentos, la vida se hace de estas cosas pequeñas que si se mira bien no lo son tanto, como el olor de un cocido, o el placer de hacerlo,....
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