Un día descubres que estás siendo refutado por todo aquello que considerabas irrelevante. Te cuesta aceptarlo, pero eso es lo que hay. Esta es una de las manifestaciones más despiadadas de eso que llamamos envejecer. Queda el consuelo -¿rencoroso?- de pensar que a ellos también les ocurrirá lo mismo que a ti.
Tengo una compañera de trabajo que siempre me manda por WhatsApp el santo del día con una frasecilla adjunta.
ResponderEliminarHoy ha tocado Santa Elisa, con la siguiente frase:
A veces sólo es necesario hablar con un niñ@ de 4 años y una persona de 80 para entender de nuevo la vida.
Yo soy de esas que creen en las señales, así que...
Ahí lo dejo.