Hasta ahora, cuando acompañaba a mi nieto al colegio iba con él hasta la misma puerta del centro. Hoy, al doblar una esquina, ante la fila de los niños de su clase que esperaban que se abrieran las puertas, mi nieto se ha despedido de mí de una forma que no admitía dudas: quería seguir en solitario. Lo he entendido. Yo también fui preadolescente. Llega un momento en que tienes una necesidad existencial de proclamar tu autonomía ante los ojos de tus semejantes, de que te has librado de la tutela de los adultos. Pero la comprensión de las cosas no necesariamente nos hace más felices.
Ayer traje a este café una foto que me habían enviado del Ártico mostrando La escuela no es un parque de atracciones. La foto tiene su historia, porque es de un venezolano que se encuentra en la península de Guida, en la costa siberiana del mar de Kara, en el océano Ártico. Escribo esto buscando en el recuerdo una tirita afectiva para mi herida narcisista.
Es parte dela evolución natural. Un beso
ResponderEliminarJa, Ja, ja. Cuando pasa algo de esto, que a mí también me pasó con mis hijas, y me pasará con mis nietos, me viene a la mente una escena de la película "el padre de la novia", cuando, el tal padre, dice "mi reinado acabó". Recuerde: la hija va a salir con el novio a dar un paseo y, mientras éste llega, el padre le dice a su hija que se ponga algo de abrigo. Ella dice que no, que no hace falta. En estas, llega el novio y le dice lo mismo que el padre. Ella, con esa mirada mimosa de mujer enamorada le dice al novio: "¿tu crees?" y, naturalmente, coge algo de abrigo. La vida, madstro. La vida.
ResponderEliminarYo hace días que sufrí el destierro del tranvía. Y mi amigo Jon me dijo que había regalado la enciclopedia ya que desde que su hijo llegó a la adolescencia no le hace falta dado que lo sabe todo.
ResponderEliminarCuando uno está de más, está de más...
Si supieras como te entiendo...
ResponderEliminarMis hijos son adolescentes singulares, van conmigo de la mano ....y que dure
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