Estoy muy lejos de sentir por la naturaleza esos entusiasmos místicos que suelen transportar hasta la Gran Madre Gaya a los que han madrugado pocas veces en su infancia para ir a trabajar al campo. Para mi la naturaleza está representada, sobre todo, por esa terquedad de las malas hierbas (el cenizo, la juncia, la siempreviva) por entrometerse en los cultivos; por el frío en invierno y por los mosquitos que acompañan al trabajo en verano de sol a sol. La naturaleza es, básicamente, para mi aquello de lo que se huye... sin ninguna posibilidad de éxito.
Horacio lo expresó de manera lapidaria: “naturam expelles furca, tamen usque recurret.” La naturaleza se reserva siempre la última palabra y con ella siempre nos pilla desprevenidos. Hay algo en la naturaleza ("en su subsconsciente", he estado a punto de escribir) que no cabe en ninguna fórmula científica. Cuando ese algo aparece, corremos a consultar nuestras enciclopedias perplejos, intentando hallar lo que siempre se escabulle. Al no hallarlo, nos ponemos a rezar.
Un ejemplo de pura naturaleza:
Horacio lo expresó de manera lapidaria: “naturam expelles furca, tamen usque recurret.” La naturaleza se reserva siempre la última palabra y con ella siempre nos pilla desprevenidos. Hay algo en la naturaleza ("en su subsconsciente", he estado a punto de escribir) que no cabe en ninguna fórmula científica. Cuando ese algo aparece, corremos a consultar nuestras enciclopedias perplejos, intentando hallar lo que siempre se escabulle. Al no hallarlo, nos ponemos a rezar.
Un ejemplo de pura naturaleza:
Vía: Curiousphostos
¡Ahí va!
ResponderEliminar¿Sería un halcón (creo) entrenado?
Un saludo más.
PS. Perdóneme por buscar explicaciones racionales a las cosas...
ResponderEliminarMe va a costar un tiempo más dejar el vicio del todo...
Querido Drac: Una cosa es que busquemos explicaciones racionales para las cosas y otra es creer (es decir, tener fe en) que es racional pensar que nuestra razón tiene capacidad para explicar todas las cosas.
ResponderEliminarNingún pueblo nunca ha vivido en la irracionalidad completa. Los mismos cazadores de la prehistoria, con todas sus creencias mitológicas, diseñaban las lanzas de sus flechas con una precisión extraordinaria. Es decir, para esto tenían más fe en la razón que en los mitos.
Pero... "tamen usque recurret".
¿Y la fotografía ocho? ¿Qué pinta ahí esa rapaz?
ResponderEliminarLa rapaz es Sartre, acaba de lanzar su ventajoso ataque a Céline, ha visto como Drieu La Rochelle y Brasillach han caído, aunque es consciente que poco puede hacer frente a la superior naturaleza de águlas como Schmitt o Jünger ....
ResponderEliminarC.
Otro ejemplo de pura naturaleza sería ese mismo campo de cebada antes del ataque del halcón a la paloma, y antes de que, supongo que espantado por el fotógrafo o alguien que andaba por allí, el cazador tuviera que abandonar su comida sin haber terminado siquiera de matarla; antes de todo eso, en el silencio de los brotes creciendo, también hay un ejemplo de pura naturaleza. Dicho sea sin ánimo ni entusiasmo místico, que conste.
ResponderEliminarTumbaíto: ¿?
ResponderEliminarC. Sobrevalora usted a Sartre, que no dejaba de ser un rollizo gallo del gallinero europeo.
ResponderEliminarJesús: Esa es una naturaleza maravillosa... tan a la medida del hombre... Es también eso, sin suda, pero es, sobre todo, aquello que mide al hombre y pone en cuestión sus fundamentos.
ResponderEliminarSr Luri, evidentemente me he confundido con la instantánea superior derecha que adorna su excelente bitácora.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Hay dos rapaces. El papel de una esta claro. ¿El de la otra?
ResponderEliminarApunte ornitológico: "Cuando el ataque se realiza desde el posadero, el halcón permanece atento a las potenciales presas hasta que se decide a por una. En distancias cortas ambos sexos son letales, mientras que cuanta mayor distancia tienen que recorrer, mayor número de fallos se producen (Zuberogoitia et al., 2002a). Cuando la presa vuela pegada a la pared, el halcón se deja caer y alcanza su objetivo en cuestión de segundos, mientras que si la presa vuela a distancias mayores de 100 m, el halcón sale en picado y se pega al mar o al suelo, volando hasta un punto en el que interceptará la trayectoria de la presa.
ResponderEliminarCuando el ataque se produce desde el aire pueden darse variaciones en función de la altura de vuelo y el tipo de picado. Cuando los halcones vuelan altos y divisan una presa por debajo, realizan un picado, desarrollando su máxima velocidad, que bien puede ser en vertical o en oblicuo, finalizando con un golpe de garras sobre la presa o atrapándola. Las estimas de velocidad han sido objeto de varios trabajos y no pocas discusiones. Lo que parece claro es que estaría por encima de los 200 km/h y algunos autores sitúan la velocidad en condiciones ideales en torno a los 320 km/h y 403 km/h, pudiendo alcanzar los 626 km/h (Tucker, 1998).Otras veces los halcones desarrollan vuelos de persecución, pero no resultan efectivos con las presas rápidas. Finalmente, suele ser habitual la caza en pareja, atacando los dos ejemplares a la misma presa desde ángulos diferentes, lo que suele resultar altamente efectivo.
La situación de la presa suele ser importante a la hora de que un halcón se decida a atacar. Normalmente los ataques se producen sobre presas que vuelan de un lugar a otro pasando por espacios con escasa protección, bien por la altura a la que vuelan, bien por volar sobre terrenos abiertos o bien sobre el mar. En algunos casos los ataques se producen cuando las presas están en el suelo, bien posadas o justo cuando emprenden el vuelo."
C.
Yo no puedo imaginar a la Naturaleza sin el hombre. Es ella y está en ella. También creo que una ciudad es la naturaleza, y la contaminación. También una explosión atómica y la radiación consecuente. Y un terremoto o una tormenta en el mar con sus naufragios. Pienso que confundimos a la Naturaleza con el campo, que como decía Julio Camba, haciendo ostentación de cultura del asfalto, "es un lugar en que los pollos corren crudos".
ResponderEliminarPero creo que cuando en medio de un paisaje sereno, o no sereno, el hombre se encuentra y piensa en si mismo, le es más fácil encontrar un equilibrio a su medida, porque las cosas tienen una medida a las que él pertenece.
Horacio vivía feliz en su predio sabino, o por lo menos eso decía, pero dotado de las comodidades que su civilización le podia aportar: buen vino, un cordero, cinco aparceros, algunos esclavos, caballos, una fuente, un huerto, un bosquecillo y una casa confortable en la que, según se dice, había mandado instalar un espejo en el techo para verse retozar en sus ejercicios sexuales. Era muy cuco y jugaba al alejamiento virgiliano del mundanal ruido. Un día, sentado junto a un tronco, cayó un rayo que estuvo a punto de matarlo e inmediatamente pasó del pasotismo religioso a creer y a encomendarse a los dioses. Y todo eso es la naturaleza: hecha para albergar al hombre y dejarse transformar, construir o destruir.
Luri: la fe es contagiosa.
ResponderEliminarGregorio, estoy releyendo el Charmides y no puedo dejar de asociarlo con lo que me dijiste, que Platón nunca menciona a Democrito. Si bien he leído más a Epicúreo y Lucrecio, creo es manifiesto el mayor temor de Platón, la posibilidad de erigir cualquier metafísica que no tenga al bien y al mal como único tema y haga objeto de estudio al ser y la nada. Puede que este exagerando, pero al menos Sócrates respira aliviado en el último cambio de la definición de Critias, cuando comprueba que este no entiende las implicancias de su definición anterior.
ResponderEliminarComo corolario esto me permite entender mejor a qué refiere Strauss cuando dice que Machiavello se olvido de la prudencia. A veces no se que es más correcto, si utilizar a Strauss para entender a Platón o a Platón para entender a Strauss, jajá jajá.
Pienso como Luis que 'todo' es naturaleza, nosotros y la ciudad, también. Poca cosa queda, a nuestro alrededor, de naturaleza pura. Discrepo en la necesidad de determinados paisajes para la serenidad, creo que eso va en nuestro interior y podemos meditar serenamente incluso en medio de la Rambla, pero, claro, hablo por mi, de forma inevitable. Encuentro que aún escapó bastante bien, la víctima 'natural', aunque desplumada...
ResponderEliminarPardo Bazán escribió 'Naturaleza, te llaman madre, deberían llamarte madrastra'. Claro que también las madrastras de hoy son mucho más amables y civilizadas (en general) y que, como estamos tan informados, sabemos que no todas las madres son ni fueron igualmente bondadosas y sacrificadas.
ResponderEliminarLuis: En ningún sitio se descubre mejor lo que es la naturaleza que en el hombre. Es ella la que lo condena, inapelablemente, a muerte.
ResponderEliminarRespecto a la ciudad, ahí ya no estoy de acuerdo. Tiendo a pensar que la ciudad, como al cultura en general y, especialmente, la ley, son recursos ara olvidar la naturaleza (especialmente la naturaleza que hay en el hombre).
Aro: Yo he utilizado descaradamente a Platón para entender a Strauss.
ResponderEliminarEl Bien y el Mal no son para Platón (y para todo el mundo antiguo)más que las otras denominaciones de lo limitado y lo ilimitado. La forma es lo que dota de belleza, salud, etc. al ser. De ahí la postulación platónica de (en palabras de Avicena) un "dator formarum" que en sí carecería de forma. Pero Platón sabe que junto al dador de las formas está la negación de toda forma (la "khora": la materia errante del Timeo).
Cuando Plutarco lee las Leyes se da cuenta de que para Platón no hay un sólo principio divino, sino dos. Todo lo existente participaría de ambos (del ser y del no ser).
La filosofía platónica sería, en el fondo, una apuesta prudente por la forma, porque Platón sabe que apostar por la forma en el mundo humano es contribuir a la acción de "dator formarum".
De ahí las nobles mentiras.
Júlia: la naturaleza es madre, pero basta con leer las secciones de sucesos de los periódicos para ver lo que una madre puede hacer con un hijo.
ResponderEliminarProfesor, perdone solo quería preguntar si recibió la respuesta sobre las imágenes que me envió.
ResponderEliminarSí, Enrri, pero me dejas tan pasmado que no sé qué contestarte.
ResponderEliminarTu sigues un camino que sigo con sumo interés, pero que no es exactamente el mío y, por lo tanto, lo que me corresponde es, principalmente, leer y callar.
Únicamente un comentario respecto al "Fenos+Emi+Sema": Yo lo traduzco como "Soy símbolo de Fanes" aceptando que hay un fenómeno de "iotacismo" (la moneda es de Éfeso).
Vale, pero hay veces,a uno le gustaría escuchar algo más que el eco de sus propias palabras.Sino, oye alguna voz con criterio, uno tiene la sensación de estar al borde del abismo.
ResponderEliminarEntonces no queda otra que leer a Empedocles como dice Nietzsche!!!
ResponderEliminarEnrri: No hay otra. Es así. En el fondo filosofar es adentrarse en "el régimen del solitario". ¿Conoces esta obra de Avempace?
ResponderEliminarAro: No queda otro camino que el de la "Destruktion" heideggeriana de la filosofía griega.
ResponderEliminarNo...
ResponderEliminar