Regreso a Ocata. Mi mujer se demora en Pamplona un par de días más; mi hijo se apea del coche en Barcelona, donde ha quedado con alguien; mi hija, nada más llegar a casa me dice que sale a cenar por ahí con sus amigos. Bacallà Salat se queda junto a mí, restregando su hocico contra mi barbilla. Y esto es todo lo que tenía que decir.
¡Qué natural ante la cámara! Seguro que en poco tiempo encuentra una cibergata y deja de lamerte la barbilla. Qué envidia. Saludos
ResponderEliminarQuerido Luri, me paso para dejarte un abrazo y mis deseos de que en 2008 sigas en la brecha con los mismos ímpetus y dándonos qué pensar.
ResponderEliminarJordi: La tiranía que ejerce esta gata sobre mí es absoluta, pero lo hace con tanto arrumaco... y con tanta sinceridad. NO hay doblez en su despotismo.
ResponderEliminarGabriela: Muchas gracias, pero, por favor, no me tomes demasiado en serio.
ResponderEliminarDon Gregorio, en el anterior post, sus intimidades, en este otras,¿no estara en contacto con Mercedes Mila ensayando una nueva modalidad de Gran Hermano cibernetico?
ResponderEliminarFeliz Año Don Gregorio y a todos los contertulios
Estimado Gregorio, después de la nueva melodía familiar para el móvil pergeñada por su hija, me da mucho apuro comentarle lo siguiente. Lo cierto es que la gata no le hace compañía a Ud., sino que es Ud. el que le hace compañía a la gata. Nosotros, los que convivimos con un gato, solemos caer en esa absurda ilusión del ego... aunque pensándolo bien, creo que ya lo sabe, pues acepta de buena gana la tiranía gatuna (me pregunto si tenemos otra opción). Aprovecho para desearles a todos un buen año.
ResponderEliminarSaludos,
F.