Friedrich Creuzer (1771-1858) se pasó la vida fascinado por la imagen de
II
Se casó con Sophie Leske, trece años mayor que él, a la que nunca quiso, aunque a ningún otro ser humano necesitó más. Era la viuda de su maestro y pensó que su deber era casarse con ella, sin tener en cuenta para nada las consideraciones debidas al afecto o
III
Dejó en manos de Sophie todos los detalles cotidianos, convirtiéndola en el eje de su rutina. Él era absolutamente incapaz de desenvolverse entre la maraña práctica. Se perdía tomando las decisiones elementales. Necesitaba a Sophie para abrirse camino entre lo obvio. Pero sus sueños los había depositado en Karoline von Günderrode, de quien se enamoró como un niño caprichoso.
IV
Una vez –sólo una- intentó dejar a Sophie, olvidando el compromiso contraído ante la tumba de su maestro. Ella, que lo conocía muy bien, se anticipó abandonando por propia iniciativa el domicilio conyugal. A las pocas horas Friedrich estaba naufragando, ahogándose entre objetos desconocidos, aunque de uso imprescindiblemente cotidiano. Todo se le rebelaba entre las manos. No sabía nada de economía doméstica, ignoraba por completo dónde se guardaban las llaves o los cubiertos.
V
“Ya ves –le escribió a Karoline-, he pagado muy caro mi pecado contra la naturaleza y sus consecuencias se han convertido en un destino de hierro para mí. Tengo que ser un ejemplo para la juventud inmadura que me mira como a su maestro y yo mismo tengo que prescindir de toda poesía, aunque me vea obligado a hablar de ella en mis clases en
VI
Así que Friedrich Creuzer eligió a Sophie, pero inmediatamente le rogó a Karoline que no lo abandonase. Quería seguir poseyendo la poesía; pero sin comprometerse con ella. La Poesía tenía que estar a su disposición, permanecer asequible a su capricho. En una de sus últimas cartas le escribe: “Le das miedo a tu Piadoso. De verdad, cuando vaya a verte tienes que mostrarte un poco desvergonzada y darme valor con tu juego amoroso. Tendrás que abandonar tu perfección, pues en caso contrario no podré disfrutar de tu compañía.”
VII
Karoline von Günderrode le contestó: “Varias veces fui para ti, y me enorgullezco de ello, un espejo fiel en el que te podías mirar; sí, yo reflejé tu imagen con gran sinceridad; pero nunca me miré en ti, dime, ¿por qué?”
VIII
Karoline había hablado frecuentemente con su amiga Bettina Brentano de fundar una religión de
IX
Karoline vivía al lado de Susette Gontard, la Diotima de Hölderlin. Ambas sabían que el amor es la fuerza que nos concede levedad. Karoline había aprendido en el Banquete de Platón que el amor puede tornar sutilísima la consistencia del barro. El amor es el aleteo del anhelo de fusión con el otro. Y es más necesario que el aire para todos aquellos que no acaban de hallar su patria en la tierra.
X
Karoline pensaba en el amor y veía únicamente a Creuzer; éste pensaba en sí mismo y veía a su lado a Sophie y más allá a la Poesía. Creuzer no quería volar.
XI
Postrado en el lecho por culpa de una enfermedad que lo tenía a merced de su esposa, Friedrich Creuzer decidió romper con
XII
Karoline eligió con todo esmero hasta el mínimo detalle de su adiós. Visitó a un cirujano para que le marcase en el pecho el punto exacto en el que un puñal alcanzaría sin dificultad su corazón. Después se encaminó al Rhin, allá donde una lengua de tierra intentaba imponerse al fluir de la corriente.
Cada vez redactas mejor, te estás convirtiendo en un auténtico contador de historias.
ResponderEliminarGracias mil, Gran Maty.
ResponderEliminarMe sumo al elogio de Maty. Señor Luri, nombras a Hölderlin, alguien que me fascina desde que escuche una gran obra musical que le dedicó H. Holliger. ¿Podrías escribir algo sobre él?. Muchas gracias.
ResponderEliminarMatar la poesía , que atrevimiento ....no soy capaz , aunque sea un auto engaño , no soy capaz
ResponderEliminarMatrimionios hubo, muchos en realidad, que concertados por algún tipo de conveniencia funcionaron sin embargo estupendamente bien
ResponderEliminarNo tenían expectativas mutuas, eran la mera realización de un contrato escrito o no, y sin expectativas llegaron a generar no solo estupendas convivencias sino cariños mutuos por esa mutua convivencia
recomendable
ResponderEliminarhttp://atoupeiratoupeiro.blogspot.com/2007/12/vengo-aqu-hablar-de-mi-libro.html
Anónimo:
ResponderEliminarEfectivamente, muy RECOMENDABLE
Andrés: Durante un tiempo me interesé (a través de mi mujer) de las románticas alemanas. De ahí que diera con la Günderrode y su mundo. Pero todo lo que sé de Hölderlin con un cierto sentido no sé si da para llenar un post.
ResponderEliminarPeggy: Hay gente pa'tó.
ResponderEliminarCelebrador: "El roce hace el cariño", decían las abuelas. El casarse por amor es un invento muy moderno y parece que, visto como van los divorcios, con un grandísimo futuro.
ResponderEliminarLo que son las cosas. Es la segunda vez en menos de 24 horas que me doy de bruces con ese libro: "Vacas". Me quedo sin palabras con su subtítulo: "su dignificación sexual y gastronómica".
ResponderEliminarEn cuanto a las bodas y divorcios, me da a mí que la cosa acabará de regularse con un carné por puntos.
Prefiero, con todo, el amor generoso del fil�sofo Fil�n, cuya carta de despedida a su amada Dincer figura ya colgada en mi blog. Espero que te guste c�mo ha quedado compuesto el post. Mil gracias, querido gregorio. Me sumo a las palabras de maty: cada vez escribes mejor. Un abrazo.
ResponderEliminarPues yo opino que el encanto de este cafè, es ese, la clara y presisa redacciòn ( quiza tambièn la sapiencia)con que lo escribes todo.
ResponderEliminarAl leer este escrito me ha venido una duda >Serà una verdad aquello que cantaba Rocio Durcal? "No cabe duda que es verdad que la costumbre , es màs fuerte que el amor"?
He aprendido mucho ,gracias a tì,
sigue escribiendo maestro Luri, que yo seguire visitandote , si me lo permites.
saludos