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viernes, 7 de diciembre de 2007

Pisa con garbo

Sigo con mi campaña. Y no descansaré hasta dejar la enseñanza española limpia, reluciente y esplendorosa como una patena que sea la envidia de la enseñanza mundial. Hasta que nos salgamos por encima de todos los informes Pisa habidos y por haber.

Hoy le toca el turno a un derecho elemental. Un derecho tan básico que da un poco de vergüenza hasta reivindicarlo, porque es como si reivindicara el derecho a respirar. Se trata, amigos, del derecho a ser frustrado.

En las últimas décadas ha desfilado triunfante por las familias, las calles y las aulas una especie de Santa Alianza que armada con cinco duros de psicoanálisis y la convicción de que no hay nada más absolutamente bueno que una buena voluntad, ha intentado erradicar la frustración de la existencia infantil a base de sobredosis de beatería. Y ha arrollado. Hoy no son pocos los padres que lo están pagando caro.

Reivindico, pues, la reacción.

Hans Blumenberg escribe en su último libro, El mundo de la vida, algo que me viene como anillo al dedo. Recurro a su autoridad como bandera:

“El yo se comprende a sí mismo como polo vivencial en su resistencia frente a la decepción de la propia expectativa: mediante el recurso de la corrección de su camino vivencial, en lugar de la ‘desalentada’ renuncia a su propia identidad. En la medida en que se mantiene firme y modifica el mundo, comprende lo que significa ser ‘yo’”

Podría decir, en resumen, que reivindico el derecho a una vida normativa.

Mi conversión a la reacción tuvo lugar hace años en un pueblo de la santanderina Vega del Pas a donde había ido con mi familia a pasar unos días. Había una especie de estanco-tienda-café con un par de mesas y unas cuantas sillas frente a un televisor donde se reunía la gente mayor por la tarde. Fue allí donde escuché la confesión de un señor mayor diciendo una verdad elemental, que suelen ser las más difíciles de ver. Señalando a un par de niños que estaban comprando chucherías, dijo: "¡Esto no puede ir bien! Lo normal sería que estos niños me estuviesen robando las ciruelas y que yo estuviese ocupado en mi huerto espantándolos a gritos. Pero en vez de ir a robar ciruelas, prefieren comprarse esas cosas para empuercarse el estómago. Y a mi me han dejado sin nada que hacer."

8 comentarios:

  1. Estoy con usted. Las frustraciones son esenciales, tanto como los éxitos, quizás más que éstos.

    Ánimo con su campaña.

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  2. PD Entrevistas «La LOGSE es un sistema hecho por cretinos profundamente incultos» J. Orrico

    "Me quedé petrificado cuando leí que en los planteamientos de la ley [Logse] decían que “los conocimientos no son importantes”, sino las capacidades. Cuando lo que decían los ilustrados era que el conocimiento te hará libre, cuanto más se sepa más libre será uno."

    "Las clases medias se han ido masivamente a la enseñanza privada y concertada porque la pública es desastrosa. Quien más ha beneficiado a la enseñanza privada en España han sido los socialistas."

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  3. A decir que existen Jovenes que se dejan la piel, pero desgraciadamente no estan en mayoria. La dejacion que la administracion ha efectuado en estos casos ha sido uno de los factores primordiales, cambios de estructuras sociales, la ingenua aplicación del sistema docente empezando por Rubalcaba y Marchesi, que desde sus mejores intenciones y bajo una prespectiva Russeliana, desposeyeron a los maestros de autoridad, dejando a los jovenes de familias desestructuradas sin referentes, o al menos con los unicos referentes de los amigos que se encontraban en la misma situacion

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  4. La cursilería es, efectivamente, otro problema muy importante. Como esto de tener a los niños todo el día de museos y visitas culturales. Malo para nosotros que no podemos ir a ningún lado sin toparnos con una horda de mocosos; y malo para ellos, que a esas edades tienen que estar en clase o partiéndose la cabeza a pedradas, pero no haciendo gazmoñerías. Luego salen unos cursis, y la cursilería suele ser el reverso de la brutalidad.

    Eduardo Arroyo hablaba de un proyecto de cuadro suyo que representaba un gran guante de béisbol que sacaba a los niños de los museos. No sé si al final lo pintó.

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  5. Me encanta que j. haya sacado el tema: los Institutos parecen Marineland.
    Cada vez que digo eso mismo, que estamos para dar clase y no para sacar de paseo a los nenes (que los saquen sus papás), me miran como diciendo, ya está la Gabi con sus excentricidades.
    Hombre, si ellos estuvieran sobrados de conocimientos, vaya y pase. Ya sabemos que muchos papás sólo sacan a sus hijos al hiper, pero tal como vamos, me parece una aberración.
    Mis compañeros piensan, sin embargo, 'que eso también es educativo'. Pues no lo comparto: se montan tantas salidas que no sólo se interrumpe el precioso tiempo de clase sino que también se alborota al personal. Yo nunca he sacado a mis alumnos de clase para ir a ningún lado. A mis hijos los llevaba yo a los museos y los teatros. Espero lo mismo de los papás de mis alumnos.
    Por cierto, Gregorio, que ya sé que tú sabes de qué hablas: si no lo supiera, no te contestaría.

    Abrazos.

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  6. A mi si me gusta ver a los críos en los museos ,existen un montón de actividades de estas instituciones para ellos , pero entiendo que los padres delegan mucho en el colegio "educación" que deberían hacer ellos , no soy docente , es mas , nunca me gusto dar clase , les felicito por dedicarse a esa profesión para mi extenuante y poco agradecida , desconozco los problemas existentes , asi que sus post me sirven de conocimiento y reflexion

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  7. Yo los llevo a los museos y al teatro y de colonias, contra mis convicciones, porque soy una mandada, para que no me tilden de facha y por no discutir, pero... recuerdo un amigo que, ante las recomendaciones de una escuela activa a la cual había llevado los hijos -luego los cambió a una más 'convencional'- que le mandaban notas para que les 'repasara' el cálculo y los problemas, y les 'diera de leer' en casa, manifestaba:
    -No, yo ya los llevaré a los museos y de excursión pero 'ellos' que enseñen lo que tienen que enseñar.

    Incluso mi padre en paz descanse, cuando salía a dar una vuelta por Montjuïc y veía los numerosos grupos de niños en rebaño juerguista me reñía:
    -Pero, cuando estudian?

    De hecho se ha montado una gran operación económica, desde hace años, con visitas, teatro, colonias y demás, si analizamos la calidad de las ofertas es, en general, malísima, y a muchos actores les repatea trabajar para escuelas y institutos, pero... hay que vivir. Y no sólo escuelas, jubilados, casals, etc. Fernando Fernán Gómez tiene un texto divertidísimo sobre su experiencia -mala- actuando para grupos de adolescentes que lo que querían era, más bien, retozar y reir, mientras él recitaba el monólogo del alcalde de Zalamea. Y paro, que me enrollo mucho.

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