Hace unos días recogía en El Café de Ocata la siguiente reflexión de Sloterdijk que, por cierto, no ha gustado nada a algunos de mis amigos: “La fundación de un Estado no es nunca inocente. Nuestros crímenes fundadores remiten a una época de la cual sólo guardan memoria nuestros historiadores. Cuando un crimen fundador es cometido ante los ojos de un mundo crítico, nos sublevamos. La violencia fundadora la soportamos en el mito, no en los periódicos. Pero quien quiere fundar quiere también el crimen necesario".
Hoy añadiré algo más.
Como es bien sabido,
“En lo que concierne al Hexahemeron, no conozco a nadie que no esté lleno de admiración por el ejército de Israel y por quienes lo dirigen. Debido a la total ausencia de moderación de los enemigos de Israel, no estaría justificado que Israel adoptase una actitud modesta o moderada. ¿Acaso la diferencia entre una política moral inteligente y una política inmoral inteligente es mayor que la que existe entre una política que actúa llorando y una política que no llora? La gramática coja de la frase anterior tiene su justificación en una cierta delicadeza por mi parte.”
Pues este post un poco confuso es todo cuanto, por delicadeza, quiero hoy añadir al post de Sloterdijk.
Qué delicia ética y estética que hayas hecho tuyo el Nighthawks de Hopper.Bravo!.Este es mi hermano águila.
ResponderEliminarPero también a las águilas les conviene recordar lo que decía Plinio el Viejo (Hist. Nat. 18, 49, 2): "Arator, nisi incurvus, praevaricatur".
ResponderEliminarDescendiendo a una tierra más cercana, quisiera introducir algunos hechos específicamente históricos, que están en la base de todo el conflicto:
ResponderEliminar1 - la pugna en la primera parte del siglo XX entre judios asimilacionistas y judios sionistas, que la política antijudia en centro europa y Rusia, zanjó definitivamente a favor de los segundos.
2 - La creación por estos de un estado judio en la zona, con un respaldo mayoritario pero no únanime en Naciones Unidas
3 - La conversión de ese Estado en un Estado moderno donde se practica el aprtheid, en base a leyes concretas: los árabes no se integran por el servicio militar; los matrimonios son básicamente religiosos y excluyen matrimonios entre confesiones diferentes; soilo se admite en el ejército a drusos de profesión cristiana; las bodas civiles deben hacerse en Chipre; las leyes religiosas tienen prioridad sobre las leyes civiles, si no las sustituyen o impiden su creación.
4 - la política del agua
5 - la dificil integración de los vecinos árabes en un proyecto común
6 - el interés de los gendfarmes territoriales árabes en alentar en el conflicto los focos de las llamas de un conflicto mayor y de mayor alcance territorial.
El punto 1 es de vital importancia, porque nadie debe creer que existe una actitud sionista interesada en una evolución hacia la modernidad política. El estado de Israel no va a ser un estado moderno, dejaría de "ser" al serlo. Sus vecinos tampoco tienen la intención ni la posibilidad.
La solución asimilacionista se encargó la vieja Europa de borrarla del mapa con sus progroms y campos de exterminio. Recomiendo la lectura de Hanna Arendt al respecto, que fué y escribió una sionista crítica, inteligente y lúcida.
Hoy, desde mi punto de vista, la mejor postura es la de no ser cómplice de ninguno de los dos bandos, a nivel individual, claro está.
Igual me he ido demasiado de la lectura del comentario de Plinio. Pero recojo los hechos anteriores aguijonando por la mención de la moral que aparece en uno de ellos.
desde el 67 han pasado casi trenta años, y el liderazgo del ejército y la política israelí ha cambiado mucho. En estos días, la frase "no conozco a nadie que no esté lleno de admiración por el ejército de Israel y por quienes lo dirigen" me produce cierto desasosiego.
ResponderEliminarAdemás, si ciertamente son casi indistinguibles "una política moral inteligente y una política inmoral inteligente", ambas me parecen muy alejadas de una política inmoral estúpida.
Finalmente, me sumo al "descenso a la tierra más cercana" de Luis Rivera.
Luis, como siempre es estimulante discutir contigo precisamente porque nuestras respectivas posturas no acaban de superponerse. Estoy de acuerdo en que el sionismo político es, básicamente, un producto de la incapcidad del liberalismo europeo (centroeuropeo, sobre todo) para creerse sus propias proclamas. Por eso la diferencia entre integracionistas y sionistas es entre los judios (alemanes, especialmente) una pugna generacional. Es la diferencia que existe entre la generación de un Cohen y de un Cassirer de la de un Leo Strauss o un Gershom Scholem. Pero hay que añadir que el sionismo político es, esencialmente, un movimiento antireligioso, más aún, herético, puesto que pretende renunciar a la espera mesiánica para hacer realidad una constitución política del pueblo de Israel que modifique esencialmente su tradición exílica. Podríamos añadir que fue muy mayoritariamente de izquierdas. De ahí que los judíos ultraortodoxos no tengan inconveniente en reunirse con líderes iraníes (ahí están las fotos), mientras el judaísmo político admite en el parlamento a musulmanes partidarios de la nación Palestina (ahí están las declaraciones públicas). Evidentemente, ¿cómo podría ser de otra manera?, se me podrá objetar. Pero es que esta diferencia no es mínima: a los partidarios de Israel en los territorios palestinos se los lincha. Esta es, para mí,una diferencia moral.
ResponderEliminarPor supuesto; nada más lejos de mi ánimo que moralizar a los palestinos en su territorio y dejaer caer el peso de la prueba en los paises ñarabes para condenarles. Ni eso ni todo lo contrario. Tienes razón en cuanto expones, salvo que cabe aceptar que en el estado de Israel (hoy) las leyes religiosas tienen preferencia sobre las constitucionales, si es que existen (he puesto el ejemplo de los matrimonios)
ResponderEliminarDe aquellos laboristas de los inicios queda ya muy poco, pero no porque se hayan diluido, sino porque el sionismo cierra filas (de hecho su doctrina es la defensa del estado judío en el hogar nacional histórico dado por Dios) con los grupos ortodoxos y los militaristas. Judios modernos, de formación académica española y francesa con los que hablo muy a menudo, por ejemplo, aceptan la crítica a la constitución de su estado e incluso el término apartheid, pero lo justifican. Israel sería un estado moderno si se dejan de lado cuestiones que afectan a a las libertades de sus habitantes, judíos o no.
En cuanto al deplorable mundo árabe, prefiero no hablar.Hay cuestiones morales que son terribles armas cargadas de futuro; por ejemplo: la compra por judios ortodoxos con dinero contante y sonante de viviendas en la parte árabe de Jerisalén, con la santa intención de crear un vecindario mayoritariamente judio (lo mismo que hivieron en los inciios del siglo XX). A quien vende, los fundamentalistas árabes los asesinan. Esto ya no es igual que entonces. Así lo entiendo yo.
Por eso, porque además me declaro siempre epicureo, prefieron no ser cómplice de ninguna de las dos facciones. Estamos ante un conflicto medieval, no es moderno, las armas si, pero el conflicto es medieval.
Y el estímulo es mutuo, Gregorio.