Descubro, boquiabierto, en un informe de la Oficina Federal de Estadística, que tres de cada cuatro alemanes del Este están hoy convencidos de que "el socialismo es una idea buena que ha sido mal aplicada". Desconozco qué porcentaje, pero no tengo duda, oyendo algunos comentarios sobre Cuba, de que muchos europeos occidentales comparten esta opinión.
La del socialismo es una de esas ideas que los humanos generamos para inmediatamente blindarla contra cualquier asalto de la realidad. Suele haber en ellas un componente emotivo tan intenso que moviliza la esperanza, el coraje y la generosidad de sus devotos hasta el punto de estar dispuestos a sacrificarlo todo por ella, hasta la vida. Antonio Gramsci hablaba de los mártires del socialismo con una profundísima piedad, considerándolos moralmente muy superiores a los del cristianismo, puesto que no los animaba la fe en la vida ultraterrena, sino la esperanza en una utopía terrestre. Es este uno tema delicado, ya que los entusiastas idealistas de uno y otro signo no solamente han estado dispuestos a derramar su propia sangre, lo cual puede ser digno de admiración, sino que con excesiva frecuencia se han mostrado especialmente generosos a la hora de derramar la sangre de los demás, y esto ya es más preocupante.
En realidad lo que me llama la atención con respecto a esta fórmula es que nadie parece atreverse a aplicarla al capitalismo. Y sin embargo es del capitalismo del único sistema del que podemos decir con razón que es una buena idea (por)que (inevitablemente, es decir, esencialmente) es mal aplicada.
A pesar de la diversidad de experiencias de socialismo real, se supone que quienes han aplicado malla Idea socialista son una camarillla gobernante que secuestró bajo siete llaves la espontaneidad popular, aniquilando de esta manera el poder redentor de la Idea. A pesar de la diversidad de experiencias de capitalismo real, se supone que quienes aplican bien la Idea capitalista son una camarilla que ha secuestrado bajo siete llaves la espontaneidad popular aniquilando de esta manera el poder redentor de la revuelta.
Ahora bien, si es cierto que existe una espontaneidad crítica en el seno del capitalismo, entonces o bien su camarilla directora ejerce su autoridad menos férreamente que la socialista, o bien esta misma espontaneidad crítica es intrínseca al capitalismo (al menos en sus formas democráticas) y entonces la protesta sería una forma natural de expresión del capitalismo (democrático) en tanto que buena idea que se aplica mal.
Cuando Bush llegó a Europa para conmemorar el 60 aniversario del desembarco aliado en Normandía, fue recibido con manifestaciones de rechazo en Roma y París. A Normandía llego también Putin (que representa una de las formas del capitalismo no democrático). Ni una sola persona alzó su voz contra él. ¿Quiere esto decir que para la conciencia pacifista europea los muertos de Chechenia valen menos que los muertos de Iraq? Es inimaginable que así sea. Lo que ocurre, simplemente, es que la conciencia pacifista europea, mayoritariamente antinorteamericana, está alimentada diariamente con la batería de imágenes proporcionada por los medios de comunicación capitalistas. Pero esto no quiere decir sino que el capitalismo democrático genera de manera natural una autoconciencia crítica de sí mismo. Y los manifestantes anti-Bush, que forman esta autoconciencia crítica, son tan esencialmente un fenómeno capitalista como lo pueda serla Coca-Cola.
El capitalismo -democrático, insisto-, efectivamente, es una idea buena que no puede sino ser mal aplicada. El capitalismo (ese capitalismo que el marxista E.P. Thompson se negó a identificar con la mecánica del capital) es una buena idea precisamente porque tiende a favorecer las respuestas técnicas a los problemas cotidianos, convencido que a los problemas sociales se encaran mejor con sabiduría práctica (en tanto que son problemas técnicos) que con compasivas rasgaduras de vestiduras.
Ante la presencia del dolor, las buenas intenciones, en sí mismas, no nos hacen mejores, sino que nos convierten en narcisistas irresponsables si no las acompañamos de alternativas efectivas. Por eso pienso que gran parte de nuestras manifestaciones son una forma laica de confesión pública: confesamos abiertamente nuestra indignación y como penitencia nos legitimamos a nosotros mismos para seguir parasitando el sistema. El capitalismo es, pues una buena idea porque estimula tanto la autoconciencia crítica como la sabiduría práctica, pero está necesariamente mal aplicada porque ni hay ciencia capaz de programar la aparición de la sabiduría práctica necesaria para cada situación histórica, ni hay tecnología política capaz de controlar los efectos imprevistos que pone en marcha cualquier intervención política. Es una buena idea, sobre todo, por su incapacidad natural para generar adhesiones entusiastas colectivas.
La del socialismo es una de esas ideas que los humanos generamos para inmediatamente blindarla contra cualquier asalto de la realidad. Suele haber en ellas un componente emotivo tan intenso que moviliza la esperanza, el coraje y la generosidad de sus devotos hasta el punto de estar dispuestos a sacrificarlo todo por ella, hasta la vida. Antonio Gramsci hablaba de los mártires del socialismo con una profundísima piedad, considerándolos moralmente muy superiores a los del cristianismo, puesto que no los animaba la fe en la vida ultraterrena, sino la esperanza en una utopía terrestre. Es este uno tema delicado, ya que los entusiastas idealistas de uno y otro signo no solamente han estado dispuestos a derramar su propia sangre, lo cual puede ser digno de admiración, sino que con excesiva frecuencia se han mostrado especialmente generosos a la hora de derramar la sangre de los demás, y esto ya es más preocupante.
En realidad lo que me llama la atención con respecto a esta fórmula es que nadie parece atreverse a aplicarla al capitalismo. Y sin embargo es del capitalismo del único sistema del que podemos decir con razón que es una buena idea (por)que (inevitablemente, es decir, esencialmente) es mal aplicada.
A pesar de la diversidad de experiencias de socialismo real, se supone que quienes han aplicado mal
Ahora bien, si es cierto que existe una espontaneidad crítica en el seno del capitalismo, entonces o bien su camarilla directora ejerce su autoridad menos férreamente que la socialista, o bien esta misma espontaneidad crítica es intrínseca al capitalismo (al menos en sus formas democráticas) y entonces la protesta sería una forma natural de expresión del capitalismo (democrático) en tanto que buena idea que se aplica mal.
Cuando Bush llegó a Europa para conmemorar el 60 aniversario del desembarco aliado en Normandía, fue recibido con manifestaciones de rechazo en Roma y París. A Normandía llego también Putin (que representa una de las formas del capitalismo no democrático). Ni una sola persona alzó su voz contra él. ¿Quiere esto decir que para la conciencia pacifista europea los muertos de Chechenia valen menos que los muertos de Iraq? Es inimaginable que así sea. Lo que ocurre, simplemente, es que la conciencia pacifista europea, mayoritariamente antinorteamericana, está alimentada diariamente con la batería de imágenes proporcionada por los medios de comunicación capitalistas. Pero esto no quiere decir sino que el capitalismo democrático genera de manera natural una autoconciencia crítica de sí mismo. Y los manifestantes anti-Bush, que forman esta autoconciencia crítica, son tan esencialmente un fenómeno capitalista como lo pueda ser
Ante la presencia del dolor, las buenas intenciones, en sí mismas, no nos hacen mejores, sino que nos convierten en narcisistas irresponsables si no las acompañamos de alternativas efectivas. Por eso pienso que gran parte de nuestras manifestaciones son una forma laica de confesión pública: confesamos abiertamente nuestra indignación y como penitencia nos legitimamos a nosotros mismos para seguir parasitando el sistema. El capitalismo es, pues una buena idea porque estimula tanto la autoconciencia crítica como la sabiduría práctica, pero está necesariamente mal aplicada porque ni hay ciencia capaz de programar la aparición de la sabiduría práctica necesaria para cada situación histórica, ni hay tecnología política capaz de controlar los efectos imprevistos que pone en marcha cualquier intervención política. Es una buena idea, sobre todo, por su incapacidad natural para generar adhesiones entusiastas colectivas.
Estupendo texto, clarificador y sobre todo, de fácil comprensión para quienes estén dispuestos a ello.
ResponderEliminarYo pienso en simple.
1 - el capitalismo es la manera natural que tiene la sociedad humana de crear progreso mediante unas herramientas básicas: el trabajo, la plusvalía (convertida en riqueza) y la decisión personal de cada uno para enrolarse. (No enrollarse, por favor)
2 - El socialismo fué el intento de alterar las relaciones entre capital y trabajo en el momento en que la clase trabajadora (masa, mejor diría) sufría un desquiciamiento entre su capacidad de acceder al conocimiento y su capacidad de acceder a la riqueza.
3 - El comunismo práctico fué el ideal utópico de mentes (podría decir que paranoides) que trataron de transformar a la sociedad en función de sus propios desvariós, utilizando como herramientas, básicamente dos: la violencia para hacerse con el poder y las teorías de Marx, para justificar un objetivo.
4 - El socialismo utópico se convirtió en práctico cuando decidió captar con el capitalismo, abandonando el enfrentamiento a cambio de una más equitativa distribución de los beneficios emanentes de la plusvalía.
Todos los experimentos de transformación de la sociedad proceden de gente que se sitúa al margen y pasa a la acción antes que a la reflexión. Cuba es un ejemplo de acción de 47 años, con reflexión de unso meses (los que antecedieron al asalto al Cuiartel de Moncada. El poder por el poder.
Los sistemas socialistas (salvo el anarquismo, que demostró lo que podía dar de si en las colectivizaciones en las tierras de Aragón, tan añoradas por algunos) basaron su posibilidad de subsistencia en el capìtalismo de Estado, es decir: el trabajo lo pone el trabajador y el estado absorve la plusvalía. Quien parte y reparte se queda la mejor calidad de vida.
Vi en el Clive Valley en Escocia, el experimento de Owen de la explotación colectiva de Lannark. Sumamente interesante. Los obreros ingleses transformaban e hilaban el algodón en un experimento socialista que incluía viviendas dignas, guarderías, escuelas, etc. Hablo de un temprano siglo XIX. Una pequeña salvedad: el algodón materia prima llegaba en buques ingleses desde la India, imposibilitando a la colonia, producir la transformación por su propia cuenta.
Bueno, Gregorio, es un inteligente comentario, que me ha llamado la atención. Bicheando por internet me encuentro con que aprovechas un artículo de 'La Vanguardia' de hace un par de años:
ResponderEliminarLink: http://www.lavanguardia.es/premium/publica/publica?COMPID=51256691416&ID_PAGINA=22780&ID_FORMATO=9&PARTICION=91&SUBORDRE=3
Allí dices una cosa muy interesante, que afirmar que "el socialismo es una buena idea mal aplicada" encubre un cierto platonismo (mal entendido, porque Platón, como buen griego, era utilitarista...).
A lo que voy es que entre capitalismo y socialismo existe una importante diferencia: el socialismo es, cierto, una idea (una bella idea, añado) y el capitalismo no.
Diré algo que puede sonar escandaloso, y es que la materia (la riqueza, los bienes y recursos naturales) se organiza espontáneamente como el capitalismo. El capitalismo sería, por decirlo así, el orden natural de las cosas (que haya propietarios, dueños y siervos, intercambios de bienes y servicios...).
El capitalismo no puede ser una idea porque es un proceso, un "sistema dinámico", como se dice ahora. Y Platón diría (si hablase castellano) que es un 'devenir', como defendía Heráclito & Cía. No puede haber ni ideas ni ciencias del devenir, según el platonismo estricto.
El socialismo es una idea (¡qué curioso!) porque, con buenas o malas intenciones, y con mejor o peor fortuna (de ahí la opinión de los alemanes orientales), pretende alterar el curso natural, espontáneo de los asuntos humanos.
Claro que la humanidad no ha debido conocer nunca un sistema puro 'capitalista' o 'socialista'.
En mi caso fue el contacto directo con los restos del socialismo real en Bulgaria, pero también en Rumanía y Chequia, lo que me supuso una caida del caballo en toda regla. Cuando pude ver las diferencias desergonzadas entre los barrios de la clase gobernante y los de los obreros y, sobre todo, el escándalo de una contaminación desmesurada. Todas mis fórmulas se estrellaron, de golpe, contra una realidad terrible y descorazonadora que mis posteriores contactos no han hecho más que profundizar.
ResponderEliminarCuando todos los sistemas generan desigualdades, nos pone sobre la pista de que la distribución irregular de la riqueza es un rasgo 'natural' del curso de las cosas. Por eso digo que el 'comunismo' (mejor que el socialismo) es, liberado de las experiencias históricas reales, y circunscrito nada más que al reino de las ideas, una hermosa idea, sostenida por el mismo Platón, defendida por Paulo de Tarso, o sir Thomas More.
ResponderEliminarJoaquín: Uno de los factores que más me han interesado a la hora de comprender las diferencias entre uno y otro sistema es que el comunismo necesita, para sostenerse, el entusiasmo militante de toda la población (de ahí que Kundera dijera aquello de que "el entusiasmo es el opio del pueblo", creo que en "La vida está en otra parte"), mientras que el capitalismo necesita, para mantenerse en pie, la protesta de los ciudadanos.
ResponderEliminarLo que posteriormente descubrí es que el proyecto socialista de realizar la unidad entre la historia y la filosofía es intelectualmente, una estupidez, y éticamente una perversión.
Gregorio, ese último comentario es muy importante. Por eso será que en la práctica se haya descartado que los filósofos gobiernen (reduciéndolos, a lo sumo, a "consultores" como Kissinger). Habría que investigar si "tener ideas" es otra forma de prejuicio. Los buenos griegos primarían la experiencia sobre la reflexión (y esa es ni más ni menos que la política).
ResponderEliminarAquí, Joaquín, tengo que disentir contigo:
ResponderEliminar1) No solamente es difícil que los filósofos lleguen a gobernar, es que, además sería un desastre. La filosofía, en tanto que filosofía, debe ser esencialmente atea e imprudente y no reconocer ninguna autoridad superior a la de la investigación filosófica. Un filósofo que de verdad viva la aventura del pensamiento no tiene por qué saber a dónde lo conducirá su camino. En modo alguno tiene que dar por supuesto que la filosofía sea edificante. Ni tan siquiera tiene que dar por supuesto que se pueda fundamentar una moral.
2) Evidentemente el político debe tener convicciones. Debe saber lo que quiere y cómo lo quiere. Y, sobre todo, debe dominar el maquiavélico arte de la prudencia.
En cuanto a los griegos a mi me parece que al menos los grandes filósofos no tenían dudas sobre la superioridad de la teoría. Pero esta es otra cuestión. Lo que me parece relevante es que cualquier imtento de politizar la filosofía la reduce, inmediatamente, a ideología.
"Cualquier intento de politizar la filosofía la reduce, inmediatamente, a ideología".
ResponderEliminarMe adhiero.
Pero entonces... ¿para qué sirve la filosofía?
ResponderEliminarSi esta pregunta tiene respuesta, la deberían contestar los tres o cuatro filósofos que corresponden (si corresponden) a cada siglo. Con respecto a los que andamos perdidos por el laberinto, yo sólo te puedo decir que es algo así como una incurable indiscrección del alma la que nos lleva a escuchar las conversaciones entre los filósofos y, sobre todo, a hacerlo no de manera cotilla, sino sinóptica. Te digo esto porque la mejor definición del filósofo que conozco es la de Platón: "Ho dialektikós synoptikós".
ResponderEliminarUn debate muy interesante, gregorio, sobre el que no me atrevo a emitir una opinión. Tienes mucha razón el señalar que el nivel de exigencia ciudadana parece ser distinto cuando se trata de Bush y cuando se trata de Putin. ¿No será que las espectativas respecto del primero son mayores, que nuestra exigencia de una moralidad en el ejercicio político de quienes consideramos de algún modo "nuestro" es mayor? EEUU pretende ser el modelo moral de la democracia occidental, y nos decepciona profundamente que se comporte de un modo que nos parece inmoral. Rusia, no pretende erigirse en modelo lo que, sin disculpar en absoluto su comportamiento antidemocrático, resulta menos hipócrita.
ResponderEliminarComo siempre, aprendo mucho aquí. Saludos muy cordiales.
Amigos: antes he escrito que "quien parte y reparte se lleva la mejor calidad de vida". No sólo en Chequia o en Rumanía. To lo he visto en Berlín. Y en Moscú.
ResponderEliminarEl problema no está en aplicar la filosofía a la administración política desde la filosofíal, sino en utilizar esta (o su conversión en ideología como coartada) para movilizar a las masas y alterar el curso natural de las cosas. "Transformar la sociedad" es algo que exige un esfuerzo superioral que una ideología, asociada a un movimiento de masas puede conseguir de consuno. Ese es el problema práctico. El intento inmediato es la dictadura y el siguiente escalón el fracaso porque la masa se desentiende del esfuerzo real.
Vi una vez un reportaje sobre la Rumanía de los dos Ceacescu en que se comentaba que aquello había terminado como un guión en una obra teatral en la que el pueblo rumano era el actor. En las ferias agrícolas, los vgegetales fantásticos eran de escayola. ¿A que engañarse? Todavía nadie sabe cuales eran los logros científicos de la doctora Elena Ceacescu.
En cuanto a los foilósofos aplicados a la pol´çitica, recordemos a Platón junto a Dionisio, en Sicilia. Poder es poder y quien lo tiene lo tiene y lo ejerce. Alejandro fué edicado por Aristóteles y la verdad es que armo un "rebombori· (desorden) de no te meenees.
Antes y ahora he olvidado algo que tu, Gregorio, apuntas, y que me scandaliza un poco. ¿A que el antiamericanismo, que yo comparto en primer impulso y del que me arrepiento cuando pienso en su palel en la historia del siglo XX? ¿De donde viene?
Saludos socialdemócratas a los tres.
Lo cierto es que el nivel de antiamericano en España sólo es comparable al que existe en los países musulmanes. Y no creo que eso deba enorgullecernos. Dicho esto creo que hay que añadir que los Estados Unidos tienen una deuda pendiente con la demcracia española. Entre nosotros tienen que ganarse lo que se ganaron en el resto de Europa. Basta ver los cementerios de Normandía para que a uno se le quite el antiamericanismo de golpe. Ahora bien, suponiendo que el imperialismo norteamericano sea malísimo: ¿Cuál es la alternativa? El otro día comentaba Jordi Pujol en una cena que quizás resulte peor el postimperialismo que el imperialismo. No está nada claro que los USA tengan suficiente energía como para mantener su liderazgo, sobre todo viendo como evolucionan las cosas en Asia.
ResponderEliminarUna cosa más: los fascismos han nacido aquí, no en América. Y siguen latentes aquí. Más aún me parece que no hay una idea interesante en los últimos años que no haya o nacido o tomado fuerza en los USA (ecología, feminismo... incluso el "altermundialismo"). Además cualquier crítica que podamos hacer nosotros, los europeos, a los americanos, se la han hecho previamente ellos mismos.
Un análisis comparativo de RMF sobre el antiamericanismo en España:
ResponderEliminarhttp://www.menacorde.com/wordpress/?p=366
Estoy de acuerdo, Gregorio, y por eso mismo hacía la pregunta. Es Europa quien ha oinventado las alternativas para transformar la sociedad, no Usa que usa como transformador el potencial industrial y económico.
ResponderEliminarCreo y sugiero que existe una cultura de cocina (dedicaré un blog a esto) que transmite en el nucleo social de la familia, principios irracionales: por ejemplo, los nacionalismos, las deudas pendientes, las derrotas anteriores, la vitoria por llegar, los malos de la película, los buenos escondidos. El Mahdi, en suma. Ese es un tema de cocina (algo dado) del que cuesta desprenderse, por mucho que las evidencias impongan su criterio.
Tengo oído que a antiaericanismo, en Europa, los griegos nos ganan a los españoles. Me gustaría que alguien enterado lo comentase.
ResponderEliminarDespués intentaré contestar. Ahora -hablando de cultura de la cocina- me voy a cenar al Mas Vell,un restaurante de aquí al lado, regido por el Ramón, un magnífico cocinero.
ResponderEliminarBon profit. Yo he hecho una brandada de bacalao que ha resultado triunfal
ResponderEliminarLa brandada es un plato sutil, que requiere mimo. Mi madre decia del bacalao que "es muy lambinero". Mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarSobre los USA me parece que va a estar dándonos abundantes motivos para discutir. A mi de todas las posturas antiamericanas que conozco hay tres que me sacan de quicio:
1) La de quienes vienen a decir que el único mal realmente existente en el mundo es la tozuda creencia de los norteamericanos en la existencia del mal.
2) La de quienes son incapaces de comprender que Estados Unidos no se haga el hara-kiri para desmontar sus suspicacias antiamericanas.
3) La de quienes dan por supuesta la superioridad moral de Europa.
¿NO habrá un compejo de inferioridad por el hecho de que una coonia haya salido discípulo aventajado de los imperios históricos? Un cabreo sutil?
ResponderEliminarNo soy pro americano porque no quiero ser pro nada, pero ignorar el hecho dinámico de USA en el mundo en que vivimos o enfrentarse a él desde el tercer mundismo me parece de tontos.
Me parece absurdo que la gente apele a la historia y no sepa reconocerla en su tiempo.
Por cierto, sobre la brabdada; con patata y sin bechamel para mayor consistencia. Delicoosa.
A propósito de brandadas, i otras delicias:
ResponderEliminarLo que me saca de quicio es el abismo de inconsistencia entre lo personal (lo vivencial) y lo político (lo "ideal") que observo en mucha progresía. Cualquier madre se pondría a temblar si su hijo se fuese a una universidad de Riad o Teheran (a lo mejor hasta injustamente); así como cualquier madre se sentiría orgullosísima de un hijo en Berkeley o Harvard. Por poner un ejemplo.
Hay un libro que incluye artículos sobre América y Europa de Arendt ("tiempos presentes"), muy interesante y abundante en tesis como suele pasar con ella (para mí es un descubrimiento bastante reciente, y me tiene encandilada, perdonad la insistencia). Os dejo una perla:
"Los problemas centrales del mundo son hoy cómo organizar políticamente las sociedades de masas y cómo integrar políticamente el poder técnico. Debido a los peligros de aniquilación inherentes a tales problemas, Europa ya no está segura de si puede adaptarse al mundo moderno y, consiguientemente, con el pretexto de separarse de América, intenta escapar a las consecuencias de su propia historia."
Lola
En un post anterior (http://elcafedeocata.blogspot.com/2006/06/su-majestad-el-rey-de-los-belgas.html) intentaba llamar la atención sobre una diferecia entre Europa y los Estados Unidos que a mi modo de ver es algo más que anecdótica: La primeras palabras del prefació de la constitución de los EEUU son "Nosotros el pueblo..."; las primeras palabras del prefació del proyecto de constitución de la Unión Europea son "Su majestad el Rey de los belgas...". ¿Cómo no acordarde del esclavista rey Leopoldo que hizo del Congo su finca particular?
ResponderEliminarLOla: Puedes citar a Hannah Arendt cuanto te plazca. No hay duda de que es una de las grandes pensadoras del siglo. El excelente grupo de pensadores que se trasadó de Alemanoa a los Estados Unidos tras la Segnda Guerra mundial representan perfectamente la "traslatio imperii".
Luis: si te vasa poner a hablar de cosas realmente trascendentes, no nos dejes a medias: ¡O suelta la receta o calla para siempre!
Bien, antes de tomarme un merecido café matutino, no sé si abro o cierro algún debate, volviendo al "antiamericanismo" rampante en Europa.
ResponderEliminarHe encontrado en internet un artículo de un profesor griego, que reflexiona sobre la extraña reacción de griegos (y turcos) a los atentados del 11-S. Lo explica sobre la base de la anómala historia política del país.
Link:
http://www.demokritos.org/antiamericanism_in_greece.htm
Vamos a ver: en un libro que creo que debe ser "Tiempos presentes", pero no estoy seguro de ello, aparece una cita (he intentado encontrarla hojeándolo y no he podido) en el que el autor trata de ver como los americanos USA nos ven a los europeos. Ellos no comprenden la actitud antiamericana de Europa y pñiensan que todos los paises europeos han sufrido totalitarismos durante los últimos 100 años, cosa que está a años luz de su concepción de su pais. Creo que la referencia venía vinculada a la extrañeza poor las críticas que hacía Europa al macartysmo.
ResponderEliminarSi es cierto, pienso, que debemos realmente haver dejado una imagen extraña en la sociedad americana: por un lado respeto a la vieja Europa y por otro incomprensión. ¿Como pueden entender que la UE sea incapaz de adoptar una política exterior común? ¿Cómo pueden entender la posición de la UE en el conflicto de los Balcanes?
En cuanto a la brandada la receta está en el Primer Libro de Simone Ortega, (el libro gordo) porque en el segundo hay otra receta pero esta lleva bechamel y nata y para mi, además de quedar demasiado fina es muy empalagosa. La ventaja de mezclarla con patata hervida y pasada por el pasapuré es que adquiere una mayor consistencia con una textura suave. Con rebananditas de pan frito está deliciosa, de hecho estuvo y me sentí reconfortado. Por lo menos alguien me aplaude de vez en cuando.
Luis, a mi a veces me sorprende, cuando me sale un plato realmente bueno, que mis comensales no se rompan las manos aplaudiendo o, al menos que me den una vuelta, si no al ruedo, al menos por la calle. Confieso mi absoluto e irrremediable narcisismo culinario (y si ando blogeando no solo culinario, pero esta es otra cuestión).
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarGracias por la visita. Ve siempre por mi blog como yo vendré por aquí.
Termino de escribirte e inmediatamente agrego el link de tu blog.