La tentación de Santo Tomás de Aquino, Velázquez, 1632-1633
I
Tomás de Aquino manifestó desde muy niño una inteligencia extraordinaria. Lo que menos se podían imaginar sus padres, Landolfo, Conde de Aquino, y Teodora, Condesa de Teano, es que quisiera ser fraile dominico. Por eso su decepción fue mayúscula cuando decidió tomar los hábitos
II
Alberto Magno El secreto de los filósofos
III
Hay unanimidad en considerar a Alberto Magno, el maestro de Tomás de Aquino, como el hombre más sabio del siglo XIII. Era conocido como “Doctor universalis” y se lo tenía por “Magnus in magia, maior in philosophia, máximus in teología”. Una de las pruebas más asombrosas de su saber fue el autómata que construyó tras treinta años de sutiles trabajos y que sabía andar y hablar con tanta ciencia que era capaz de responder a todo tipo de preguntas. Dicen que Tomás de Aquino lo destruyó al tenerlo por obra del diablo.
IV
El filósofo franciscano Roger Bacon construyó una cabeza parlante con la intención de que le ayudase a resolver los grandes misterios de la ciencia. Pero cuando este autómata finalmente habló, sólo dijo una frase: "El tiempo pasa". Y a continuación se autodestruyó. William Godwin, el padre de Mary Shelley, la autora de Frankenstein o el Moderno Prometeo, estuvo fascinado por esta historia.
Acabo de leer
Escribe Rousseau en una nota a pie de
Paracelso, en De Natura Rerum, enseña el modo de producir homúnculos, y sostiene que los pigmeos, los faunos, los tiros y las ninfas fueron engendrados por la química.
VIII
Nathanael, el protagonista de El hombre de arena, de E.T.A. Hoffmann, se hallaba confundido porque tenía que decidirse entre dos mujeres. Una era Clara, su prometida, a la que consideraba "un autómata maldito y sin vida"; la otra, Olimpia, era una auténtica autómata, pero sólo a ella la tenía por un alma gemela. "Sólo en el amor de Olimpia -le dice a un amigo- me reencuentro a mí mismo".
X
Ese gran lector de Hegel que fue Jean Marie Villiers de l’Isle Adam escribió
- ¿Sabrá ella quién es? –le pregunta Lord Ewald a Edison.
- Sabemos nosotros quiénes somos y lo que somos? ¿Vas a exigir de la copia lo que Dios no ha querido del original?
- Pregunto si esa criatura llegará a tener sentido de sí misma.
- Sin duda.
- ¿Decís…?
- He dicho: “sin duda”, porque es cosa que depende de usted, y sólo de usted, el que se cumpla esa fase del milagro.
Eva Futura, la mujer eléctrica, también necesita ser reconocida por un humano para ser completamente humana.
Lord Ewald se embarcó con Eva en el vapor The Wonderful con destino al Nuevo Mundo. Pero no tenían futuro. Un incendio incontrolado provocó el desastre. ¿Cóno no recordar a Descartes y a su autómata Francine?
Le Désir d’être un homme Jean Marie Villiers de l’Isle Adam es la biografía de un actor que, tras una vida dedicada a la representación de lo ajeno, olvidó quién era él.
O nosotros nos hemos olvidado, como hijos de Prometeo, el uso de la prudencia, o ésta se quedó en algún día perdido de la Historia.
ResponderEliminarLa llama que nos entregara no parece haber sido bien recibida y mucho menos bien cuidada..
Los padres tratamos dar a los hijos los rumbos que queremos, olvidaddo que la mayor sabiduría proviene del mejor uso de la libertad.
Hola dilaca: pero los padres lo hacen lo mejor que pueden, incluso no dando "rumbos" es lógico que den pistas, ¿no?, precisamente para el manejo de esa libertad (que no viene en ningún prospecto). Saludos.
ResponderEliminarGregorio: me encanta leerte porque me enseñas y me haces dudar:)
Un célebre poema de Juan Ramón:
ResponderEliminar"¡No corras, ve despacio,
que adonde tienes que ir es a ti solo!
¡Ve despacio, no corras,
que el niño de tu yo, recién nacido
eterno,
no te puede seguir!".
José Díaz Fernández tuvo una hija: Mercedes Díaz Roig, que llegó exiliada a México. Díaz Rog me contaba que, de niña, su madre y ella se mudaron a un piso que quedaba enfrente de la cárcel de Madrid,porque a Díaz Fernández lo arrestaban cada poco (era muy rojo), y así lo podían saludar desde la ventana. Mercedes se casó y tuvo dos hijas. Cuando éstas crecieron y ella tenía aproximadamente 40 años, estudió Filología. se licenció con una tesina sobre Emilio Prados y se dedicó a la Lírica Tradicional. Yo la conocí en El Colegio de México, en donde trabajaba con el equipo de Margit Frenk. Mercedes nació en 1929 y estudió en la Institución Libre de Enseñanza. Era una mujer con un sentido del humor extraordinario, una gran mujer. La Venus mecánica, que su padre le dedicó, es una novela injustamente olvidada, como muy bien dices, y Diaz Fernández, un autor original y digno de estudio, excluido, incomprensiblemente, de las historias de la literatura española.
ResponderEliminarTus artículos me traen siempre asociaciones atractivas y emotivas.
Un abrazo.
Gabriela: cada vez que veo tu nombre por aquí sé que mis entradas van a abrirse a perspectivas nuevas. A veces pienso que el mejor diálogo es aquel en el que se cruzan y entrecruzan las casualidades.
ResponderEliminarEn una película maravillosa de los 50 "The bride of Frankenstein", le hacen al "¿monstruo?" una novia por el mismo método. Cuando ella se asoma a la vida(personaje que interpreta maravillosamente una actriz, Elsa Lancaster, me parece recordar, que era la esposa de Charles Laugthon) y ve al novio al que la han destinado, en una escena hilarante pero sencillamente llena de contenido, chilla de terror: no se ha visto ella misma, claro está.
ResponderEliminarEsta películo es con mucho, a mi entender, tan buena o mejor que la primera de la serie
Luis: Pilar Pedraza me enseñó a apreciar esta película como se merece. Es una joya. Elsa Lanchester hace al mismo tiempo de Mary Shelley y de novia de Frankenstein. James Whale tuvo una idea magnfícia.
ResponderEliminarGregorio:
ResponderEliminarte dejo mi nueva dirección mientras espero recuperar mi blog anterior al que por una torpeza le he infrigido daños que espero sean salvables.
http://dilaca-dilaca.blogspot.com
Te espero por allí!
A proósito. La madre de Mary Shelley, autora de Frankesntein y esposa del poeta, fué Mary Wollstonecraft, también de agitada vida y precursora de los derechos de la mujer. Godwin era asimismo un radical político.
ResponderEliminarCuentan que cuando Mary, la hija, eataba embarazada dijo algo así como: "Sólo espero que mi hijo sea un persona corriente"
Querido Gregorio, estoy leyendo la biografía que Leonie Frieda escribió sobre Catalina de Médicis (Siglo XXI, 2006), y me he encontrado con esta espeluznante historia que creo que te gustará:
ResponderEliminar"Álava informó a España de que, en enero de ese año (de 1569), se había dirigido a Catalina con una extraña propuesta un hechicero italiano que vivía en un sórdido lugar conocido como el "El Vallée de Misère", en el muelle de Mégiserie de París. Aquel hombre le prometió a la reina madre de librarla de sus principales enemigos, y ella decidió contratarlo. Su misión consistiría en hacer tres hechizos para Condé, Coligny y D'Andelot que les causarían la muerte. Desde Estrasburgo, llegó un escultor que construiría en bronce las efigies de las víctimas. Eran de tamaño natural y las personas representadas estaban de pie y mirando hacia lo alto. Todas tenían cabellos largos que habían sido acondicionados para permanecer erizados. Las efigies contaban además con un complejo juego de tornillos que permitían mover sus miembros y abrir la cabeza y el pecho. Todos los días, encerrado en su escalofriante taller, el italiano confeccionaba horóscopos para las tres víctimas, y según esos datos, ajustaba los tornillos. Lo que se sabe es que, cuando Condé y D'Andelot murieron, sus cuerpos tenían marcas extrañas que no parecían tener relación alguna con las causas aparentes de su muerte.
En aquel momento, se pensó que el veneno había hecho recrudecer viejas heridas de D'Andelot; y en cuanto a las marcas de Condé, todos los que las vieron quedaron desconcertados. Pero, fueran cuales fuesen los poderes sobrenaturales conjurados por el hechicero, Coligny tenía alguna protección contra ellos, porque sobrevivió y siguió causando problemas al reino. En junio, frente a las reclamaciones de la reina madre, el italiano le achacó la culpa de no haber logrado dar muerte al almirante a la estrella de éste, que ya estaba demasiado alta y poderosa, y añadió que hubiera necesitado al menos 17 efigies de Coligny para lograr el efecto deseado.
(pp.272-273)
Maryna: serás satisfecha a su debido momento.
ResponderEliminarGabriela: Gracias infinitas. No es que me hata gustado, me ha entusiasmado. Te debo una.