oh, oui, je t’aime!
moi non plus
oh, mon amour…
comme la vague irrésolu
je vais-je vais et je viens
entre tes reins
et je me retiens.
Nno sé si Serge Gainsbourg introdujo el « reins » del penúltimo verso para poder rimar con “retiens” o si, de verdad, andaba perdiéndose entre los lomos y los riñones de la ginégina Brigitte Bardot (para quien compuso originalmente Je t’aime… Moi non plus) y la andrógina Jane Birkin; pero, en cualquier caso, tras la protesta del Vaticano, de la reina de Holanda y de mil respetables instituciones más,
¿Y, en realidad, qué decimos exactamente cuando decimos con absoluta sinceridad "te quiero"? ¡Qué de ambigüedades escondidas en este verbo!
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ResponderEliminarQuerido amigo: siempre creo en la interpretación, metáfora al fin, del lector, sin influencias sartrianas en este caso. Reins es reins, como dices bien riñones o lomos y en mi delicada juventud recordaba la Birkin en el film de Antonioni "Blow up" y me decía que sí, que "et je me retiens". Aquí, frente a la lectura crítica defiendo la apasionada lectura incandescente. "Yo voy y vengo" es más de lo que cualquier imaginario pudiera mostrar, un sueño al fin de la erótica de un tiempo pasado.
ResponderEliminarEn internet se puede encontrar un 'sitio' magnífico dedicado a este artista:
ResponderEliminarhttp://www.gainsbourg.org/
Dos aforismos suyos:
"La mort ne m'intéresse pas en tant que mystère puisque j'aurai passé l'essentiel de ma vie à venir à bout des plus grands. Elle m'intéresse en tant qu'arrêt terminal. Voilà pourquoi, puisqu'il s'agit d'un bilan de fin de voyage, mieux vaut - selon moi - avoir effectué ce trajet avec un maximum de richesses physiques et culturelles, en leur bonne et haute compagnie"
"Si j’avais à choisir entre une dernière femme et une dernière cigarette, je choisirais la cigarette : on la jette plus facilement!"
Hubo un tiempo, tal vez los más ancianos lo recordemos, en el que el espléndido cine francés tiraba de cantantes autores tales como Brel, Aznavour, Reniani y el Gainsborough. Era un cine negro de realizadores como Verneuil, Malle o Sautet, brillante. Fué la época inmediata la nouvelle vague (a la que recomiendo ver de nuevo en sus orígenes y en sus derroteros: Godard, Truffaut, Rohmer, Chabrol, el mismo Malle y el dulce y almibarado Lelouch. Todo lo que transcribes de SG, Joaquín, está allí y fué un tiempo glorioso. Añádle la figura "andrógina" de la Birkin (para mi la Bardot no fué nunca motivo de excitación) y tendrás la explosión del 68 en sus aledaños. No olvidemos a la Piaf, a Becaud, y por cierto, tampoco olvidemos que "My way", el himno de Sinatra, era una canción que compró Paul Anka a Michael Sardou. Llevaba el título de Comme d'habitude. Puede que me equivoque y fuera de Claude Françpis, pero creo que no, tengo las os versiones. Me teneis que perdonar que os diga, que la primera vez que vi parís se me saltaban las lágrimas. Claro está, aquí seguía Franco. Por cierto, el autor, el que fuera, tuco también un afaire con la Birkin.
ResponderEliminarLuís, el cine francés de los 50 y 60 ha sido un momento glorioso de la historia del cine. Sigue siendo delicioso de ver.
ResponderEliminarHoy las películas francesas de estreno me parecen pedantes, salvo excepciones. Los personajes hablan demasiado, y muy rápido (parecen sofistas, já).
Una excepción: "El señor Ibrahim y las flores del Corán" (2003).
Fui con mi mujer el otro día a ver la reposición de "Vivre sa vie", del Godard. ¡Qué grande! Anna Karina, infinita. ¿Y los diálogos? En cada tofograma hay una sobredosis de inteligencia. Es una película de esas de digestión lenta, porque las secuencias se te despiertan durante los días posteriores y vuelves a ella a enlazar cabos sueltos. Me pareció, por cierto, una furibunda crítica a Sartre. Y Joaquín, estoy contigo: el actual cine francés me parece que está a la altura de su actual presidente.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con ambos. El cine de Godard no merece el olvido. Puede que sea anti sartriano, aunque bebe de los mismo tiempos, pero su idea de la acción es muy otra. El punto de autodestrucción de Belmondo en el final de Pierrot le Fou, es para mi, con Ocho y Medio de Fellini, los dos más coherentes puntos de vista sobre la impotencia en su tiempo. "Vivre sa vie" es una lección de cine desaprovechada. Y siempre me remito a los paseos de Ana Karina (musa de verdad) por la playa en Pierrot le Fou, pregunténdose "¿que voy a hacer? ¿Que puedo a hacer? Godard supo sacar partido de los actores y de su físico de una manera plus americaine. Eddie Constantine en Alphaville, por ejemplo...
ResponderEliminarSi podeis escuchad la versión de Michel Sardou de "Comme d'habitude" La tengo y es estupenda.
Y, Luri, apuntas algo en dos comentarios últimos que es muy sugerente: que una nación acabe pareciéndose a su presidente es más que preocupante, decepcionante.
ResponderEliminar"Te quiero" es un cajón desastre, una frase comodín que las más de las veces utilizamos porque, o no sabemos qué queremos decir en realidad, o lo sabemos pero nos sabemos explicarlo con sus luces y sombras... Pero, ¡Qué útil es!
ResponderEliminarAh! yo era tan inocente en aquél entonces... que la canción me picaba en las entañas traída por esas palabras en medio de exhalaciones y las monjas del colegio ofendidas hasta el rubor.
ResponderEliminarHablando de que una cinematografía se parezca a su presidente... ¿Habéis visto la película "Presidente Miterrand (Le promeneur du Champ de Mars)(2004)?
ResponderEliminarDilaca: Lo mismito. La canción (el single que corría de mano en mano) estaba prohibida en el colegio, y las monjas se afanaban a encontrarlo. Y nosotras a esconderlo. Cuánto erotismo perdido por la senda de la liberación; sobre todo cuánta diversión y puro cachondeo perdidos.
ResponderEliminarComo que os veo muy agrancesados, permitidme el contrapunto, el otro lado del espejo, es decir Usa:
Como el "My way" de Sinatra, nada de nada. Es un fuera de serie.
Yo ya sólo veo películas americanas de pura distracción, algunas realmente notables. O bien recupero clásicos en Dvd. Casualmente vi, Joaquín, la de Miterrand; el personaje tiene tantas aristas que la película, aunque lo intenta, se queda algo plana, pero es interesante.
Saludos a todos.
Lola
Luis, me dejas sorprendido con tus conocimientos cinefilos, tan ajustados y precisos, además. Me alegra contar con ellos. En cuanto a Chirac: me importa relativamente poco que los franceses se parezcan a él (que se parecen), lo que no soporto es esa melodramática caterva de desharrapados mentales (¡coño! ¡vaya frase que acabo de escribir! Me sorprendo a mí mismo, pero así se queda!)que NOS gobiernan a los europeos. Cada vez me duela más Europa.
ResponderEliminarCaboblanco: Bienvenido des Roma al Café de Ocata. Tu blog (Roma Victrix) es magnífico. Espero que sigamos viéndonos. De acuerdo con tu com,entario. Con las palabras, además de diccionarios, debería haber algo así como un manual explicando sus efectos (primarios y secundarios) porque "por sus efectos las conoceréis".
Joaquín: no he visto la película (aunque tiendo a sospechar que Lola puede tener razón). En cualquier caso Miterrand era un político al que le ha faltado un Maquiavelo escribiendo sus memorias. O eso me parece a mí viéndolo desde Chirac, porque la mediocridad de éste, lo ha encumbrado hasta el cielo del sueño de Escipión.
Dilaca y Lola: someter a las monjas a esta prueba del diablo habla realmente mal de vuestra catadura moral. ¡Y ahora venis hablando de inocencia!
Un abrazo a todos.
Es que Miterrand, con González en España, es uno de los últimos políticos con naturaleza de tales: actitud, verbo, cultura, carisma y endiosamiento. Lo de después es una raza de Directores Generales, que es otra cosa. Baste recordar la foto de Miterrand de espaldas entrando en los Inválidos, con la rosa en su mano derecha, desmayada. la cámara lo tomo en casi contrapicado y así se acentuaba la entrada en el olimpo, del que se va en línea directa al viejo Eliseo. Toda una vida para una foto, pero que sublime.
ResponderEliminarQueridos amigos, qué buena combinación habéis hecho de amor y política - ambas cosas reflejadas finalmente en cine y en canciones -Y me pregunto ¿es que hay algo más en la vida? Abrazos para todos.
ResponderEliminarIsabel:
ResponderEliminarDe Aristogitón y Harmodio,
es conocida la historia:
por un asunto de amores
hicieron en petitoria
un asado de tirano.
¿Será cierta tu salmodia
que de amor y política
hace el culmen de la gloria?
¿No me salvas nada más?
¿El resto es simple escoria?
Isabel, buena romana,
¿Y qué me dices de Clodia?
Pido perdón por la desmesura de mi atrevimiento, pero el bacalao al ajoarriero y el alvariño tienen la culpa de mi soltura de lengua y mi desvergüenza.
Bueno, lo que ocultan las palabras es mucho más interesante que lo que dicen. O dicho de otro modo, el silencio es más elocuente, pero para escucharlo, hay que hablar.
ResponderEliminarAbrazos.