Nunca me interesó demasiado Sastre, excepto, en todo caso, por lo que tiene de personaje repelente, obsceno, grasiento y manipulador, es decir, por lo que tiene de fenómeno de
La obscenidad del sexo femenino es la de cualquier cosa abierta: es una apelación al ser, como lo son por otra parte todos los agujeros; en sí la mujer apela a una carne extraña que debe transformarla en plenitud de ser por penetración y dilatación. Y, a la inversa, la mujer siente su condición como una apelación, precisamente porque ella está "agujereada." Sin duda el sexo es una boca, boca voraz que engulle el pene -lo que puede conducir a la idea de castración: el acto amoroso es castración del hombre-, pero ante todo el sexo es un agujero.
¡Qué joya de hombre!
¿No cree que vivimos inmersos en algo que lo de la 'mala fe' explica bastante bien?
ResponderEliminarYo diría que esa mirada oblicua de Monsieur Jean-Paul es una buena apelación al ser-sopapeado.
ResponderEliminarMe dio la impresión que Sartre sólo se refería a un tipo muy específico de mujer.
Lope de de Aguirre
Gregorio, ¡qué grima!
ResponderEliminarSi no recuerdo mal, Escohotado cita en "El espíritu de la comedia" un pasaje de "La náusea" sobre el sentimento de repugnancia que le produce al narrador un árbol como ser vivo. Y concluye lo lógico: este señor está enfermo.
Vaya, que Sarte es como el padre del niño obseso del chiste: "Es que, doctor, también usted, ¡le enseña unas cosas al chico!"
Claudio: La "mala fe" sartreana es el resultado de la huida de la "autenticidad". En su filosofía un concepto va con otro. Y la autenticidad es, en mi opinión, el concepto más perverso de la filosofía del siglo XX.
ResponderEliminarLope: Si el sexo es concebido como agujero y la mujer como ser agujereado, ¿cuál es la autenticidad de la mujer?
ResponderEliminarNo me parece que re refiera a ningún tipo especial de mujer.
J: Ese señor estaba enfermo. Y su enfermedad marcó una época. Hubo décadas en que en Europa abundaban los jóvenes deseando ser agujeros ante la filosofía sartreana.
ResponderEliminar¡Qué historia, la del siglo XX!
En mi opinión, Sartre podía haber sido un buen cliente de psiquiatra. Creo que era un hombre muy acomplejado con su aspecto físico y que eso explica muchas cosas. En algunos de sus libros trata muy cruelmente a las mujeres feas, por ejemplo, hasta decir de una sacrificada esposa de militante que 'inspira sadismo'. Hace años leí un artícula sobre él y Camus muy interesante, sobre su relación 'competencia entre ligones', decía, más o menos. Camus, más atractivo, más amable y más comprensivo hacia las debilidades ajenas, siempre triunfaba de forma más rotunda en esos aspectos amorosos. Lo dramático es que marcó toda una época y una manera de pensar, el tiempo lo va poniendo en su sitio pero no podemos librarnos de su influencia, todavía. La misma Beauvoir creo que habría sido otra persona sin él, atendiendo a lo que se trasluce en la primera parte de las Memorias de una joven formal. Pero el destino... Aquí es que siempre miramos a los franchutes con una admiración excesiva -y más en aquella época- por falta de autoestima patria (de cualquier patria, que no se enfade nadie, jeje). En el fondo, lo admito, toda aquella época y todos aquellos personajes despiertan mi curiosidad -intelectual y marujera-.
ResponderEliminarVaya, lo que me temía. Que Sartre follaba menos que la gata del Papa.
ResponderEliminarJúlia, Arrebatos: Reconozco mi curiosidad marujera con Sarte. Todos los que lo conocieron son unánimes al confesar, por ejemplo, que la higiene personal no estaba entre sus prioridades. Vamos, que olía, y mucho. Y sin embargo... y sin embargo, Arrebatos, era un auténtico don Juan. Este sí que practicaba lo de ave que vuela a la cazuela. Hasta se lió con la mujer de mi admirado Boris Vían. Con lo cual, bien mirado, uno puede sospechar que las mujeres sí que tienen algo de agujero... negro.
ResponderEliminarSon un enigma, Arrebatos, un enigma.
"El continente negro", nos llamaba Freud.
ResponderEliminarPero, vamos, sólo ( o nada menos que) físicamente, entre el pajarraco de Sartre i el atractivo Camus, esta agujero no tiene ninguda duda. Sartre y su Beauvoir me caen fatal. Unos plastas.
Aunque a él, le reconozco talento literario.
Lola
Bueno, bueno, los profes, y aún más los filósofos -usted sabrá, jeje- ligan mucho por la labia, ya se sabe, tienen muchos recursos dialécticos.
ResponderEliminarMe parece que también le dieron unas cuantas calabazas. Además eso de 'he he ligado a Sartre' debía quedar muy bien, en aquellas épocas de les feuilles mortes.
Lola, Júlia: ¿Recordáis la primera campaña de 'normalització' lingüística, la que protagonizaba una niña llamada Norma? Hubo al principio un concurso de ideas. Yo presenté la mía, sin duda magnífica, pero nadie me hizo ni puñetero caso. Mi lema era el siguiente: "Quan facis l'amor, no oblidis la llengua", por lo de la dialéctica y todo eso, Júlia.
ResponderEliminarSobre el manido e inevitable tema hombres-mujeres, un estereotipo que no me atrevo a COPIAR
ResponderEliminarIf you ask a man what he wants, he may say a Heinekin, a bacon sandwich, and a blowjob.
ResponderEliminarEs radicalmente falso: queremos una Heineken, no ese invento de la Heinikin, sea lo que sea...
No se cuanto de enigmáticas tendrían las mujeres que tuvieron relaciones con el señor Sartre, pero estómago, un rato"
ResponderEliminarrato
ResponderEliminarEste era el "rato"
Bueno... ahí se lo dejo a pelo, que está visto que el hipertexto no es lo mio...
ResponderEliminarhttp://www.voltairenet.org/IMG/jpg/es-wwwSARTRE.jpg
Gracias por su comentario.
ResponderEliminarAunque con retraso (¡qué rápido va esto!), me permito decirle que estoy de acuerdo con la plaga de la autenticidad y que lo de la mala fe lo veo en relación a mi vida en un país de 'esencias', de estereotipos exteriores (aquí ha habido hace poco un buen ejemplo de ello), a los que se opondría no la autenticidad sino la ¿libertad?
CharlesCalthrop: ¡Don Charles, eso no vale, ha ido a elegir usted tendenciosamente una foto de Sartre recién duchado!
ResponderEliminarClaudio: La cuestión de la autenticidad y la mala fe es la alternativa paraética que el existencialismo se saca de la manga una vez que ha decretado la imposibilidad de la ética. Por lo tanto este vocabulario está sustituyendo (y yo creo que en el caso de Heidegger de manera muy consciente)al de la virtud clásica.
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarNada soporta la autenticidad del tiempo, del tiempo que pasa. Leimos a Sartre. ¿Discrepamos? Ahora sabemos que era un especimen repugnante. ... País... que diría un humorista. No hay en el isglo XX pensador que no tenga un cadaver debajo de la cama. Y algunos huelen.... Lo que me preocupa es haber leído el libro en cuestión y no haber reparado en el párrafo. ¿Mediatizado? Cada día el horror al pasado es mayor.
ResponderEliminarLuis: "Lo que me preocupa es haber leído el libro en cuestión y no haber reparado en el párrafo".
ResponderEliminarEso es lo que hemos aprendido, que siempre nos dejamos cosas por leer. Hasta cuando releemos. Es esta, indudablemente, una enorme conquista de la edad.