lunes, 4 de junio de 2012

A vueltas con el constructivismo

Los partidarios del constructivismo han encontrado una manera muy poco original de salir a la defensiva: en lugar de desmontar la avalancha de argumentos críticos que les viene encima, se dedican a despreciar las supuestas pretensiones de los críticos. Si usted critica al constructivismo -nos vienen a decir- es porque con una ignorancia supina de los aportes psicológicos modernos pretende la restauración de la escuela tradicional, con lo cual sitúan la polémica de una manera bien curiosa en dos frentes que ya no son psicológicos sino morales: en un lado se encontrarían los profesores que fomentan la actividad del niño, preocupados por su bien; en el otros los que sólo se preocupan de expandir la capacidad de almacenaje, ignorantes del mal que hacen. El argumento es tan zafio que sólo pone de manifiesto que el constructivismo ya ha perdido definitivamente la batalla. Sin embargo no deja de ser divertido ver moralizar a un constructivista.

El constructivismo no es sinónimo de activismo pedagógico. Esa es su gran mentira propagandística. Una burda falacia. Hay un buen número de didácticas activas no constructivistas y son tan antiguas como la misma escuela. Eso de la escuela tradicional es bazofia dialéctica. Nunca ha existido UNA escuela tradicional, sino tradiciones pedagógicas diversas en diferentes proyectos pedagógicos. Pero como el constructivismo lo que quiere, de verdad, es ser moderno, tiene la necesidad imperiosa de situarse más cerca del presente que cualquier otra teoría psicológica. Los constructivistas necesitan ser los más modernos. A veces son tan modernos que con tal de preservar sus presupuestos teóricos les importan un carajo los resultados de los alumnos. A veces, también, parecen defender el constructivismo sin saber bien lo que defienden, con lo cual desmienten en sus prácticas lo que proclaman en sus teorías.

A la hora de la verdad hay alumnos que aprenden cosas relevantes, alumnos que aprenden cosas irrelevantes y alumnos que no aprenden nada y encontramos ejemplos de todos estos alumnos en todos los métodos pedagógicos. A las pruebas PISA me remito. Y eso ya pasaba en las escuelas de retórica romanas.

El constructivismo sólo secundariamente es una teoría psicológica. En primer lugar es una doctrina filosófica relativista (o historicista, si se prefiere) que no cree ni en la objetividad del conocimiento, ni en la transmisión. Por alguna extrañísima razón parece sostener que el conocimiento es reticente a la transmisión, es decir que posee alguna rara propiedad que le impide ser transmitido, y que lo que no se construye autónomamente no merece, por lo visto, el nombre de conocimiento.  Pero este supuesto se desmonta simplemente contemplando cómo un bebé aprende a hablar la lengua común, que es un sistema arbitrario de comunicación y, por lo tanto, de imposible autoconstrucción.  Aunque quizás por creer lo contrario nuestros jóvenes han llegado a ser felices extranjeros en su propia lengua.

Un constructivista que polemiza con otros intentando hallar una razón común debería inmediatamente renunciar a sus convicciones constructivistas. Un constructivista honesto no debiera ni programar ni evaluar el progreso del conocimiento de otra persona. 

28 comentarios:

  1. El gato de Schrödinger2:37 a. m., junio 04, 2012

    Cuando una doctrina llega a un punto en que se puede decir que está muerta, después de haber alcanzado una posición hegemónica, le sucede como a una casa carcomida, ya sin estructuras sólidas, que, sin embargo, aguanta en pie hasta que alguien se apoya un día en ella aplicando una fuerza suficiente y la choza se viene abajo.

    Es precisamente a causa de la posición hegemónica de la que han disfrutado, por lo que están en baja forma intelectual y dialéctica. Eso convierte habitualmente a sus defensores en tullidos frente a los ataques de la mera razón crítica. Solo la inercia y la trama de intereses creados les permite continuar durante un tiempo como si nada hubiera pasado.

    Por tanto, esas doctrinas, a pesar de estar muertas, siguen manteniendo durante un tiempo indeterminado su posición en el mundo académico, en el mundo de la enseñanza, en el mundo editorial, y en la política, hasta que se desmoronan, pues son como hojas secas cuyo destino es caer y producir un leve crujido cuando son pisadas.

    Así es como sucede: no con un estallido, sino con un gimoteo.

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  2. Me alegra que un experto como usted explique esto, eso de 'constructivismo' me recuerda y evoca aburridísimos, soporíferos y dogmáticos cursillos de tiempos no tan lejanos. El constructivismo quizá no tenga la culpa sino más bien los constructivistas reciclados puestos a predicar la palabra de Santa Reforma Antigua.

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    1. El constructivismo presenta una curiosa propiedad: sólo tiene éxito con los niños que llegan a la escuela con un bagaje cultural muy amplio, porque son los que tienen cimientos sobre los que construir algo.
      Para los pobres el constructivismo es un atentado.

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    2. Fins que he llegit aquesta resposta no he entès res. Necessitava context.

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    3. Tiene vd. razón, Gregorio: la pseudopedagogía hegemónica es, de facto, profundamente clasista. Esto, combinado con la retórica igualitarista al uso, da como resultado un esperpento digno del Callejón del Gato.

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  3. Siempre me ha resultado llamativa la incoherencia interna de algunos movimientos como el constructivismo. Por ejemplo, Gorgias de Leontini, con su famosa aseveración seguramente del agrado de los constructivistas: "Nada existe, si algo existiera no podría ser conocido, y si algo pudiera ser conocido no podría ser comunicado". ¡Y se queda tan ancho! Es decir, que conoce que nada existe, conoce que nada puede ser conocido, y comunica que nada puede ser comunicado.

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    1. Pero al menos Gorgias era coherente: Si nada existe, nada puede ser construido... claro que, entonces, los más coherentes eran los pirrónicos, que puesto que sabían que todo conocimiento es una construcción, optaron por estar en silencio.

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  4. Apoyándome en esta última afirmación de que el constructivismo solo tiene éxito con los alumnos que vienen de casa con un buen bagaje cultural dos cosas: una, que efectivamente así lo corrobora la realidad de los resultados de los sistemas, que con más claridad se han apuntado a ese carro, en forma de fracaso de los varones y los menos pudientes; y dos, quien más ahínco puso en este intento ha sido paradójicamente la izquierda, con el resultado de que la escuela se hace más elitista y desigual, aun cuando lo que se anunciaba era justamente mayor igualdad. Claro que, a pesar de que los resultados desdigan las previsiones lo duro parece rectificar.

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    1. El constructivismo lleva a la práctica la parábola evangélica de los talentos: a los que tienen, se les dará; a los que no tienen, aun lo que tienen se les quitará.
      Efectivamente: había más promoción social con la LGE que con la LOGSE.

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    2. ¿Y cuándo los resultados han hecho rectificar a nadie?

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    3. Los suecos parece que son algo más sabios y si hemos de hacer caso a Inger Enkvist, que entiendo que sí, han empezado a rectificar aquella pretensión de hacer más igualitaria una escuela que además de ser una de las mejores del mundo ya lo era en alto grado y vinieron a parar en la deriva constructivista de las últimas décadas, que la citada autora califica de película de terror. La cuestión es que si no se rectifica no sé cómo vamos a salir de ésta.

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    4. Antonio: Claro, si los hechos no nos dan la razón, peor para los hechos. Pero es que el 30% de fracaso escolar es un hecho desastroso y, en última instancia, ante la realidad siempre se está en primer alínea.

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    5. Emilio: Lo de Suecia es digno de ser estudiado a todas las facultades de pedagogía. Hay que decir que la socialdemocracia se opuso radicalmente a los cambios que intentaban corregir el constructivo. Hoy creo que se puede decir que ya no quedan constructivistas en Suecia ni entre los socialdemócratas.

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  5. Lo peor (¿o lo mejor?) es que el constructivismo no ha llegado jamás a aplicarse. Porque es inviable. Porque para construir realmente algo hace falta tener cierto andamiaje, entendido no sólo una serie de conocimientos previos sino también como un conjunto de competencias y aptitudes, digamos intelectuales, que un niño pequeño no tiene y que cuesta años desarrollar. Si yo he entendido bien esto del constructivismo, aplicarlo sería algo así como convertir al niño en un pequeño investigador. Si los constructivistas fueran coherentes, tendrían que dedicar años y años a intentar que cada niño diese un pequeñísimo paso en el conocimiento. Y si fueran coherentes, se hubieran dado cuenta a la media hora de que algo así no funciona y hubieran pasado a otra cosa. Pero se han quedado con una parodia todavía más dañina que el original.

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    1. Eso también es cierto. El constructivismo ha acabado definiéndose más por lo que no quiere ser que por lo que es. De ahí que el constructivismo realmente existente sea una cosa muy difícil de definir. Nada extraño, por cierto, ya que nunca ha existido "un" constructivismo que no estuviera sometido a crítica por un buen número de constructivistas.

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  6. Avui un 5-0.

    Una altra cosa: i els desastres que provoquen el trio Logse-Loe-Lec com s'arreglen?

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  7. Ahora también se las va a cargar la construcción y el tocho, en lo que se refiere a la Pedagogía..la burbuja del totxo llegó también a la educación?
    o es que no he entendido nada...

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  8. Vaya que si se aplica el constructivismo o al menos se intenta. En mi colegio, no paran de darnos formación de fondo "constructivista" bajo disfraces tales como las competencias, los proyectos, la resolución de problemas, la web2.0 o el trabajo cooperarivo, por mencionar algunos.
    Se suele referir el constructivismo a Paiget i Vigotsky, propongo cavar más hondo, hasta el pragmatismo americano, principalemnte John Dewey y su entonro. Ahí nace el "leraning by doing" y la aplicación de principios empresariales dentro de la escuela. No olvidemos que detrás de PISA está la OCDE. Pensar esto nos lleva a un fértil debate filosófico que surge de la relectura de Kant, Hegel y compañía. El debate empezó a finales del XIX y, por lo visto, sigue abierto. Eso es bueno.

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    1. Efectivamente, se hace un batiburrillo en el que se mezcla todo, sin demasiado sentido crítico.
      El talón de Aquiles del constructivismo radica en el valor de aquello que se construye, puesto que sea lo que sea el constructivismo, algo se pretende construir:
      ¿Es una construcción personal sin que pueda asegurarse su validez objetiva?
      1) Si la respuesta es que sí, entonces para eso no hace falta la escuela.
      2) Si la respuesta es que no, es decir, si se afirma que lo construido tiene validez objetiva, entonces para ello no hace falta el constructivismo.

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  9. un amigo siempre me dice que el constructivismo es de todo menos constructivo, más al revés, el constructivismo es de-constructivista

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  10. yo tengo mis dudas sobre que Piaget sea el padre del constructivismo....si pensamos que la "constructura" (del constructivismo) se contrapone como entidad ontológica a la "estructura". De modo que si la "estructura" es algo ya-ahí, una realidad de pasado sucedido, hecho, dado, ante-los-ojos...y por el contrario la "constructura" es aquello que siempre está haciéndose, un gerundio ontológico, un proceso de formación sin telos predifinido...entonces me digo a mí mismo, ¿no hay en el método de Piaget una adquisición de habilidades cognitivas que evolucionan sobre una estructura ya presente y pre-establecidad?

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  11. Si la estructura es una máquina de interpretación, la constructura es una máquina de experimentación. La primera interpreta extensiones de conocimiento, bajo la batuta de la res extensa, la segunda experimenta intensidades bajo la lente de Spinoza.

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    1. 1. Efectivamente, si el constructivismo si comprendiese bien a sí mismo, se definiría como de-constructivismo.
      2. El constructivismo ha hecho una ensalada con Piaget, Vigotsky, Dewey y mil cosas más (entre las que no hay que excluir la publicidad soviética sobre sus propias escuelas tal como fue recibida en la Inglaterra de los años 60) que ha tenido la habilidad de presentarse a sí mismo como la alternativa progre al conductismo. Que haya tenido éxito en esta descabellada empresa dice mucho sobre el espíritu crítico de sus receptores. Con Piaget, evidentemente, se pueden construir pocas cosas, porque el proceso está ya determinado de antemano. Piaget es pura teleología.
      3. Tacet.

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  12. Lo curioso, es que todo ser humano conoce el mundo simultáneamente, por las dos vías: la estructura o el árbol, y la constructura o la enr-red-adera. Por eso, tenemos dos hemisferios cerebrales. El equilibrio entre esos dos caminos es lo que trataríamos de buscar.

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  13. Algunas paradojas del constructivismo serían que tratando de "democratizar" la enseñanza: los alumnos no siguen al profesor, sino el profesor a los alumnos y, so pretexto de favorecer la autonomía del alumno que sería quien debería buscarse las habas, finalmente conduce, por imposibilidad de tal estrategia, a alumnos poco formados y como consecuencia mucho menos preparados para afrontar los retos de la vida.

    Al impedir el debate y la confrontación allí donde se hacen necesarios convierte la enseñanza en una forma de adoctrinamiento que los alumnos no saben cómo quitarse de encima.

    Bajo la falsa pretensión de un desarrollo individualizado de las capacidades, da lugar a un sistema donde justamente la excelencia está prohibida por elitista.

    En lo que sí acierta siempre es en convertir al profesor en un donnadie, en una doble dirección, hacia arriba porque la administración pasa olímpicamente de él –de hecho son los únicos que al parecer no es necesario escuchar a la hora de las reformas al entender la Administración que estarían representados por los sindicatos- y hacia abajo, porque todo en el sistema empuja en la dirección de considerarlo el comodín con el que disolver todas las contradicciones del sistema.

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