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viernes, 1 de junio de 2012

Futesas del primero de junio

I
- Tengo alzheimer -me dice la mujer.
Se ha sentado en una silla libre, en la mesa en la que estaba leyendo yo tan plácidamente la historia de los eitingons (que mucho tiene que ver con mi actual manía sobre la trama Mercader), y me ha cortado la lectura en seco. No he sabido qué decirle. La mujer suele pararse a hablar conmigo por las calles de Ocata y me cuenta sus cosas, mínimas heroicidades triviales del día a día y  a mí me gusta seguirle la corriente. No tiene mucha gente con la que hablar.
- Pero no estoy preocupada -añade-, porque veo que el alzheimer no duele. Yo pensaba que era peor...

II
Llega el verano y de nuevo la sombra de un plátano sobre una mesa en la plaza de Ocata me parece más sugerente que la sombra inasible de les jeunes filles en fleur.

III
Paso por la agencia de viajes. Juego con la idea de diez días en Chipre.

IV
Nada especial.

6 comentarios:

  1. Hola don Gregorio,

    El espía de Mahler desearía que se emocionara con este vídeo y que le diera, si lo estima conveniente, amplia difusión. Y es que a Beethoven, le encontré en la calle:

    http://youtu.be/GBaHPND2QJg


    Perdón por el atrevimiento.
    Un cordial saludo

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    1. Mi muy admirado Espía, sus deseos son órdenes para mí.
      Por cierto: tengo un proyecto entre manos a partir de las composiciones para piano de Nietzsche. ¿Las conoce usted?

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  2. Duda metafísica

    El café de Ocata, ¿es una bebida, o es un lugar (a la sombra de un plátano)?

    Pues, por lo que se ve hoy, se sirve sifón ¿con, o en el café?

    Don Goyo, nos tiene desconcertado

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    1. Don Pedro... sobre su desconcierto tengo yo edificada mi amistad con usted. Pocas bromas con el sifón.

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  3. ¿Y para cuándo una "Cartografía emocional de Ocata"? Algo así como "El sabio en su topos"... Lo más injusto de las entradas del dietario es la etiqueta: futesas. Quizá frutesas fuera más justa: los frutos cotidianos, aquellos para los que se necesita no solo paladar, sino también saber desde el que saborearlos. Se me quedó muy grabada, en un reportaje que vi sobre la vida de Hemingway en Cuba, la columna de hormigas que parecían, de lejos, las anotaciones del peso del escritor cada día que se subía a la báscula que había justo debajo de las anotaciones. Había un mucho de compulsivo en aquella "Batalla bascular" -que es título de un inédito mío- que libraba el autor y que yo tan bien conozco. Nada, en todo el reportaje, me pareció más significativo que la huella de aquella lucha, minúscula, silenciosa, pero que lo "contenía" sustancialmente.

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    1. Don Juan: Le agradezco mucho sus palabras, porque sé que usted ni las regala ni las rebaja.
      "Todo lo profundo ama la superficie"... como el alma, que se encuentra a flor de piel.

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