La productividad comienza con la puntualidad. Y aquí me parece que tenemos la batalla perdida. Recientemente tenía que venir un operario a casa a las ocho. Yo me organicé la mañana contando con que, visto que lo que había que hacer una minucia, a las nueve, como muy tarde, estaría libre, así que no pospuse una reunión que tenía a las 11. Pero se presentó a las nueve. Y no para ponerse a trabajar, sino para esperar en la puerta a que un compañero le trajera las herramientas. Cuando llegó, dejaron las herramientas en casa y se fueron a almorzar. "Así, después, se lo hacemos todo de una tirada", me dijeron.
Llegué tarde a la reunión.
Hablemos de puntualidad.
El viernes 12 de diciembre de 1930
tuvo lugar en Jaca, como es bien sabido, la sublevación de Galán y García, que se anticipaba de esta manera al golpe de Estado -llamemos a las cosas por su nombre- programado para el lunes 15 con una insurrección generalizada en todo el país. Al tener noticias en Madrid de que Galán iba por su cuenta, los golpistas decidieron enviar a Jaca a Cásares
Quiroga al frente de una delegación, para que lo mantuviera embridado durante el
fin de semana. Salieron de Madrid dos coches. El primero, con Casares
Quiroga, llegó a Jaca a las once de la noche del jueves 11 y se dirigió directamente
al Hotel Mur, donde supuestamente estaban reunidos Galán y el resto, pero,
después de llamar a la puerta y de tocar varias veces el claxon el único que se
presentó fue el sereno. Con su ayuda pudieron entrar al Hotel, donde una mujer les aseguró que estaba todo completo. Así que optaron por irse a dormir al Hotel La Paz. Pocas horas después, a las
cinco de la mañana, se puso en marcha el golpe, pillando a Casares Quiroga
en la cama. Cuando se lo recriminaron, se justificó diciendo: “¿Cuándo se ha visto que los militares se
subleven en España a la hora convenida?”. El segundo coche sufrió una avería al
pasar por Zaragoza y no llegó a Jaca hasta el mediodía del viernes.
No fue este el único coche que se averió en relación con estos acontecimientos. La columna de sublevados que salió de Jaca camino de Huesca tenía unos vehículos tan deteriorados que a cada paso se descacharraban. Por último, el camión que llevaba a fusilar a Galán y a García el domingo día 15, se atascó y no pudo salir del atolladero. Los condenados tuvieron que hacer a pie el último kilómetro.
Productividad ¡Qué extraña palabra!
esa es una batalla que he dado por perdida, como impuntual que soy: siempre llego entre diez y quince minutos antes de la hora convenida, que es oro tipo de impuntualidad. Eso si, sea cual sea la reunión, cena o evento, siempre soy el primero. La impuntualidad cuesta - si se pudiera valorar económicamente - mucho dinero. En mi pueblo por la fiesta mayor, el Sidro l'agutzil decia en su pregón de Fiesta Mayor: la Sarsuela
ResponderEliminarlos Gavilanes programada per les 10 i que començarà a les onze.....Y empezaba a las once y pico.
Lo más lamentable de todo es que el impuntual suele ser absolutamente constante. Nunca se desmiente.
ResponderEliminarSaludos.
'La productivad' digo yo que al título del escrito le flojean los pinrelillos o se ha escogorciado la 'id'
ResponderEliminarCorregido, don Francesc. Gracias.
EliminarAlguien dijo que 'el sur' empìeza allí donde la expresión 'llegó tarde, pero a tiempo' empieza atener sentido.
ResponderEliminarEste Casares fue el que se acostó cuando en el 36 se levantaban. Paisanaje.
ResponderEliminarSi mal no recuerdo, leí el post titulado "La producción" y hoy me encuentro que ha sido susittuido por "La productividad", pues bien eso es como transitar de Ricardo a Marx.
ResponderEliminarH.Ambossat