jueves, 25 de septiembre de 2025

Israel o el descaro del recuerdo amargo

¿Y si lo que no pudiéramos soportar de Israel no fueran tanto sus acciones como lo que esas acciones nos recuerdan, contra nuestra voluntad, a nosotros, los buenos europeos? ¿Y si lo  que nos recuerdan impertinentemente es cómo se han formado nuestros Estados modernos?Responder a este interrogante requeriría asumir, primero, que la moralidad puede tener un origen inmoral, y, segundo, que el realismo político continúa vigente. Esto dejaría a los armados de buenas intenciones en un extraño lugar que sería más seráfico que político. Así que mejor no recordar que no queremos recordar y actuar como si la Historia hubiese aprendido de sí misma el significado de la bondad, la convivencia y la justicia. En este caso, su conducta de ayer sería debida a su ignorancia de sí misma y las protestas de hoy, a su recientemente adquirida sabiduría. Por algún sitio escribe Leo Strauss que Dios creó al pueblo judío para demostrar a los demás pueblos la imposibilidad de la redención. Strauss era, como es sabido, judío y estaba acostumbrado a la mirada histórica de su pueblo, que ha visto crecer y derruirse tantos imperios.

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