Hasta esta misma tarde desconocía todo sobre George Langworthy. Me lo he encontrado, por pura casualidad con una carta dirigida al gran hispanista inglés John B. Trend en 1929: «¿Conoce al Comandante George Langworthy (…), quien vivió en un precioso chalet sobre el mar y sufrió un ataque de melancolía después de la muerte de su esposa? Se convirtió al cristianismo, dividió su fortuna entre los pobres y vivió aquí como un santo. Ocupó una pequeña habitación y pedía permiso a sus antiguos jardineros para explotar sus tierras. Él es muy fino y atractivo, y su santidad, por suerte, conserva un olor inglés; juega al tenis, se baña a diario y se presenta como un perfecto caballero. Me dicen que la gente lo adora y el sacerdote lo respeta… otra ventaja, supongo, de ser caballero inglés…». Me he pasado el resto de la tarde (hasta que mi mujer me ha arrancado del sofá y me ha llevado a que me dé el aire), ¡bendita internet!- buscando información sobre este santo varón. Nació en Manchester en 1865 y se instaló en Torremolinos, acompañado de su esposa, Ann Margaret, a finales del siglo XIX. Estableció pronto relaciones de amistad con lo más granado de la intelectualidad española, especialmente con Machado, Falla, Giner de los Ríos, Guillén, García Lorca... Admiró mucho a Giner de los Ríos, pero consideraba que su idealismo inglés era propio del siglo pasado; es decir de una Inglaterra que ya no existía.
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