Los medios han recogido con profusión el balance de la última campaña de excavaciones en los yacimientos de la burgalesa sierra de Atapuerca. Recomiendo la visita a Atapuerca y, a ser posible, prolongarla por el Valle de Juarros, de Ibeas de Juarros a Barbadillo del Pez, pasando por pueblos como Villamiel de la Sierra. Estamos hablando de la Sierra de la Demanda, que acaba en un pueblo llamado Eterna, hoy despoblado. Hay una metafísica singular en los topónimos. En el valle de Amblés, en Ávila, se encuentra el castillo de Manqueospese y a media hora de camino, el pueblo de Ojos-Albos. El topónimo que más me gusta es un altozano en las cercanías de Belchite llamado La novia del viento, por cuya conquista lucharon nuestros abuelos durante la guerra civil. Vuelvo a Atapuerca. Los hallazgos más significativos de esta campaña han sido 10 fósiles del Homo antecessor que presentan marcas de corte y fracturación, lo que refuerza las sospechas de prácticas caníbales. Gustavo Bueno, filósofo riojano, que comenzó bajando a las minas asturianas a explicar marxismo a los obreros y terminó aconsejando a los cubanos que abandonaran la filosofía marxista y acogieran el tomismo, defendía con vehemencia que la idea de hombre no se puede alcanzar desde la paleontología. "En Atapuerca no están las claves del hombre". Además si el «el hombre antecessor" es antecesor, entonces no es hombre. "De los huesos no se deduce qué es el hombre". "Analizando el ADN no se sabe cómo es el hombre en absoluto". Estoy de acuerdo con Bueno. Para comprender al hombre hay que entender a un ser capaz de bautizar la geografía con los nombres de Eterna, Ojos-Albos, Novia del viento, etc.
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