I
Viaje larguísimo en tren, de León a Barcelona. Me cansa, pero no me disgusta... si viajo en confort. Ahora ya ha oscurecido, pero las tierras de Burgos bañadas por los tonos pasteles del atardecer han compensado con el milagro de su aparición, la monotonía del triqui-traca.
II
En Miranda de Ebro, lo juro, ha subido una chica que parecía el doble de nuestro Carlos II, el Hechizado. La misma cabeza, la misma nariz, los mismos labios, el mismo pelo...
III
En Vitoria he notado que algo se movía entre mis pies. Mi inquietud ha sido grande, porque temía que fuese una rata... pero era un perro que ha salido de la cesta en la que viajaba un par de asientos delante de mi.
IV
Alsasua. 1966. Allí estaba yo, con once años, en un internado, intentado hacerme un hombre de provecho, me decían. Lo que más me inquietaba era el dormitorio colectivo, tan grande en la noche susurrante de ruidos. Más de una vez me levanté de la cama cuando todo el mundo dormía e intentaba escaparme. Lo tenía todo planificado: me bastaba con seguir la vía del tren para llegar a Pamplona, y de Pamplona a mi pueblo... Dios proveería. Como no encontraba medio de escapar, porque todo estaba cerrado a cal y canto, me iba a la despensa a comer chocolate. Nunca oí que nadie echase en falta todo el chocolate que me comí. Una vez fui al cuarto de la televisión, encendí el aparato, cuidando de que la voz estuviese muy baja, y me encontré con que habíamos llegado a la Luna. Me despertaban los trenes de que pasaban cerca del internado, Durante el día eran sorprendentes la nubes compactas de vapor blanquísimo que expelían; por la noche su esforzado avanzar por los raíles helados era tan intenso en su renqueo que parecía que el ttren estaba entrando en nuestro dormitorio. Ahroa, tantos años depsués, yo, viajero de este ttrren he visto por la ventanilla lo que queda de aquel edificio. Es labor del tempo dejar a nuestros recuerdos sin referentes claros.
V
Vuelvo de León con un agradable sabor en la memoria. Tengo la sensación de que nada ha terminado, sino que algo ha comenzado. Y vivir es ver comenzar.
VI
Carlos II habla a gritos por el móvil. Le está gritando a su padre (¡pobre Felipe IV).
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