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jueves, 19 de diciembre de 2024

Seré lo que seré

 I

Cuando Moisés le pregunta a Dios cuál es su nombre (Éxodo 3:14-15), recibe esta respuesta: «Yo seré el que seré». Literalmente: «Ehyeh Asher Ehyeh». 

Lhiyot, לִהיוֹת significa «ser» o «estar» en hebreo; «Ehyeh» es la forma imperfecta singular de la primera persona en tiempo futuro.

II

La filosofía moderna cuando habla del "yo" tiende a pensar en la memoria que uno tiene de sí mismo; pero en la Bíblia es lo contrario: el yo es un futurizador. 

III

He definido alguna vez el «yo» como el momento intensivo del alma.

IV

Entiendo por alma la instancia que dice «mío» sin confundirse con lo suyo: «Este brazo es mío», «este pensamiento es mío», «este dolor es mío», «esta confusión es mía», «este estado de ánimo es mío», «mi hijo», etc. En este sentido el alma sería una extensión: la de las posibilidades de referirme a lo mío.

V

Pero lo mío remite a un poseedor de lo que ahora mismo -en este mismo momento del flujo de mi vida-tengo presente como mío. Esta presencia ahora mismo adquiere un protagonismo indudable y se convierte en el referente frente al cual siento algo como mío (por ejemplo, mi inseguridad).

VI

Esto mío es lo ahora mismo presente ante mí: esta manera de sentirme ante algo (una persona, un sentimiento, una idea, mi propia imagen en el espejo) es el momento intensivo de mi alma. Es lo que ahora soy yo. 

VII

En este sentido soy un siendo. Seré, pues, lo que seré.

2 comentarios:

  1. Buenas.

    Sobre este tema he rumiado no poco, en concreto en torno a la frase de Ortega, “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

    Para Ortega, esa frase viene a significar que soy un proyecto (soy futurizo) que se da en vista de su circunstancia concreta. A mí me parece adivinar en su discípulo Marías un matiz no menor; y es que por debajo de ese proyecto sí hay “alguien” que se proyecta, “alguien” que posee ese proyecto y que no se llega a confundir con él, aunque esté inextricablemente unido al mismo, puesto que “es” proyectivo. Por eso puedo decir que ese proyecto es mío. Ese “alguien” no sería una sustancia (hypokeimenon), porque esa categoría referida a lo humano es anatema en la razón vital, petrifica la vida; si acaso sería sustancia en el sentido de hacienda (ousía), de las “prendas” que poseo. Y en este punto la brújula me empieza a vibrar y no sé si voy por buen camino o si me alejo de él.

    Me ha gustado lo de soy siendo. Ortega diría que vida es viviendo.

    Un abrazo grande

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