I
Son las 22:16. Hace un rato, al llegar a casa, una mujer se ha echado sobre mí saliendo de repente de la oscuridad. Se parecía tanto a Mirabeau que la escena ha adquirido desde el principio una dimensión irreal. Pero la mujer no venía hacia mí. Simplemente seguía a su perro, que tiraba de ella, y yo me he interpuesto en su camino.
II
Después me he enterado de que Macron ha elegido a François Bayrou para cargar sobre él su propia responsabilidad, que la tiene, y grande, sobre la situación que atraviesa Francia. Bayrou no es Mirabeau, desde luego que no, pero hay entre ambos un cierto «air de famille».
III
Me gusta la Navidad, entre otras cosas porque en estos días es imposible pasar aparentando indiferencia frente a un pobre. Cuesta más ser hipócrita.
IV
El corazón «es el oráculo casero», dice Gracián. Viniendo en tren he comenzado a leer He estado pensando, la singular biografía de Daniel Dennett, que comienza tratando de sus gravísimos problemas coronarios y aprovecha sus males para defender la excelencia científica frente a las mitologías del corazón. Frente a Pascal, o sea, frente a Gracias, Dennett defiende la razón geométrica.
V
Me gusta Dennett a pesar de situarme filosóficamente muy lejos de él (lo cual a Dennett le importa un rábano). Veo en él a un magnífico ejemplar de ser humano. Alguien de quien hubiese querido ser amigo. El prólogo está encabezado por esta frase de Alex Bird: «Cuanto más trabajo, más suerte tengo»
VI
La alegría de la tarde: encontrarme en la librería La Central con el entrañable Jordi Feixas y su acompañante.
VII
Jorge Freire me dice que un medio le ha pedido su lista de los mejores libros del año y ha incluido en ella mi Prohibido repetir. Le contesto que hace unos días me entrevistaron desde la República Dominicana y la entrevistadora y yo acabamos hablando de él. Le añado que próximamente saldrá en la revista Turia mi reseña de su libro.
VI - las librerías. Cada vez me cuesta más entrar en una y ante la exuberancia fría de sus mesas repletas de novedades y las estanterías clasificadas por saberes y autores, me siento colapsado. Qué hago yo allí me preguntó, si no sé por dónde empezar, ni tengo capacidad para digerir tanta variedad. No tengo tiempo tampoco de leerme aquello donde miis ojos con capricho se detienen. Salgo desconsolado sin libro alguno, una vez más. Uno debe ir a la librería sabiendo lo que quiere antes de entrar, pero en mi caso, cada vez más, ese libro solo se vende por internet
ResponderEliminarE(R/S)
Dos ejemplos recientes, de octubre a diciembre, de lo que me pasó las dos ultimas veces que entré en una librería:
Eliminar1-La formula della bellezza: La mia vita da vagabondo della scienza (Italian Edition) de. MANDELBROT.
2-Primera álgebra de magnitudes y «dismetría» de JM ARNAIZ
E(R/S)
Al final tuve que recurrir a mi hijo mayor , que mie hiciera el favor de pedírmelos por internet. Porque...yo odio comprar libros por internet.
EliminarE(R/S)