domingo, 3 de mayo de 2020

Días de coronavirus. 69. Caminar


¡Qué bello es caminar!

A las 8 en punto de la tarde abandonamos a nuestros vecinos aplaudiendo y salimos a pasear, con hambre de horizontes amplios. Sospechando que la mayoría de la gente se habría ido para la playa, mi agente provocador y yo nos dirigimos a la montaña, hacia las viñas y, efectivamente, nos encontramos a pocas personas dispuestas a subir cuestas. Pero el campo estaba allí, con todos sus verdes y todas sus humildes flores, y su brisa y sus panorámicas. Andar, ver, respirar, qué actividades tan elementales y qué satisfacción pueden proorcionar...

De todas las tonalidades de los verdes, me quedo con la de las viñas, que son casi transparente en sus pámpanos traspasados por la luz y alimonados en sus hojas nuevas. El renacer de las viñas es siempre un acontecimiento para los que nos hemos criado entre aperos de labranza. 

La mecánica de la primavera es la cosa menos rivial que existe y, a pesar de que siempre sea la misma, siempre es nueva. Posee la novedad de la resurrección. La primavera es la fiesta de la aspiración colectiva hacia la luz. 

En fin, que nos hicimos casi nueve kilómetros y llegamos a casa con la certeza de que seguíamos teniendo cuerpo, ya que habíamos experimentado que aún estaban en nosotros toda una serie de articulaciones cuya presencia ya casi habíamos olvidado. Y, después, ese dormir del cansado físicamente que le arranca todo su sabor al sueño...

2 comentarios:

  1. La primavera es el soplo mismo....pues la Naturaleza no es el delicado pneuma exhalado, sino más bien su intempestivo soplo ventoso ya que el soplar es physao y en ànemos (la misma alma) encuentra el propio nombree del viento.
    Entre el viento del alma y la exhalación del espíritu, media otra vez la psyché como suave brisa entre la que vuela la mariposa.
    H.Lehnri

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  2. Esa sensación maravillosa de cansancio que no podemos experimentar los habitantes de la gran ciudad. Por eso ansío que llegue el día en que podamos volver a Mataró y retomar nuestras caminatas con el grupo de amigos, con los que lo que más nos une no es sólo el hecho de caminar, sino la amigable camaradería, el comentar las cosas sencillas del día a día, o alguna que otra más profunda.

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