Ayer nos hicimos algo más de diez kilómetros, porque no sólo de pan vive el hombre.
El placer de hollar las sendas que están casi completamente cubiertas de vegetación. Si la naturaleza siempre vuelve, nosotros también, con ilusión de exploradores.
La alegría de los colores vivos, que respiran. "El alma", decía Aristóteles, "es en cierto modo todas las cosas", porque a todas las acoge como una mano cordial. Desde Dionisio a Averroes, esta frase se interpretó como la confirmación de nuestra familiaridad con los dioses: Somos todo.
Somos, decían los filósofos griegos, los ojos que la naturaleza se ha dado a sí misma para contemplar su belleza.
De la montaña al mar, porque el hombre también se alimenta de horizontes y de las ensoñaciones que estimulan.
A mí me da mucha alegría hacer ese paseo de modo vicario: sería entonces como la naturaleza que envía exploradores y luego les pregunta que qué tal todo
ResponderEliminarDon Ángel, no sabe usted la alegría que me da pasear juntos. Un fortísimo abrazo.
EliminarDiez km. Es un buen paseo. Un saludo
ResponderEliminarLos pazeos en buena compañía son de las cosas más preciadas que pueden tenerse. Qué ganas tengo ya de que llegue el día en que nos liberen a los de la gran ciudad.
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