Yo ya querría no dar más la lata con fotos de flores, pero es que nunca había disfrutado tanto de la primavera. Voy por los caminos de mi desconfinamiento a esa hora última de la tarde en que nos permiten salir, deteniéndome a cada paso a contemplar los bordes, repletos de esas florecillas humildes, franciscanas, pero que en su fragil discreción anuncian el milagro de la belleza gratuita, la oferta imediata de la vida. Sí, todo está tocado por la muerte, pero por eso mismo es más bello.
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¿Dar la lata con más flores? Es una maravilla, que personalmente agradezco.
ResponderEliminarIgnacio Lete