Lucrecio nos enseñó -le he contestado- que se puede decir lo más triste de la manera más hermosa... y, entonces, ya no es verdaderamente lo más triste.
Y él ha añadido este "bonus track" de Cirlot:
Este sonido triste que solloza
es mi espada románica que piensa.
Mi corazón oscuro la acompaña.
Le he respondido con estos versos del mexicano Homero Aridjis:
Buenos días a los seres
que son como un país
y ya verlos
es viajar a otra parte
buenos días a los ojos
que al abrirse han leído
el poema visible
buenos días a los labios
que desde el comienzo han dicho
los nombres infinitos
buenos días a las manos
que han tocado las cosas
de la tierra bellísima
Y entre versos nos hemos pasadoo un buen rato.
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